Paseos con mi madre

Hoy, Javier Pérez Andújar es el mejor escritor catalán que puede echarse uno a la cara. El mejor. Y lo digo porque es verdad y porque me da la real gana. Y lo digo después de haber leído Paseos con mi madre, que edita Tusquets, con el recuerdo todavía fresco de Los príncipes valientes (una obra muy próxima a Paseos con mi madre) y Todo lo que se llevó el diablo.

Dicen que Paseos con mi madre es una novela, pero lo dicen por decir porque es difícil afirmar que sea tal o cual cosa, excepto un libro que merece la pena leer, que no puede dejarse de leer, que está escrito por un autor que escribe como quiere, y entiéndase esto como un piropo.

Puede leerse Paseos con mi madre como una colección de retazos biográficos, como una denuncia de la Cataluña invisible e inmigrante, como una poesia de barrio y suburbio, como un puro y duro ejercicio de narrar por narrar y dejarlas ir, como algo sencillamente fascinante, que nos da igual, de verdad que nos da igual, que sea novela, colección de artículos, pensamientos, biografías o ejercicios de estilo, porque encandila lo mismo sea una cosa o la otra.

Sí, Javier Pérez Andújar ha dejado el listón muy alto para cualquiera que quiera hacerse pasar por literato en Cataluña. Eso sí, su discurso levantará ampollas en más de uno. Allá él. Si te pica, es que ajos comes.

Si se fían de mí, lean a Pérez Andújar. Si no se fían de mí, léanlo para llevarme la contraria, pero léanlo, que lo merece.

Eros, Cupido, Valentín y Antonio

Eros es hijo de Afrodita, como Cupido de Venus, y son el mismo, pero en versión griega y en versión latina. A partir de aquí, como sucede en la mitología clásica, todo son cuentos sobre quiénes fueron sus padres y qué simbolizaba la criatura. Cupido viene de deseo, en latín, y Eros se asociaba al amor... entre varones, dejando para Afrodita el amor entre personas de diferente sexo, qué cosas. Pero eso, sólo a veces. También era Eros, o Cupido, o los dos, no recuerdo, hijo de Hedona, el Placer, o de Ares, el dios guerrero, o de Poros y Penia, la riqueza y la pobreza, o se confunde con Dioniso, el juerguista... El Amor Omnia Vincit de Caravaggio es, probablemente, el mejor Eros, o Cupido, de la era cristiana, un chaval ebrio, burlón, descarado, que ha rendido a las artes y ciencias a sus pies; en el mundo clásico, el mejor será una escultura griega, copiada en mármol por manos romanas, de un chavalín tensando un arco mortífero, que puede verse en los Museos Capitolinos de Roma.

Fuera hijo de quien fuera, se sabe de él que era un gamberro de mucho cuidado, que sus dardos volaban rociados con el veneno del amor carnal y se clavaban en los corazones de quien menos iba a pensar uno, provocando ardores y concupiscencias, que el chaval era caprichoso y tiraba por divertirse... Hasta que un día se pinchó con una de sus saetas y, ay, tropezó con Psique. Eros y Psique representan las dos caras del amor, y son un motivo recurrente en la historia del arte. Su historia es, cuanto menos, subida de tono.

Hoy, no se sabe exactamente cómo, Eros, o Cupido, se confunden con San Valentín, que para unos fue sacerdote, para otros obispo, para todos mártir y si no virgen, poco dado a pasiones carnales, defensor del te aguantas, y calladito, o de la versión del cerrar el grifo y duchas frías, y propagador de la fe cristiana cuando ésta estaba todavía mal vista por la política. Cómo consiguió convertirse un tipo tan aburrido en el patrón de los enamorados, que sólo piensan en dejarse llevar por la carne, es algo que a duras penas alcanzamos a comprender. Cómo pudo alguien asimilar al niño sensual y pasado de vueltas con el mártir mojigato escapa de toda compresión.

Pero, en fin, es lo que hay. San Valentín, patrón de los enamorados. Si no tiene usted un amor a mano, encomíéndese a San Antonio de Padua, que es patrón de los solteros que buscan pareja, lo que ahora, gilipollescamente, llaman singles.

Decencia médica

El médico echó un jarro de agua fría sobre la señora Barbero. Tenía una deformación en los pies que, si quería seguir caminando, tenía que operarse urgentemente. Pero, ay, la lista de espera en ese tipo de intervención quirúrgica iba ya para tres años y ya se sabe, que tal como está la sanidad hoy en día... La señora Barbero tiene 84 años, que no son pocos, y tres años en semejante condición, sin poder caminar y padeciendo dolores... En fin, un drama.

El médico, el doctor don Jorge Serrano, tuvo que darle la razón al hijo de la señora Barbero cuando exclamó que, a ese paso, iba a visitar antes el cementerio que el quirófano. El hijo estaba, con razón, contrariado, irritado. Don Anastasio, el hijo de la señora Barrera, veía cómo se arruinaba la calidad de vida de su madre por culpa de los recortes en la sanidad pública. El doctor Serrano, también lo veía, cómo no lo iba a ver.

Así que el médico optó por proponer a don Anastasio una solución drástica. Si don Anastasio conseguía un quirófano, él, el doctor Serrano, operaría a su madre sin cobrarle un duro. En el Parc Taulí, el hospital público de Sabadell, no iba a poder ser.

