Una metáfora futbolera


Queridos lectores:

Ni entiendo de fútbol ni pretendo entender. Me aburre sobremanera y estoy harto de tener que soportarlo día y noche en la radio, en la televisión, en los periódicos o en las conversaciones de oficina. Mi indiferencia o falta de interés en el balompié se ha ido convirtiendo con el tiempo, bajo esta presión, en un sincero aborrecimiento. 

Por eso he tardado tanto en enterarme que al F.C. Barcelona le han metido ocho goles, ocho, en un partido eliminatorio. Qué más da si ha perdido 2 a 8 u 8 a 2. Lo han humillado en público, me cuentan los que de eso entienden, y los medios de comunicación hablan de derrota homérica (sic), ridículo, vergüenza, debacle, hundimiento o qué sé yo. Poco Homero han leído y cómo se toman lo que no es más que un juego tonto.

Ni sé ni me importa por qué han sido derrotados tan rotundamente, pero recuerdo que los jugadores que han hecho posible este resultado cobran casi 700 millones de euros al año. Por mucho menos que eso me dejo meter los goles que quieran, les digo.

Un amigo me contó que el F.C. Barcelona es algo así como Cataluña en resumen, en miniatura. Se vive de rentas, la culpa es del árbitro si sale mal y de lo bueno que soy si sale bien, no se habla de otra cosa en los medios de comunicación y las estrellas del fútbol (tanto altos cargos del club como entrenadores y jugadores) parecen todos idiotas son ejemplos válidos para señalar la semejanza. No diré más, pero si el F.C. Barcelona es esa imagen especular de Cataluña, paren esto que me bajo. 

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