En Barcelona se dan leyendas y mitos, tantos como en cualquier otra ciudad. Nos gusta pensar que más que en cualquier otra ciudad, pero no da para tanto. Aunque ¡no nos podemos quejar! Sin ir más lejos, tengo un grifo cerca de casa. Cierto es que anda un poco oxidado, pero ya se le pasará.
Eso es, mirando hacia arriba, todo el tiempo...
ResponderEliminar¡Mira quién habla! ¿Mencionaré Ovidio y el Fauno?
ResponderEliminarUna respuesta elegante: «Cuanto más nos elevamos, más pequeños parecemos a quienes no saben volar», que es cita de Nietzsche.
ResponderEliminarMi querido amigo,
ResponderEliminarEstamos de acuerdo (de nuevo) en que así se vive y se disfruta una ciudad.
Un abrazo,
Carlos
Querido Carlos,
ResponderEliminarEs que este grifo me tiene fascinado. Como la estrella de cinco puntas (republicana y masona) que decora los edificios más antiguos del Hospital Clínic, o las rosas (de los rosacruces o de los ritos marianos, depende) de los edificios modernistas. Celebro que vayamos los dos pisando charcos, pero con la cabeza bien alta.
Otro abrazo.