Una de cal y una de arena


Los tunecinos y los egipcios han salido a la calle para reclamar democracia, se han plantado delante de las armas y han echado al tirano. No sabemos qué decir, qué hacer, porque la revuelta nos ha pillado a contrapié. El tirano era nuestro aliado, nuestro protegido. Hacíamos la vista gorda o mirábamos hacia otro lado cuando robaba a su propia gente. Ahora, de repente...

No creo que Occidente tenga mala conciencia, no la ha tenido en su vida. Pero miedo, lo que se dice miedo, sí. Nuestros vecinos mediterráneos se sublevan pidiendo libertad y nosotros imaginamos regímenes islamistas radicales, nidos de fanáticos suicidas, tiranías odiosas en nombre de Dios.

Pero no tiene por qué ser así. ¿Quiénes fueron los primeros en sublevarse? Los iraníes contra el régimen de los ayatolás, contra la tiranía y el fanatismo religioso. No triunfaron entonces, pero todavía no han sido derrotados. La gente no pide cosas raras; la gente quiere ser libre, exige respeto, quiere decir lo que piensa y participar en el gobierno, quiere un reparto de la riqueza más justo y equitativo; quiere lo que queremos todos, ustedes y yo.

Han caído los tiranos de Túnez y Egipto. En Gaza se oyen voces contra Hamas. En Jordania, el rey echó a todo el gobierno, por calmar los ánimos. Buteflika saca a la calle treinta mil policías en Argel, que reprimen a garrotazos los gritos de alborozo de los argelinos al saber de la huída de Mubarak, y se esperan manifestaciones. Gadaffi dormirá mal esta noche y no sé qué pasará en Siria. Que se preparen en Marruecos, donde se respira hartazgo y pesadumbre. Los iraníes volverán a las andadas, otra vez, es cuestión de tiempo.

Será un proceso largo y difícil. ¿Recuerdan qué pasó en España? Franco murió de puro viejo, aquí no tuvimos el valor que tuvieron nuestros vecinos de Portugal. Tuvimos una Transición, mejor o peor, con sus cosas buenas y malas, y años después de proclamar una constitución democrática, un coronel de la Guardia Civil, con una copa de más en el cuerpo y una pistola en la mano, quiso que se quedara quieto todo el mundo. No lo van a tener más fácil al otro lado del Mediterráneo, pero ya han demostrado ser más valientes que nosotros. ¡Ojalá les vaya bien!

Pero no aprendemos, no aprenderemos nunca. Mientras Mubarak huye, nuestros diputados le están dando coba al señor Obiang, tirano de Guinea Ecuatorial, que fue colonia española y es hoy día el régimen más corrupto del mundo, o casi. Fíjense: la renta nacional se ha incrementado un 5.000% en diez años (sic), gracias al petróleo. Todo se lo lleva el tirano y su camarilla, porque los guineanos, la gente como nosotros, no ha visto un duro de tanta riqueza y sigue muriendo lamentable y miserablemente a los cincuenta años, oprimida, vejada, violentada y extorsionada por un déspota al que nuestros señores diputados lamen el culo por ver si cae petróleo baratito, y perdonen ustedes por la expresión.

Lo que es a mí, se me cae la cara de vergüenza.

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