Con el cañón torcido


No es broma, ¡era así!
Soldado aliado examinando un fusil StG 44 con un Krammer Lauf de 90º.

A poco que uno se informe sobre los intríngulis del nazismo, descubrirá que Alemania se convirtió en un Estado corrupto de arriba abajo, hasta la médula, tan completamente que cuesta de creer. Los miembros del NSDAP (el partido nazi) que alcanzaron alguna responsabilidad se enriquecieron exageradamente, y lo mismo puede decirse de los empresarios que trabajaron para ellos. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, esta corrupción generalizada obró en contra de Alemania (gracias a Dios). Puede verse a poco que analicemos la investigación y el desarrollo de nuevas armas.

El catálogo de inventos demenciales en los que se gastó mucho dinero y que no llevaron a nada útil son legión. Los intereses empresariales o políticos que arruinaron la producción de armas necesarias, también. Uno de los muchos ejemplos, y uno muy conocido, es el del fusil de asalto y el de su variante con el cañón torcido, que es la que nos interesa.

Soldado norteamericano sosteniendo un fusil Stg. 44 capturado al enemigo.

No es éste el lugar para hablar del desarrollo del fusil de asalto en Alemania. Baste decir que algunos oficiales del ejército desarrollaron una munición de fusil con el cartucho más corto, ideal para tirar con puntería a trescientos o cuatrocientos metros, y que de ahí nació el primer fusil de asalto de la historia, el Stg. 44. Pudo haberse desarrollado antes y fabricado en mayores cantidades, pero Hitler se había opuesto a su desarrollo por razones... La verdad, no se sabe muy bien por qué. Se emperró en prohibirlo. La cuestión es que una vez se vió lo bueno que era, Hitler cambió de opinión y el arma pudo fabricarse en grandes cantidades (que nunca fueron suficientes) hacia el final de la guerra. Demasiado tarde para Alemania.

Un soldado americano mostrando por qué un fusil con el cañón torcido.

Entonces, justo entonces, cuando la situación de Alemania era crítica, alguien salió con la idea de hacer un fusil que pudiera doblar una esquina (sic) y disparar contra el enemigo. Hablando claro, con el cañón doblado 90º, en ángulo recto. También podría servir para disparar desde una trinchera o el interior de un carro de combate o para tirar por una ventana sin tener que asomarse a ella. Uno pone el fusil en posición vertical y el cañón por donde sale la bala queda en horizontal. Se apunta con un periscopio y ¡pum! ¿Les parece una locura? Pues no es broma, a ello pusieron manos a la obra.

El padre de la idea del fusil con el cañón torcido fue un oficial del ejército alemán, Hans-Joachim Schaede, que trabajaba para el Ministerio de Armamento (o Municiones) y que se había destacado en la introducción de algunas mejoras técnicas en el diseño de carros de combate después de haber combatido en Polonia, Francia y el frente ruso. Fue premiado por ello en 1942. Entre ambas guerras, Schaede había heredado una fábrica de lavadoras en Saalfield y fabricando estos electrodomésticos había hecho su pequeña fortuna y dado trabajo a más de 500 personas. De ahí sus habilidades como técnico industrial.

Esta era la idea original de Schaede, la de disparar un fusil desde el interior de un carro de combate sin exponerse a las balas del enemigo, a través de una escotilla especial. Su experiencia en carros de combate le había convencido de la necesidad de un fusil con el cañón torcido.

En diciembre de 1943 cursó una petición para diseñar y fabricar un fusil con el cañón torcido, que permitiría a los tanquistas defenderse de la infantería enemiga sin tener que abandonar el carro de combate. Abrirían un poquito la escotilla, asomaría el cañón (torcido) del fusil y ¡pim, pam, pum! Usted o yo habríamos alzado una ceja, escépticos, pero Hitler se emocionó y apoyó el proyecto desde el principio con gran entusiasmo y la intención de fabricar a porrillo fusiles con el cañón torcido. Quería que todos los soldados alemanes puedan tener uno de estos fusiles (sic), aparte del reglamentario.

Detalle de la sujección del Krummer Lauf a la boca del fusil de asalto.
Se intentó aliviar la presión interior y el retroceso del arma sin demasiado éxito.

El invento de Schaede se vino a llamar Krummer Lauf (cañón torcido, en alemán), que también he visto escrito Krummlauf. Contó con el apoyo de poderosos empresarios alemanes. Por un lado, cooperó con Rheinmetall Borsig (RmB), fabricante de armas y cañones. Por el otro, Zeiss (el famoso fabricante de aparatos ópticos) se ofreció a trabajar en el periscopio que sería necesario para apuntar con el cañón torcido. Todo junto (el cañón torcido y el periscopio) se sujetaría mediante unas bridas al cañón de un fusil de asalto normal para convertirlo en una arma... singular, digámoslo así.

El proyecto llevaba un tiempo cociéndose. En otoño de 1943, Schaede ya realizaba experimentos con los cartuchos de 7,92x57 mm (la munición del fusil máuser) y de 7,92x33 mm (la munición corta para fusiles de asalto). Torció varios cañones y disparó una ingente cantidad de munición con todos ellos, con gran desperdicio de pólvora. 

