En la estepa, donde los polvorones (Gran Premio de Rusia 2014)


Que los rusos son unos nuevos ricos bastante horteras lo demuestra el fondo de la fotografía.

¡Quién me hubiera dicho hace unos años que habría un Gran Premio de Rusia! Pero, claro, quién me hubiera dicho que también correrían allá por Arabia, en la India o en el Extremo Oriente, incluso ¡de noche! 

La Fórmula 1 corre detrás del dinero de los multimillonarios y en eso se vuelve obscena sin disimulo. Desagradable, a juicio de quien escribe. Atrás quedan las carreras que mueve la tradición o la industria del automóvil y el capricho monegasco palidece al lado de los excesos árabes o asiáticos. 

El Gran Premio de Rusia estaba, pues, cantado. Tanto dinero metido en negocios de petróleo, gas natural y tanta mafia empresarial iba a pasar por encima de un régimen poco amigo de las libertades individuales, del presidente Putin o del follón de Ucrania. A Rusia, a correr. 

El circuito ha sorprendido por ser muy rápido y por no gastar casi nada los neumáticos. Pero la carrera ha resultado muy sosa. El dominio de Mercedes Benz ha sido insultante. Fíjense que uno de los dos quema el neumático en la salida, en una mala frenada, y tiene que entrar a cambiarlo. Vuelve a la carrera, en última posición... y acaba segundo. Y no lo ha hecho marcha atrás por no apabullar. La escudería se han llevado el Campeonato de Marcas y no es para menos. 

Ferrari, psé. Es decir, mal. En la línea. Sexto y noveno. Podría haber sido cuarto o quinto, pero hubo fallos al cambiar el juego de neumáticos. Un error lo tiene cualquiera, pero ¡lo que nos faltaba! 

A tres carreras del final de temporada, un podio de Ferrari sería un milagro y los ferraristas hace ya tiempo que arrastramos novenas a San Enzo, por ver si hace algo, caray. 

Para no aburrirnos, lo que sigue. ¡Véanlo! 

 

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