Don Anastasio acudió a la prensa para agradecer públicamente el gesto del doctor Serrano. Su historia la publicó El País hace unos días. La historia acaba más o menos bien, porque don Anastasio y sus dos hermanos pudieron reunir 1.200 euros y reservar un quirófano en la Clínica del Vallès (privada). Avisado el doctor, acudió con presteza y bisturíes y arregló como pudo los pies de la señora Barbero, que ha solventado en gran parte los problemas que le ocasionaba esa deformidad y puede seguir caminando, a su edad, lo que es mucho. El doctor Serrano cumplió su palabra y no cobró un duro a la familia.

Cuando el reportero de El País pregunta al médico, éste resta importancia al asunto, pero recuerda que no todos pueden pagar un quirófano. El doctor Serrano se lamenta por tener que llegar a estos extremos, y niega que el suyo sea un caso especial. Muchos médicos se ofrecerían a operar gratis, recuerda, y de hecho, ante los cierres de los quirófanos de 2010 y 2011, muchos médicos se ofrecieron voluntarios para operar los casos más urgentes de forma gratuita. El conseller de Salud, don Baudilio, rechazó la oferta. Entre nosotros, le interesa más cargarse la sanidad pública que hacerla más eficiente.

Don Baudilio ha reducido un 12% el presupuesto de la salud pública en apenas un año. Los seis primeros meses de 2011, las listas de espera crecieron un 23%. En junio, setenta mil catalanes como la señora Barbero esperaban poder pasar por el quirófano. Las cifras sobre las listas de espera de finales de 2011 no se conocen, pero todo indica que el asunto se les ha escapado de las manos a los directivos de la sanidad pública y no sería extraño que al final las listas de espera se hubieran doblado en apenas un año.

Mientras don Baudilio manifiesta un comportamiento indecente, próximo a espurios intereses de grupos empresariales, muchos profesionales, médicos, enfermeras, auxiliares de clínica, hasta señoras de la limpieza, luchan día a día por ofrecernos lo mejor de sí, mal que pese a las autoridades.

Para todos ellos, un fuerte abrazo.

MarineSS

En la fotografía aparecen diez soldados de la compañía C (Charlie) del 1.er Batallón de Reconocimiento de la Infantería de Marina de los EE.UU. (US Marines). La fotografía fue tomada en Sangin, Afganistán, en septiembre de 2010, pero no se ha dado a conocer al público hasta ahora. Tiene todo el aspecto de una fotografía de recuerdo de un grupo de camaradas de armas.

La compañía C del 1.er Batallón de Reconocimiento de los US Marines actuaba entonces como apoyo del 3.er Batallón del 5.º Regimiento del mismo cuerpo, porque en Sangin se libraban combates contra la guerrilla afgana y los batallones de reconocimiento de la infantería de marina norteamericana se han especializado en incursiones, hostigamiento y observación del enemigo. Son, en el cuerpo de marines, soldados de élite.

Los diez soldados de la fotografía son francotiradores. Los scout snipers, que así se llaman los francotiradores de los batallones de reconocimiento, combaten en parejas; uno lleva un telescopio de diez o veinte aumentos y guía al otro, que lleva consigo un fusil de precisión con mira telescópica. Los marines prefieren las miras Zeiss a las Swarowski, me cuentan. Su misión es matar, selectivamente, desde lejos, uno a uno, a los enemigos, procurando pasar desapercibidos. En términos militares se emplean verbos como abatir, eliminar o neutralizar a elementos hostiles, pero se trata de meterle una bala en el cuerpo a un fulano y dejarlo seco.

Existe una leyenda negra alrededor de los francotiradores, una aura que provoca aversión. Son tipos duros, que no se llevan bien con el resto de la tropa, desalmados. ¿Acaso no se dedican a matar gente, a cargarse uno a uno al enemigo, sin darle ninguna oportunidad de defenderse? Dan miedo, ésa es la verdad.

En la fotografía, los tiradores posan orgullosos y feroces. Todos llevan gafas de sol, ninguno lleva casco. Llevan sus armas consigo y posan con ellas como si fueran sus novias. Puede verse uno de ellos con un Barrett M82, de calibre .50, de rodillas, a la derecha de la fotografía, un arma capaz de partirle a uno en dos a un kilómetro de distancia, aunque predominan los que llevan un M40, el fusil estándar de los marines francotiradores, de calibre 7,62 por 51 mm, y lo que parecen fusiles AW o M25 del mismo calibre, o quizá del .300 Winchester o del .380 Lapua Magnum... A tanto no llego, no se aprecia el detalle. Veo supresores en el cañón, para despistar al enemigo, y cartucheras de fusiles de asalto, porque el fusil de precisión se carga en un estuche aparte, se cuida y se mima.

Lo que llama la atención a todo el mundo es que se han fotografiado frente a un muro donde exhiben con orgullo la bandera de las barras y estrellas y una bandera con las dos runas de las SS. Preguntados por semejante burrada, los mandos respondieron que los marines no sabían lo que significaban las dos eses, que escogieron el símbolo por eso de scout snipers, ese ese, ya sabe. Era un símbolo guerrero, coincidían las dos eses con la descripción de su oficio...

Pero nadie cree que los marines no sabían qué significaban las dos eses. Yo no me lo creo. Sólo con ver un poco de cine ya saben quién es el malo de la película. Y quizá sea eso lo que buscaban los marines, dar miedo, darse valor, demostrar que a machos, a feroces, no los gana nadie, ni la madre que los parió.