Descubrió lo que ya podrían haberle dicho desde el primer momento. Para poder torcer el cañón en un ángulo de 90º, tenían que poder alargarlo. Más largo, más presión en la recámara después del disparo (porque los gases de la pólvora tardan más en poder escapar). Más presión, más velocidad del proyectil, que viaja por un cañón torcido. El retroceso...

Con la munición de un máuser, el cañón quedaba hecho cisco, inutilizado, a los cien disparos. El soldado que disparaba uno de estos fusiles se arriesgaba a que le estallara la recámara en las narices (literalmente). La bala salía rota en dos o tres pedazos después del viaje por el cañón y la puntería era casi imposible. Así que Schaede optó por el cartucho menos potente (el del fusil de asalto).

Aún así, el fusil de asalto resultante tenía un cañón medio metro más largo que el normal (además, torcido). Para que resistiera las fuertes presiones, era más grueso de lo normal (unos 25 mm de diámetro). Era pesado, incómodo. El primer prototipo no tenía periscopio y uno se pregunta cómo iban a saber dónde tiraban con él. 

Para sorpresa de todos, el profesor Wenninger, que trabajaba en el desarrollo de nuevas armas en RmB, hizo una demostración de ese artefacto ante varios oficiales del ejército el 6 de julio de 1944. A poco que miren en los libros de historia, uno se sorprende de que en esa fecha las empresas de armamento alemanas estuvieran perdiendo el tiempo en semejantes cachivaches, caros, difíciles de fabricar e inútiles. El profesor Wenninger lo pasó mal en la prueba, porque el retroceso del arma parecía una coz de mula. Se decía que un soldado podría dar la media vuelta disparando tres veces con él.

¿El resultado de la demostración? En agosto, el ejército solicitó 10.000 ejemplares del Krummer Lauf para sus fusiles de asalto. Pensaban especialmente en los soldados que viajaban en los carros de combate, que los emplearían para defenderse sin tener que asomar la cabeza al exterior. En septiembre, se encargó la fabricación de ¡20.000 Krummer Lauf al mes! En noviembre, Schaede fue ascendido a coronel y condecorado con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro... ¡por la invención y el desarrollo del fusil de cañón torcido!

Un soldado norteamericano disparando con el cañón torcido 30º.
Esta versión estaba pensada para infantería y contaba con un visor prismático Zeiss.

La infantería no podía emplear este fusil, porque no podía llevarlo encima sin que estorbara (imagínenselo). Seguían sin poder disparar desde las esquinas sin ser vistos. Así que Schaede mandó diseñar otro fusil de asalto con el cañón menos torcido. Esta vez el proyectil saldría desviado 30º. El cañón se alargaba unos 25 cm y su diámetro quedaba en una duodécima parte de eso. Además, podría adaptársele un lanzagranadas en la boca. Y le instaló (al fin) el visor prismático y punto de mira de Zeiss.

Éste era otro invento. Un juego de espejos se alineaban con el visor (metálico) del fusil y así podía uno tirar al otro lado de la esquina sin tener que asomarse. Pueden imaginar que no sería barato ni fácil de construir, pero empezó a fabricarse en serie a principios de 1945.

El equipo con el cañón torcido 30º y el visor prismático de Zeiss.
Sólo llegaron a fabricarse alrededor de 2.000.

Así es. En enero de 1945, el ejército encargó 30.000 fusiles con el visor Zeiss y el cañón torcido 30º para la infantería. ¡Y los que vendrían! Con Alemania patas arriba, invadida por todas partes, derrotada, proseguía el entusiasmo de Hitler por el Krummer Lauf y el desperdicio de recursos.

Se cree que llegaron a fabricarse unos 10.000 fusiles con el cañón torcido. La mitad con el cañón de 90º y la otra mitad con el cañón de 30º y el visor de Zeiss. Pero no más de 4.000 llegarían a las tropas en el frente, y uno imagina su cara al ver esos artefactos en vez de los fusiles de verdad que tanto necesitaban.

El arma es famosa entre coleccionistas y aficionados por su estrambótica originalidad. Los aliados probaron algunos de estos fusiles, capturados al enemigo. Dos de cada tres balas salían rotas por el cañón, habitualmente partidas en dos o tres trozos, y el retroceso era brutal. Pero la idea parecía funcionar y se podía acertar a un blanco a cien metros de distancia (al otro lado de la esquina). También descubrieron planos para otro fusil con un cañón torcido 40º en las oficinas de RmB, que no llegó a fabricarse en serie.

Hay opiniones para todos los gustos. Unas dicen que la producción en masa del Krummer Lauf podría haber tenido un gran impacto en el campo de batalla y costado miles de bajas. Otras, simplemente, se divierten viendo las fotografías del excéntrico fusil y lo tildan de inútil. 

Schaede fue apresado por los soviéticos y liberado después de diez años de cautiverio. Había sido acusado y condenado por el desarrollo de mejoras en los carros de combate alemanes... ¡y por la invención del fusil con el cañón torcido! Murió de viejo en 1967.

¿Creen que la idea ha pasado de moda? Éste es el Corner Shot, fabricado en Israel.
En vez de un visor prismático Zeiss emplea una cámara y una pantalla de video para apuntar. Con él se puede tirar al otro lado de la esquina con una pistola (como en esta fotografía), con un lanzagranadas (o lanzapelotas de goma), incluso con un fusil. Sin embargo, el cañón del arma no está torcido; sólo se tuerce la empuñadura.


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