Wilco en Barcelona (octubre de 2012)



Wilco ofreció uno de sus conciertos al respetables en el teatro de la ópera de Barcelona, el Liceo. No juzguen lo que sigue con seriedad, porque soy un profano en la materia. Eso sí, me lo pasé bien, porque Wilco en directo es mucho Wilco.

Vayan avisados a un concierto de Wilco: meten mucho, mucho ruido, y decir mucho es poco. El estruendo es tremebundo, pero forma parte del circo. Los chavales (ya creciditos) son de Chicago y los entendidos me dicen que, ahora mismo, son lo mejorcito del rock & roll, el pop o como se llame.

Los críticos hablan de rock alternativo, y yo tengo que creérmelos. También cuentan que Wilco se fundó en 1994, a partir de un grupo de country alternativo (Uncle Tupelo) que había perdido a su cantante y tuvo que reinventarse. Parece que lo hizo bien, porque, me siguen diciendo, Wilco se ha convertido en una referencia musical, ha inspirado a más grupos alternativos de pop, así, en general, y la banda alterna música que podríamos llamar experimental con lo más clásico del rock americano. Llegado a este punto, yo, que soy bastante lerdo, pregunto qué entiende un crítico de música popular por alternativo y me quedo con las ganas de saberlo. Lo cierto es que Wilco puede salirte en medio de un concierto con un country clásico de verdad y de repente, zas, bum, colar en la canción tanto ruido eléctrico que el escenario se viene abajo.

El cantante (los relamidos críticos alternativos hablan de vocalista), compositor y guitarrista, el señor del sombrero en el escenario, es Jeff Tweedy; el bajista, John Stirrat; los dos llevan en la banda desde el primer día; el resto son Nels Cline (guitarra), Glenn Kotche (batería), Pat Sansone y Mikael Jorgensen (que tocan lo que les echen, ya sea piano, guitarra o castañuelas). Todos juntos muestran un oficio que muchos quisieran para sí.

En resumen, fue una oportunidad de oro para ir al Liceo con pantalones tejanos y pasárselo bien. Lo peor que puede decirse del concierto es que, después del espectáculo, uno se descubre sordo como una tapia. ¡La de ruido que meten estos chicos...!

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