Todo el mundo lamenta el asunto de la fotografía. Realmente, es espeluznante ver a los francotiradores de los marines con el símbolo de las SS. Ha sido una torpeza, un asunto que tendría que haberse cortado de raíz, pero lo cierto es que nadie le prestó atención en su día. Lo que fue no sé si una broma, pero sí una machada, pasó desapercibida hace más de un año. Ahora, recién publicada, la fotografía ha hecho mucho daño a la imagen de los marines, y pone difícil las cosas a quien intenta explicar qué hacemos en Afganistán, porque nosotros también estamos ahí.

Solo en Berlín

Hans Fallada escribió Solo en Berlín (Jeder stirbt für sich alleinen, en original) veinticuatro días, lo que no está nada mal para un libro que supera las quinientas páginas. Se basó en un documento de la Gestapo y en el relato de un amigo, que le explicó un episodio prácticamente desconocido en la historia de la oposición al nazismo en Alemania. La obra se publicó en 1947, recién acabada la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes tenían todavía fresco el horror de un estado totalitario, la servidumbre de la tiranía y veían con sus propios ojos lo que habían conseguido apoyando a Hitler. Eso, a mi entender, le da un punto de autenticidad a la obra que no se encuentra en otras obras por el estilo.

La editorial Maeva publica Solo en Berlín traducida por Rosa Pilar Blanco. Esta novela basada en hechos reales tuvo un renacer cuando se publicó en inglés, en 2010, y sorprendió a propios y extraños el éxito de ventas que tuvo en Gran Bretaña y los Estados Unidos. Faltó poco para traducirla al español, y poder leerla, con gran placer.

Fallada fue un escritor de cierta fama en Alemania, que tuvo que retirarse al campo, proscrito y non grato a los nazis. Acabó mal, muerto por una sobredosis de morfina poco después de publicar Solo en Berlín. En ésta, su última obra importante, relata el caso de un matrimonio sencillo que decide oponerse a Hitler y sus secuaces escribiendo unas postales que luego dejan a la vista en edificios concurridos. Esas postales dicen que Hitler mata a tus hijos, que no pagues la contribución al Partido, que los nazis sólo piensan en sí mismos y cosas por el estilo. Unas cartulinas torpemente escritas provocarán un revuelo mayúsculo y la intervención de la Gestapo y toda la maquinaria policíaca alemana, que tardará dos años en dar con los traidores a la Patria.

La novela es única para retratar la corrupción de un país poseído por la locura, sometido a la tiranía, oprimido, y también para señalar que, aunque a veces desapercibida, incluso mínima, sí hubo oposición en Alemania. Hubo, dígase así, personas que defendieron su dignidad.

Un conflicto estético

Don Baudilio, a. Bío Ruiz, es un personaje que puede calificarse de malvado sin ofender al diccionario. Como dijo Alfons Quintà en el Diari de Girona, es una mala persona. Su papel en el destrozo de la sanidad pública catalana no conoce precedentes, y no sigue ningún plan que no sea favorecer a las empresas privadas del sector sanitario, de las que era adalid no hace mucho, a costa de los que menos tienen y más necesitan.

Entre sus secuaces, don Josep Prat, presidente del Instituto Catalán de la Salud (ICS). Como ya he dicho varias veces, el personaje compaginaba su cargo al frente de gran parte de la sanidad pública catalana con una vicepresidencia de USP Hospitales, el primer grupo sanitario privado de Cataluña, y la dirección de Innova, un grupo de empresas participadas por el Ayuntamiento de Reus que ha beneficiado sospechosamente... ¡Qué narices! Que Innova tiene toda la pinta de ser un chanchullo de padre y señor mío, y un nido de víboras corruptas. A la prensa me remito.

Lo del señor Prat es lo nunca visto. En cualquier país civilizado, por no mencionar Europa, ya estaría de patitas en la calle. Él, su jefe (don Baudilio) y el gobierno... casi, casi.

Pero aquí somos muy modernos y tolerantes y tal. Pillado en falta, el señor Prat no dimitió de su cargo público, como era de esperar, sino que se retiró de sus cargos privados, para seguir adelante con su tarea (sic).

¿Qué tarea es ésa? Don Baudilio se negó a decir qué tarea le había encargado, y se negó a decirlo a los señores diputados. Respondió a la pregunta leyendo de corrido, en voz baja y confusa, como hace siempre que se siente contrariado, el párrafo de la ley que dice cuáles tienen que ser las funciones del presidente del ICS. Así, tal cual. Sin vergüenza ninguna, el sinvergüenza. Con desgana.

En esa intervención parlamentaria, don Baudilio se cubrió de gloria y batió la marca de los momentos más vergonzantes de la política catalana contemporánea. Un diputado de Esquerra Republicana de Catalunya cuestionó que fueran compatibles las actividades privadas y públicas del señor Prat. Don Baudilio no se cortó un pelo.

Eso sólo supone un conflicto estético, dijo, y se quedó tan pancho.

¿Un qué?

Un conflicto estético, ahí queda eso.

El señor diputado de ERC se quedó a cuadros. Don Baudilio tuvo que explicarse mejor, ante la cara de besugo que se le quedó al inquisidor. Puedo aceptar que se cuestione [la actividad del señor Prat] desde un punto de vista estético, no desde el ético ni el jurídico, dijo.

Perdón, ¿cómo dice?

