Pido el cese con ignominia


Dos personas malvadas, miserables e ineptas.

La infección por ébola de una auxiliar de enfermería en Madrid ha puesto al descubierto el daño de una mala gestión y los efectos de una política de recortes en los hospitales madrileños (y españoles). Tanto la ministra Mato como el consejero de Salud Rodríguez merecen comerse el marrón ahora y ser cesados ignominiosamente después, sin tiempo a honrosas dimisiones. Su actuación ha sido indigna, vergonzosa, vergonzante, obscena y miserable, y no digo más porque me vienen náuseas. Merecen mi máximo desprecio y ninguna pena. Pocas veces he hablado aquí con más sentimiento y además llevando razón. Recibid, médicos, enfermeras y auxiliares madrileños, todo mi apoyo en esta empresa.

Una persona malvada y miserable.

También merece mi asco, y hace ya tiempo que lo merece, nuestro consejero de Salud, don Baudilio Ruiz, que ha conseguido un incremento de la mortalidad de los catalanes superior al 5% en cuatro años de gestión (¿?) del sistema de salud pública. ¿Por qué merece ahora mi desprecio? Diez muertos, diez, llevamos por legionela, más cuarenta y ocho afectados. Eran ocho, los muertos, pero la Generalidad de Cataluña ha ocultado (sic) dos muertes más durante un mes, hasta ayer, que se filtraron a la prensa. Diez, repito, diez muertos.

Los inspectores de Salud hace ya tiempo que se quejan, en ésta y en otras actuaciones, que sus actas y denuncias caen en saco roto porque sus superiores reciben tratos de favor de las empresas denunciadas o porque resultan ser jefes asustadizos, que no mueven un dedo en contra de los empresarios por lo que pueda decir el Partido (que se lleva un porcentaje). Es tal que así. Los inspectores sanitarios se enfrentan con esta realidad todos los días, ven como se privatiza su trabajo y se ven desprovistos de autoridad, no vayan a cerrar el restaurante de un amigo. Recorte tras recorte, no pueden con tanto trabajo como les cae encima. Don Baudilio, mientras tanto, a la chita callando, va matando catalanes y nadie, nadie, pero nadie, chista.

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