Lo siento, pero no


Hay maneras de decir que las encuentro inconvenientes. Por incómodas, o por mal dichas.

La victoria del Frente Democrático para la Reunificación de la Patria está siempre garantizada en una de las pocas elecciones plebiscitarias hoy en vigor en el mundo. También es una lista unitaria.

Por ejemplo, cuando el señor Mas habla de una lista unitaria, o única, para presentarse a unas elecciones plebiscitarias, me recuerda la del Frente Democrático para la Reunificación de la Patria, que acaba luego eligiendo al Presidente Eterno en elecciones siempre plebiscitarias. Es una asociación automática, ésa es la verdad. Me hace reír, por no llorar, porque podrían haber escogido otra manera de decir lo mismo. Dios, qué torpes.

No, no, ¡Dios nos libre de elecciones plebiscitarias! Pero este mal empleo del lenguaje pronto abandona lo cómico para devenir trágico, si no patético. 

La nueva izquierda nacional-lista única.
Retrato robot que corre por las redes.

En recientes declaraciones, el señor Mas afirma que todo aquél que no le vote a él votará en contra de Cataluña (sic) y el señor Homs, que trabajará en la coordinación de la campaña electoral, afirma igualmente que los otros (sic) no tienen legitimidad democrática (sic), siendo los otros los que no votarán a esa lista que quisieran única (ésa y ninguna otra), pero que será sólo única (porque no habrá otra igual, afortunadamente). Y las hay peores, mucho peores.

No hay que darle demasiadas vueltas para llegar a una y única conclusión: Son cosas feas de decir, cuanto menos. Feas. Muy feas. Las diga quien las diga, feísimas. 

Si además se piensan, tenemos un serio problema encima de la mesa. 

A estas alturas del cuento, tendré que votar a favor de los catalanes, aunque eso signifique votar en contra de Cataluña. Prefiero ayudar a los primeros que alimentar a la segunda. 

Especialmente, cuando ésta no es más que una ideología racista y carranclona diseñada para ocultar la destrucción sistemática del Estado del Bienestar y una estratagema para perpetuar el poder de una mafia, que las cosas hay que llamarlas por su nombre. A los hechos me remito.

Quizá votaría a favor de otra Cataluña, la que forman tantos catalanes y tan diversos todos, abierta y cosmopolita. Pero, ahora mismo, no me verán dándole alas a una ideología que encarna exactamente lo contrario de lo que creo y defiendo. No.

Lo siento, pero no. Ni tengo ganas ni me apetece. Y ya está, no hay más que decir.

2 comentarios:

  1. Personalmente, la lista me recuerda al Frente Judaico Popular... O al Frente Popular de Judea, no sé

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