El señor diputado de ERC insistió en sus trece, todavía estupefacto. Políticamente, hay responsabilidad ante los intereses de potentes grupos privados sobre la sanidad, le recordó el señor diputado. Podría haberle dicho la verdad, que don Baudilio no distingue la ética del tocino y que de estética, la verdad, anda muy flojo. Pero conservó las formas y le dijo eso, tal cual.

Don Baudilio se encogió de hombros. La estética es opinable, concluyó, y no respondió para nada sobre qué tarea era ésa que había encargado al señor Prat ni nada por el estilo. Él, a sus cosas. Eso de responder ante los señores diputados es un incordio, más que un deber o una necesidad. Que se jodan. Quién coño se han creído.

Queda claro, me parece a mí, qué concepto tiene don Baudilio de la ética en política, de lo que debería de exigirse a un gestor de lo público, de lo que tendría que ser correcto... De estética, mejor no hablar. Seguro que se cree guapo.

En 2011, los hospitales que gestionaba el señor Prat en Reus casi no habían reducido su actividad (que cobran al sistema de salud pública) mientras los hospitales del ICS de la provincia, los totalmente públicos, que también gestionaba el señor Prat, habían reducido su actividad sanitaria en más de un 15%. Preguntado sobre ello, don Baudilio dijo que la culpa de la reducción de las intervenciones quirúrgicas en el Hospital Joan XXIII de Tarragona había sido...

...atención...

...¡de los sindicatos!

No toda la responsabilidad es de la Administración, remató. Será culpa de los sindicatos que usted permite que doscientos casos de infarto al año corran en ambulancia de la provincia de Tarragona a Bellvitge, Barcelona, cien kilómetros más allá, porque usted ordenó, don Baudilio, cerrar la unidad hemodinámica a las cinco de la tarde. Será eso.

Pues, ¿saben qué le(s) digo? No, mejor no lo dejo por escrito. Jodío cabrón...

Las mafias policiales de Barcelona

Estos días se ha celebrado en Barcelona la semana BCNegra. Lo que comenzó como una reunión de amigos que hablaban de novelas policíacas se ha convertido en una semana llena de actos, seminarios, debates, conferencias y exposiciones de renombre. Durante unos días, el crimen es protagonista de las páginas culturales de los periódicos y los curiosos pueden escuchar debates entre escritores del género negro y fiscales, policías, incluso criminales, de carne y hueso.

Este año, en uno de esos debates, el fiscal anticorrupción don José Grinda, dijo que existían mafias policiales en Barcelona, y avisó del peligro que suponía su existencia. Afirmó que los prostíbulos, el puerto y algunas comisarías eran su terreno en el juego del crimen y señaló que algunos funcionarios públicos no harían ningún asco a un soborno; más bien, dijo, están deseando ser sobornados. Esto, en un debate sobre las mafias rusas.

También dijo que la mayoría de los funcionarios de policía o los números de la Guardia Civil cumplían con su deber lo mejor que podían, y que perseguían con denuedo cualquier corrupción policial. Por lo demás, el señor fiscal no hizo ningún descubrimiento digno de tal nombre y dijo lo que ya sabemos todos.

Que hay policías metidos en asuntos de putas se sabe de viejo, y hace poco se supo de alguno implicado en el asunto del burdel Saratoga, por ejemplo. Que un puerto es zona de paso de contrabandistas y traficantes es también evidente, y esos caballeros no dudan en enjabonar a quien sea para facilitar el porte de su negocio, por lo que un policía corrupto en una ciudad portuaria no es una rara avis. Que, visto lo anterior y cómo funciona el país, hay comisarías en la que un grupo de desalmados hace su agosto... Aquí y en todas partes.

Pero las palabras de don José Grinda provocaron una tormenta en un vaso de agua. El señor Fernández, ministro del Interior, se puso como una moto y trasladó su malestar (es decir, le pegó una bronca de padre y señor mío) al fiscal general del Estado, el señor don Eduardo Torres-Dulce. Más concretamente, el ministro trasladó al señor Torres-Dulce su disgusto, sorpresa, estupor e indignación, según los periódicos.

Nos imaginamos el humor del señor Torres-Dulce de vuelta a su despacho, y no queremos ni imaginar cómo zurró de lo lindo al señor Grinda así que lo tuvo a tiro. La bronca ministerial tuvo resultados casi inmediatos. Se filtró una carta del señor Grinda al señor ministro, y filtrar en este caso es eufemismo, en la que el fiscal anticorrupción juraba y perjuraba que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado eran lo más chachi que uno podía echarse a la cara, que eran profesionales como la copa de un pino y que su ejemplaridad en el cumplimiento del deber estaba fuera de toda duda. Ya lo había dicho en su charla de BCNegra, pero insistió, por si no había quedado claro. Eso, en cristiano, se llama bajarse los pantalones, aunque nadie puede censurar al señor Grinda, porque lo que dijo aquí y lo que dijo allá es coherente y porque mejor hacerle la pelota al irascible ministro que abandonar el cargo por un quítame allá esas pajas.

O sea, que las mafias policiales de Barcelona, pese a las noticias y evidencias publicadas en las páginas de sucesos son, a decir del ministerio... un recurso literario.

De eso hace tres o cuatro días. Pero ayer mismo, un juez se personó en una joyería del Paseo de Gracia con una escolta de mossos d’esquadra (policías autonómicos catalanes) para acceder a los libros de contabilidad. Se armó mucho alboroto, porque la joyería es conocida y el lugar, frecuentado.

