Entre la bruma


Las ciudades con río presumen a menudo de aires brumosos y melancólicos. La humedad corroe la realidad hasta convertirla en una acuarela, en un Turner grisáceo y sombrío, y el asunto deviene sutil, etéreo, fugitivo, sin necesidad de más artificios. Sólo falta el frío punzante y desapacible, que ayuda a concebir silencios.

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