La prueba del PP y el sesgo de confirmación


Esta prueba me la propuso un amigo. Ante una noticia donde Fulano de Tal, de Tal Partido Político, ha dicho, hecho o propuesto tal cosa, cámbiense los protagonistas y dígase que dijo, hizo o propuso lo mismo un Fulano de Tal del Partido Popular (PP), y entonces a ver qué dices o piensas de eso que ha dicho, hecho o propuesto. Si piensas lo mismo, vale; si no, cuidado, porque padeces el llamado sesgo de confirmación.

El genial Quino ilustrando el llamado sesgo de confirmación.

El sesgo de confirmación es frecuentísimo. Consiste el leer la realidad (o un dato) considerando si me conviene o no. Si me llega una información que confirma mis creencias, mi opinión, mi ideología, la tengo en muy alta consideración; si esa misma información, en cambio, contradice lo que creo, pienso u opino, será despreciada, dejada a un lado, discutida, oculta... Sobran los ejemplos y ustedes mismos (yo mismo) caen (caigo) en el sesgo de confirmación una y otra vez. En especial, cuando huye de opiniones que no comparte.

El refranero español observa que antes se aprecia la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Es otra manera de decirlo, muy gráfica.

La prueba del PP es un experimento que avala el sesgo de confirmación. 

Va mi partido (u otro) y privatiza organismos de la sanidad pública. Silencio, alguna queja en voz baja, incluso algún comentario a favor. Va el PP y privatiza organismos de la sanidad pública y se monta la de Dios es Cristo. ¿No es cierto?

Los míos patrocinan colegios privados (concertados) a los que no pueden acceder quienes no pueden pagar, y algunos de esos colegios segregan por sexo. Nadie dice una palabra. Va uno del PP y propone financiar escuelas del Opus (como las que financian los míos) y veran ustedes la que se organiza. 

Va la televisión (pública) de mi pueblo, ciudad, comunidad autónoma y sesga la información política, barriendo a favor de quien manda. ¿Partidista? Nooo... ¿Qué dices? Es ecuánime y objetiva. Va TVE y hace lo mismo (y vaya si lo hace) y ¿qué me cuentas ahora? 

No hablemos de la corrupción o del depotismo, incluso del despotismo. ¡Qué les contaré de patrias y naciones...! De banderas, de frases inconvenientes, de cambiarle el nombre a una calle, de sostener opiniones estúpidas... Etcétera, etcétera.

En mi casa, la prueba del PP es tremendamente reveladora y pone muchas cosas en su justo lugar. La suma de antiguos convergentes, republicanos y cuperos dice, hace o propone cosas que, de hacerlas el PP, pondría cianótico a más de uno, desgañitándose a gritos de airada protesta (y tendría toda la razón del mundo para quejarse). Hagan la prueba. Desde que la hago, el mundo se aparece ante mí de manera más clara y distinta.

Eh, eh, que no se libra nadie y no puedo (ni debo) limitarme a comparar la diferente apreciación a lo que dice, hace o propone la derecha nacionalista por ser o catalana o española. La prueba del PP es tremendamente reveladora aplicada al PSOE, Podemos y otros partidos de la competencia en éste o en cualquier otro territorio. También es muy interesante el juego de la prueba del PP en estos casos. Por ejemplo, si un alcalde de la órbita de Podemos otorga la medalla de la ciudad a una virgen de su pueblo, ¿provoca una misma reacción a la que provocaría si fuera un alcalde del PP? Miro hacia Cádiz, pero podría mirar a cualquier otra parte. Sírvanse ustedes mismos. A mí me parece idiota sea alcalde uno del PP, de Podemos o de Pisuerga, no sé si me explico.

Sin embargo, la prueba del PP tiene un serio problema de diseño: ¿cómo la aplicamos a un votante del PP? A uno que crea que el PP es el no va más.

En tal caso, tendría que ser, por ejemplo, la prueba del prusés, si uno es sensible a la tontería nacional, o quizá tendría que ser la prueba de Podemos, o del PSOE, si le puede más la manía por la izquierda. Imagínate que eso que dice, hace o propone Fulanito de Tal, de tu propio partido (recordemos, en este caso el PP), lo dijera, hiciera o propusiera, por ejemplo, Puigdemont, Sánchez o Iglesias. ¿Qué dirías? ¿Te parecería bien?

Un consejo de amigo: hagan la prueba del PP y no se cansen de hacerla. Si son del PP, pues entonces hagan la prueba contraria (del prusés, de Podemos o del PSOE, a discreción). Hagan, en resumen, una prueba del sesgo de confirmación cuando se enfrenten a una cuestión política que consideren interesante. Sean entonces honestos, reflexionen y obren en consecuencia.

El sesgo de confirmación es típico en debates entre creencias y evidencias científicas.

Ahora bien, si pretenden dejar de lado la razón y seguir abducidos por el sesgo de confirmación, luego no vayan a quejarse de que no les avisé.

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