Se ha sabido que alguien regaló, o algunos regalaron, relojes de lujo al menos a cinco altos funcionarios del cuerpo de los Mossos d’Esquadra, y que estos personajes también aceptaban pagos a cambio de información. Se habla de 400.000 euros en relojes de oro, lo que no está nada mal. Ese alguien, o esos algunos, era traficante de drogas ilícitas y estupefacientes. Parece que también andan metidos en el ajo algunos números de la Guardia Civil y que el asunto tiene que ver con la mafia policial, el puerto, las drogas y seguramente, las putas de Barcelona.

Me imagino la sonrisa del señor Grinda, que no se equivocó cuando dijo lo que dijo, y el disgusto, sorpresa, estupor e indignación del señor ministro Fernández, que, ahora sí, se enfrenta con un marrón de mucho cuidado, porque una red de corrupción policial no es moco de pavo.

Promoción oficial de la corrupción sanitaria

Nos ha pasado a nosotros, a mi familia, quiero decir, y tengo amigos que han pasado por lo mismo. Lo he visto con mis propios ojos. Uno va al médico de la Seguridad Social. Se le diagnostica una enfermedad o un traumatismo, que tiene que ser resuelto en el quirófano. El médico del seguro explica que la lista de espera va para meses, incluso años.

Entonces va el médico y suelta que él también tiene un consultorio propio (privado) y que si usted acude a él (pagando, evidentemente), le resuelve la operación en un mes, en un pispás. Le pregunta a uno si tiene una mútua o si prefiere apoquinar de su propio bolsillo.

Uno tiene... tenía dos opciones. La primera, pagar y callar, para resolver el asunto de su salud lo antes posible. La segunda, preguntarle al médico quién se ha creído que es y montar una escandalera, con denuncia incluida. Podemos comprender que uno opte por la primera opción; parece la más razonable en vista del dolor crónico o las molestias que tendrá que soportar uno durante los meses de espera, interminables; pero también es la que se inclina ante la corrupción en el seno de la sanidad pública, y la que certifica la distancia que separa a ricos y pobres en nuestro sistema sanitario. Porque, si uno no tiene dinero para pagarle al médico...

Lo correcto es preguntarle al médico quién se ha creído que es y cantarle las cuarenta. Así estuvimos en casa, esperando durante meses. Altos de moral, pero jodidos.

Ahora... En fin, estoy echando chispas.

En vez de combatir esta corrupción del sistema sanitario, don Baudilio (a. Bío Ruiz) y sus secuaces están promoviéndola. Sí, señores, promoviéndola. Pudriendo lo poco decente de este país.

Señor paciente, dice el médico, tiene usted dos opciones: una espera que se alargará durante meses, dolosa y lamentable, o pagarme tantos euros y ya le arreglaré yo el asunto en pocos días. Es exactamente esta extorsión la que don Baudilio quiere extender a todos los hospitales, no nos engañemos.

El quirófano y el equipo que utilizará el médico será el quirófano y el equipo... ¡de un hospital público! La mútua de usted no sólo hará negocio a costa del mal funcionamiento de la sanidad pública, sino que se ahorrará invertir en instalaciones e infraestructuras sanitarias, porque ahora tiene la oportunidad de alquilar los quirófanos que don Baudilio ha mandado cerrar. El alquiler será más económico que invertir en un hospital propio. Mejor que el hospital lo pague otro.

En El País denuncian que el hospital de La Seu d’Urgell, en Lérida, se ha visto obligado a cerrar quirófanos, suspender operaciones y alargar listas de espera, el horror de todos los días. Pero el quirófano no cierra, propiamente, sino que es alquilado a las mútuas sanitarias privadas. Tanto es así que algunos médicos del hospital de La Seu d’Urgell captan a sus pacientes en la consulta pública y los operan en las instalaciones públicas... a cambio de un estipendio.

Esto va más allá de un dilema moral de un enfermo o un médico, que se plantean si pagar o cobrar ante una enfermedad. Esto es ya escandaloso.

Usted es muy libre de pagar una mútua, si se goza con ello. Usted es muy libre de ofrecer servicios sanitarios de pago, si está dispuesto a invertir en el negocio, el personal y las instalaciones. Tiene todo el derecho del mundo de ser o hacerse rico. Ahora bien, usted roza lo deleznable si incrementa los beneficios de su negocio sanitario ahorrándose la formación del personal, la búsqueda de clientes, las pruebas diagnósticas, la amortización de las instalaciones, etcétera, porque de eso ya se ocupa el sistema sanitario público. Si ése fuera el caso, usted incrementa sus beneficios a costa del sufrimiento de los demás y de los impuestos que pagamos todos, incluso aquéllos que no pueden pagarle. Será usted un miserable, y quien se lo permite, también.

El resultado es una sanidad para ricos, subvencionada, y una sanidad para pobres, privada de los recursos que dedican a los ricos, que tienen prioridad. Y nadie dice nada, nadie se queja, a todo el mundo le parece bien...

¡Es una vergüenza! ¡Qué mierda de país éste que me ha tocado en suerte!

Aviso arzobispal

Eso es lo que dijo Alonso Quijano a Sancho Panza, mientras corrían por los caminos de las Españas: Con la Iglesia hemos topado. En aquellos tiempos, era un topar aparatoso; hoy, aunque uno topa con la Iglesia (católica) a menudo, hay veces en las que no se entera. Es que ya no es lo que era; nosotros, tampoco.

