La rubia de ojos negros



Se dice que los escritores españoles de ficción (novelistas y cuentistas) responden con malos ojos a la propuesta de escribir una obra por encargo y si la escriben, niegan haberla escrito a petición de un tercero. Sabiéndolo, los editores españoles no suelen recurrir a esta práctica. Es lo que dicen puertas afuera, aunque los encargos son cada vez más frecuentes, a la chita callando. 

En el mundo anglosajón, en cambio, los escritores están encantados de la vida cuando reciben un encargo y no lo disimulan. Dicen: Fulanito me pidió que escribiera sobre tal cosa y aquí la tienen. Espero que les guste. El negocio (hay que destacar negocio) de los libros está más asumido hace más años allá que aquí y la escritura es más profesional (porque se puede vivir de lo que uno escribe, cosa que en España...).

Una novela por encargo no tiene por qué ser buena o mala. La rubia de ojos negros (en original, The Black-Eyed Blonde: A Philip Marlowe Novel, traducida por Nuria Barrios y editada por Alfaguara) es un encargo que los herederos de Raymond Chandler plantearon a John Banville, un escritor de mérito que escribe policíacas con el pseudónimo Benjamin Black. ¡Y tan contento que está Banville de haberla escrito! Por el dinero, supongo, que le habrá ido muy bien, y porque La rubia de ojos negros es una novela policíaca muy resultona, muy divertida, comme il faut. Puestos a emplear el francés, la femme fatale del cuento no está nada mal.

Da miedo y cosa saber que se escribe una nueva novela protagonizada por Philip Marlowe, uno de esos detectives míticos de gabardina, cigarrillo perenne, puños de hierro y alcohol en vena. Chandler es un mito y pretender emularlo... Pero Black/Banville tiene mucho oficio y su novela es muy digna. No sé qué pensaría Chandler si pudiera leerla, pero yo, qué quieren que les diga, me lo he pasado en grande con las aventuras del detective.

El argumento es lo de menos y es el de siempre (no podía ser de otra manera). Un buen día, Marlowe recibe en su oficina a una mujer (la rubia de ojos negros) que le pide una cosa en apariencia simple, que será encontrar a su amante (no a su marido), desaparecido desde hace días. A partir de ahí, se lía una de bien gorda y Marlowe tendrá la oportunidad de recibir golpes en la cabeza y en el corazón, jugará con los delincuentes, con la policía y los culpables y beberá ingentes cantidades de güisqui, y uno no espera menos. Muy entretenida.

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