Modus operandi del alcalde de l'Ametlla de Mar


Estos días ha pasado desapercibida una noticia publicada en El País que me ha dejado patidifuso. No sé si indignarme (¿otra vez?) o echarme unas risas. El artículo es éste: El alcalde que quiso hacerse rico deprisa, de Oriol Güell. Lean, lean, que no tiene desperdicio.

El caso, levantado por el Juzgado de Instrucción número 1 de El Vendrell, que investiga el caso 3%, nos muestra un caso que es singular en sí mismo, pero también sintomático de lo que ocurre, no diré en la sombra, sino a la vista de todo el mundo, en Cataluña.

El protagonista, en una fotografía publicada por El Punt-Avui en 2011.

Andreu Martí, que fuera alcalde de l'Ametlla de Mar entre 2003 y 2015, se presentó a las elecciones municipales como claro favorito. Muy mal tenía que ir todo para no ser el próximo alcalde de su pueblo. 

Convergente (cómo no) y espabilado (lo menos), con esos pronósticos en el bolsillo se presentó en el AndBank de Andorra con su señora para abrir una cuenta de 3.500 euros, cuarenta días antes de las elecciones. Como ven, un tipo previsor y adelantado a su tiempo. Vamos a sacar al vientre de penas, verás como sí, supongo que diría a su señora, al salir de la oficina, muy satisfecho de sí mismo. 

3.500 euros. En 2015, tenía no menos de 2,3 millones de euros en varias cuentas en Andorra y Panamá (que se sepa). Efectivamente, ya no tenía penas en el vientre, aunque la aparición de la policía supongo que le acarreará otras penas.

Además, se presentó a alcalde sin tener propiedades inmobiliarias conocidas, ojo. Hoy tiene dos viviendas, dos plazas de garaje y un trastero, además, con una hipoteca conjunta de 440.000 euros. 

Hago constar que l'Ametlla de Mar es un municipio que tiene poco más de siete mil habitantes. Tendrá turistas, sí, pero es un pueblo, no una gran capital. Con notable eficiencia, el señor Martí levantó una media de 228.000 euros al año (contando a la baja el valor de sus propiedades inmobiliarias conocidas) en un pueblo que cuenta con un presupuesto anual de 15.260.000 euros (en 2015) y una deuda viva de 16.800.000 euros. Eso sale a 32 euros por habitante del municipio y año.

Pueden ver el presupuesto del municipio (2016) aquí mismo, en:
También están disponibles al detalle los de 2014 y 2015 en el sitio web de su ayuntamiento, años en los que se disparó el gasto municipal y la rapiña del alcalde, que se decía: Vamos, vamos, que nos queda poco y se acaba el momio.

Es decir, más de un 1,5% del presupuesto total del municipio fue a parar al bolsillo del señor alcalde durante más de diez años. Si descontamos gastos fijos (salarios, electricidad, amortizaciones, deuda, etc.), el porcentaje sobre lo que hace el ayuntamiento es mucho más alto. Pueden calcularlo, si quieren, porque tienen los datos a mano.

Para comparar, se llevaba tanto en un año como lo que destinaba su ayuntamiento a las partidas de sanidad, medio ambiente, promoción del turismo... (con presupuestos entre los 100.000 y los 200.000 euros al año), casi tanto como las que destinaba a cultura, deporte o alumbrado público (poco más de 300.000 euros cada una) o tanto como la mitad de lo dedicado a educación (más de 500.000 euros), por poner algún ejemplo. Eso no es poco, ¡verdad? ¿Qué servicios se vieron afectados por su avaricia? Ya se verá en los juzgados.

Con todo el morro, con todo el desparpajo. Vámonos a Andorra, querida, que cuando sea alcalde vas a ver qué bien. Así, hasta 2015, que es ahora mismo, como quien dice. Pero es tanta la costumbre que el caso de este sinvergüenza ya no nos solivianta... pero sí que da para unas risas.

Porque el cachondeo no termina aquí. 

Lean (en catalán) la siguiente noticia de El Punt-Avui (30 de junio de 2011): El alcalde de l'Ametlla de Mar se reduce el sueldo un 40% (qué guay). El texto dice que se sacrifica por el pueblo y pasará a cobrar sólo 2.200 euros al mes. Eso son unos 30.000 euros al año, si son catorce pagas. Es decir, antes estuvo cobrando unos 50.000 euros al año, o la parte proporcional si no son catorce pagas y son doce, o quince. Hagan números. Siete mil habitantes, recuerden.

Pero... Siempre hay un pero. Entre el 12 de mayo y el 8 de junio de ese mismo año (2011), el señor alcalde ingresó en sus cuentas andorranas 291.000 euros. Ahora ya puedo bajarme el sueldo, para disimular, diría en casa, desternillándose, el muy granuja. 

Nadie vio nada, nadie sospechó nada, por supuesto. Es la costumbre.

¡Y ahora pasen y vean! Échense unas risas.

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