Esto viene a cuento porque el otro día entrevistaron en los estudios de Radio Barcelona, de la Sociedad Española de Radiodifusión, al arzobispo de Barcelona, el ilustrísimo señor Sistach, y dejó ir unas palabras contra las retallades, los recortes, ésas que aplica el Gobierno de la Generalidad de Cataluña. Como siempre en estos casos, fueron palabras muy medidas, muy alejadas de la contundencia requerida y necesaria, pero críticas, dígase así, con esas medidas indiscriminadas que afectan, en palabras del arzobispo, a los más pobres. Recordó su eminencia que la Iglesia tiene siempre que defender a los más necesitados y ahí quedó la cosa.

El aviso tiene una relativa importancia. Relativa, porque Cataluña es la Comunidad Autónoma con más ateos y menos católicos de España, y porque existe la tradición secular de quemar conventos e iglesias, despanzurrar curas y violar monjas, lo que resta peso a la opinión del arzobispo.

Pero lo que resta también suma. Recordemos que el señor Mas, recién presidente, mandó bendecir el Palau de la Generalitat y un Deo Gratias, de lo que se encargó un obispo con tiara y báculo, algo que no se veía desde tiempos de la Diputación del General. Además, el mismo señor Mas y señora presumen públicamente de misa dominical, como tantos otros de su gobierno y coalición. Fíjense ustedes que un sitio web de educación y orientación sexual para adolescentes del Institut Català de la Salut ha sido clausurado (discretamente) por razones morales (sic), por poner un ejemplo de ésos que no salen en los periódicos y que manifiesta una actuación gubernativa de ideología carca.

Presumen de buenos cristianos, nuestros líderes. Pero, si lo fueran, tendrían que reflexionar sobre lo que están haciendo con los pobres, y no parece que sea el caso. Ergo...

Dicho todo esto, lamentamos varias cosas. La primera, que la política social del gobierno se muestra muy, pero que muy poco cristiana, en lo que respecta a la justicia social y la protección de los más necesitados; en cambio, sale la carcundia por peteneras en temas que no vienen al cuento con cinco millones de parados. La segunda, que ya pueden decir misa los señores obispos, que el gobierno seguirá haciendo de las suyas. El señor arzobispo ¿se contentará con haber dejado escapar un tímido comentario?

Y es aquí donde surge la tercera cosa que lamentamos, que tanto ruido que hace la Iglesia con unas cosas no lo haga con otras, porque el pecado de recortar la sanidad pública merecería un sermón incendiario y sincero en boca de un obispo decente. Quien dice la sanidad pública, dice, qué sé yo, la manera en como don José Antonio trataba a los inmigrantes y tantos otros desmanes contra el débil, el pobre o el indefenso que cometen éstos auxiliados por el beneplácito o la indiferencia de casi todos nosotros. Qué pena.

Un señor cargo

Les recomiendo que busquen el número 14 del Boletín Oficial del Estado, correspondiente al martes 17 de enero de 2012, en la página 3344 de la sección II A. Allá se atiende al capítulo de las Autoridades y personal, y en el primer apartado, Nombramientos, situaciones e incidencias, el Ministerio de la Presidencia publica, atención, la Ordren PRE 50/2012, de 16 de enero, por la que se nombra Directora de Gabinete del Director de Gabinete de la Presidencia del Gobierno a doña Valentina Martínez Ferro.

Repito, que igual no han leído bien: Directora del Gabinete del Director de Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Un señor cargo, de ésos que quedan la mar de bien en una tarjeta de visita y que está levantando mucho pitorreo en los mentideros de la Villa y Corte.

La orden puede consultarse en este enlace.

Doña Valentina Martínez Ferro nació en 1976, tiene una amplia formación académica nacional e internacional y ha trabajado para el Partido Popular en el Parlamento Europeo. Ocupa el cargo que ocupó antes Ana María Soto Pérez, que fue directora del Gabinete del Director de Gabinete de la Presidencia del Gobierno entonces presidido por el señor Rodríguez Zapatero, que era del PSOE. Es decir, que ser directora del gabinete del director del gabinete de algún gabinete ministerial viene de antiguo y hasta ahora nadie se había fijado en ello.

Antoni Tàpies i Puig (1923-2012)

Decía Tàpies que sus obras tenían que sentirse, aborrecía cualquier razonamiento intelectual relacionado con ellas, pero añadía, acto seguido, que él discrepaba de la tradición del arte, del cuadro-ventana de Leonardo, y se acogía a su idea de cuadro-objeto, prefería la materia a la imagen, lo que es, lo crean o no, un salto de una enjundia intelectual de aquí te espero. Fracasó a medias, porque sus cuadros fueron pasto de intelectuales, de ésos que se lo pasan en grande buscando tres pies al gato. Fíjense que su obra se ha clasificado como informalismo matérico, cuando él mismo, Tàpies, la definió como art brut (arte sucio).

Para la muestra, un botón, extraído al azar, que firma un crítico de arte y se refiere a su última exposición retrospectiva, en Barcelona. Agárrense, porque el texto original eran dos o tres páginas de lo mismo.

En esta selección de trabajos del ultimo Tàpies dominan las pinturas --con un especial énfasis en las materias abyectas, fruto de una cierta violencia gestual-- que se proyectan en fragmentos corporales desmembrados y ambiguos de supuestos hombres alienados, confundidos con signos esotéricos y caligrafías autorreferenciales muy cercanas a los conceptos de lo informe, lo bajo y lo sagrado reivindicados por Georges Bataille y su obsesión por la materia inerte, la decadencia, el cuerpo fragmentado y lo ritual. Y todo ello acompañado del uso de los barnices y su calidad fluida, transparente y asimétrica, símbolo también del paso del tiempo y de la presencia de la muerte.

Quién nos lo iba a decir... ¿Materias abyectas? ¿Violencia gestual? ¿Supuestos hombres alienados? ¿Caligrafía autorreferencial? ¿...? De verdad, me superan.

En fin, allá va, incomprensible o incomprendido, quién sabe.

La colección Proubasta

Joan Proubasta Renart ha cedido a la biblioteca Arús su colección sobre Sherlock Holmes. Se trata de seis mil libros y otros objetos que tienen relación con el detective. Se cuentan entre las piezas algunas de las primeras ediciones de las novelas de Conan Doyle y curiosidades de toda clase y condición.

Se dice, y será verdad, que la colección del señor Proubasta está entre las cinco más importantes del mundo y es, sin duda, la más importante de España especializada en ese personaje de ficción. Coincidiendo con BCNegra, una semana llena de actividades sobre novelas policíacas en Barcelona, la biblioteca Arús ha decidido abrir por primera vez esta exposición.

El señor Proubasta está muy contento. La biblioteca Arús es una institución barcelonesa en sí misma y que las aventuras del detective inglés compartan espacio con la mejor biblioteca sobre masones de España tiene un punto picante que no está nada mal.

Los jugadores de cartas

La Real Academia recomienda el uso de Qatar en vez de Catar, porque la letra qaf del árabe se escribe q en castellano, aunque se acepta tanto catarí como qatarí. ¿A santo de qué esta pedantería? A santo de dejar pasar un poco el tiempo para digerir la noticia, porque la familia real de Qatar ha pagado más de 191 millones de euros por un Cézanne, Los jugadores de cartas, y se me han ido los colores del susto.

El cuadro sera exhibido en un museo catarí. Es el cuadro por el que se ha pagado más dinero en una subasta pública. Atrás quedó Picasso, que también...

Es que... En fin... ¡191 millones...! ¡La madre!

Drama siniestro

Cuentan los de derechas un chiste, y todavía ríen. Dicen que un socialista al borde del abismo pide ayuda y socorro. Sujeto a una rama, apenas puede más y en éstas, cuando lo creía todo perdido, aparecen Rubalcaba y Chacón, tendiéndole la mano para ayudarle a salir del aprieto. El socialista en cuestión exclama con angustia: ¿No hay nadie más que venga a rescatarme?

Como ven, los de derechas se lo están pasando en grande. No tiene que hacer nada, sólo mirar. Ésas son malas noticias para la izquierda española, que vive un mal momento, uno de ésos que puede empeorar a poco que lo dejemos estar, y que empeora seguro si intentamos arreglarlo como hasta ahora.

Ser de izquierdas en España da pena, pero en Cataluña es un drama. No hablo de nada del otro jueves; sólo con ser un poco socialdemócrata, un poquito de nada, un poquito así, ya da para un desespero garantizado. Podríamos hablar mucho del desgraciado devenir de la historia, de los años sesenta hasta ahora, pero uno no haría más que ponerse mala sangre en el cuerpo. Pintan bastos para la izquierda en España, así, en general, lo digo yo y lo dice mucha gente. Unos con cara de satisfacción y regodeo y otros, entre los que me cuento, con estupefacción, lástima, irritación o desesperación, según el día, las condiciones meteorológicas y el capricho del azar, el destino y la estupidez humana.

En particular, la izquierda catalana da mucha, mucha pena. No existe la izquierda en Cataluña, hace mucho que dejó de existir. Liados con banderas, abandonados los propósitos del Estado del Bienestar, dada la intervención en la economía por perdida y convertidos todos en personajes de opereta, vacíos de contenido y seso, pero sedientos de comisiones, los líderes de nuestra llamada izquierda no dan la talla, ni la han dado, y la historia viene de antiguo. Y no se vislumbra nada que pueda ocupar el vacío que ha dejado su nefanda estupidez.

No nos entretendremos con la historia del fiasco, pero el mérito, si quiere llamarse así, del antiguo presidente Pujol no fue convertir una región moderna y dinámica en un país de provincias, que también, sino arrebatar el liderazgo a la izquierda obrera, entregarlo a la burguesía de toda la vida, ésa que antes fue franquista y ahora gasta barretina, y fundar una república bananera sin oposición alguna digna de tal nombre, traicionando a los que habían pasado el franquismo oprimidos y bien oprimidos, y favoreciendo a ésos que lo habían pasado fundando bancas catalanas o emborrachándose en las boites para bautizarse como izquierda divina, y ya me entienden.

Ya ven, todo comenzó con una traición. Al final, quienes ponían entonces la letra y la música y quienes la ponen ahora son siempre los mismos y quien desentona... simplemente es expulsado del coro y no se le oye. Lo único, que ahora la bandera no tiene gallina y tiene más rayas colorás. Lo demás, lo mismo.

Así de simple, nuestra izquierda no está a la altura de las circunstancias, ni parece que lo haya estado. Para acabar de hundirla sólo ha hecho falta dejarla gobernar. Ella misma se ha suicidado. Es para ponerse a llorar.

Paréntesis: Lo peor de todo este asunto, es que se puede decir lo mismo de la derecha catalana, que nos está hundiendo en la miseria. Sólo que ésta se ha hecho con el poder y no lo va a soltar. Corrupta y cínica, racista, clasista, ya no oculta su carcundia y cuando toca hacer cosas de verdad importantes, tira con palos de ciego, gobernada por ineptos y oportunistas. Así nos va, entre unos y otros.

Qué bruto que soy hablando de política, por Dios.

El caso de la señora Lovell

Predicar con el ejemplo es un negocio arriesgado, especialmente cuando uno juega con la salud.

Seguro que habrán oído hablar de James Fuller Fixx, o Jim Fixx, que era como se le conocía. Jim fue uno de los predicadores de la dieta y el ejercicio como factores de longevidad, y se convirtió en una celebridad en los Estados Unidos cuando escribió The Complete Book of Running en 1977. A partir de ese libro, a la gente le cogió la pájara de ponerse a correr (alguno dice trotar) por las mañanas, que se llama, en raro, futin, yoguin o algo así.

Jim Fixx murió de manera casi fulminante por culpa de un infarto masivo el 20 de julio de 1984... mientras practicaba el sano ejercicio de correr por las mañanas. Porque hacer ejercicio es sano, pero es también un factor de riesgo de infarto. ¿Nadie se lo dijo al señor Fixx?

Uno de los pioneros de la propaganda sobre los alimentos orgánicos... Por cierto ¿alguien podría citarme un solo alimento que no sea orgánico?... A lo que iba, uno de los pioneros de la propaganda sobre los alimentos orgánicos y naturales y saludables y sanos y tal, ya ven por dónde voy, don Jerome Irving Rodale, murió mientras grababa un programa de televisión donde, en medio de la entrevista, juró que viviría hasta los cien años gracias a su régimen alimenticio, que era de sano que no veas y más. Acto seguido, se desplomó, muerto. Se quedó veintiséis años corto. El programa no se emitió, por razones que nunca han quedado del todo claras, pero que, se supone, tendrían que ver con el súbito desenlace de la entrevista.

Muertes estúpidas como éstas las hay a docenas, y creo recordar que hablé de algunas de ellas hace mucho tiempo, en El cuaderno de Luis. Así, por ejemplo, Diógenes, el cínico, fue estrangulado por un pulpo al que intentaba comerse crudo... Diógenes al pulpo, quiero decir, y de ser cierta esta leyenda, fue una muerte cínica de primera categoría. Lully, el compositor, murió por culpa de una gangrena ocasionada por una herida que él mismo se había hecho con el bastón de director de orquesta, que también es mala suerte. En 1899, el presidente de Francia, Fauré, furibundo moralista, murió en los brazos y entre las piernas de una prostituta, y no hace falta que les explique los detalles de su muerte, me parece a mí, que ya somos mayorcitos. Etcétera. Sobran los ejemplos.

Pero en algún punto antes de ahora, este apunte ha dejado de tener gracia. Quizá nunca la tuvo, pero ahora seguro que no la tendrá.

En muchos países desarrollados, algunas mujeres defienden el derecho a parir en casa y de forma natural. Se quejan de la deshumanización del parto en los hospitales. En muchos casos, tienen razón, porque el trato podría ser más amable. En cambio, en la mayoría de los países subdesarrollados, lo que quisieran es tener un buen servicio de maternidad, aunque sea deshumanizado como el nuestro, porque las madres del lugar ya saben lo que es parir en casa y de forma natural y sin ninguna otra opción. Ya ven: siempre se desea lo que no se tiene. Pues nuestra historia tiene que ver con esta moda parturienta.

En Melbourne, Australia, Caroline Lovell, madre de una hija de tres años, tuvo un problema serio mientras daba a luz a su segunda hija. Paría en casa. Los médicos, avisados con urgencia por la comadrona, llegaron demasiado tarde y poco pudieron hacer. Pudo salvarse la hija, pero la madre murió en el hospital, al día siguiente. Su corazón no pudo resistir el choque de una hemorragia durante el parto.

De haber parido en el hospital, los médicos ¿habrían podido salvar a la señora Lovell? Quién sabe. Posiblemente, sí, pero nada es seguro. El caso está siendo investigado.

Lo que nos llama la atención en esta desgracia es que la señora Lovell dedicó muchos esfuerzos en vida a defender el derecho de las australianas a parir en su casa, no en el hospital. Presionó al Gobierno de Australia para que el sistema sanitario público contemplara esta posibilidad. Pedía que las matronas tuvieran una protección legal y que su oficio fuera regulado como en Holanda, por ejemplo, donde se facilitan los medios para parir en casa con relativa seguridad.

La señora Lovell decía que la vida de las madres australianas estaría en peligro sin la ayuda de las matronas adecuadas, con una formación reglada y una preparación suficiente, y que éstas tenía que proporcionarlas el Estado. Declaró una vez, copio: Personalmente, estoy muy sorprendida y avergonzada de que el parto en casa no sea una libre elección de la mujer que quiere dar a luz en su entorno.

Ella parió en su entorno, en casa. La matrona se enfrentó con una hemorragia que no pudo ni prever ni controlar y el corazón de la señora Lovell no pudo resistirla. Murió.

Como pueden imaginar, el debate en Australia sobre los partos en casa se ha enconado y el caso de la señora Lovell corre de boca en boca. Y como he dicho antes, ese debate queda muy lejos de la realidad de los pueblos menos desarrollados, que quisieran todos parir en un hospital en condiciones.