El nuevo Gobierno de la Generalidad de Cataluña parece un elefante irrumpiendo en una cacharrería. Un elefante neoliberal, se entiende, que suelta trompazos a diestro y siniestro contra todo lo que huele a Administración Pública, un elefante dopado con excitantes y corto de miras. El conseller de Economía y Conocimiento (sic) no se corta cuando afirma: Hemos de librarnos de la idea de que garantizar un servicio público implique siempre que su prestación se deba hacer desde la Administración. En cristiano, el conseller ha dicho que piensa privatizar todo lo que le pongan a tiro y reducir en lo posible el sector público mediante la prestación de servicios por entidades privadas o agencias controladas (sic) a través de contratos con el Gobierno. Más claro, el agua.
Ahora que todavía estamos a tiempo de evitar algún desaguisado, tendríamos que aprender de otros gobiernos autonómicos neoliberales y de derechas que ya han aplicado estas medidas en los servicios públicos. Examinemos, por ejemplo, el caso de la sanidad pública en Madrid. ¿Cómo le ha ido?
El caso está especialmente dedicado a don Baudilio (hoy Boi) Ruiz, ayer presidente de la Unión Catalana de Hospitales (privados) y hoy encargado de (desmontar) la sanidad pública catalana. Don Baudilio, va por usted.
La Comunidad de Madrid inició un programa de construcción y gestión de hospitales públicos por empresas privadas. Esos hospitales (ocho) ya llevan funcionando tres años, y cubren el 20% de la actividad sanitaria de la comunidad. Suman 2.000 camas, pero hay que considerar que el Gobierno de Madrid suprimió un número indeterminado de camas públicas durante el mismo período... para poder asumir el coste de la privatización.
Los responsables del gobierno de doña Esperanza Aguirre afirman que el coste de uno de estos hospitales ha sido de 428 euros por madrileño, mientras los hospitales públicos han costado 767 euros por madrileño. Parece que son más baratos, ¿verdad?
Pero ¿cuánto cuesta una cama de hospital? Veamos el balance de estos tres años de funcionamiento.
En el más caro de los hospitales públicos (el Clínico), se van 338.000 euros por cama y año. En el más barato de los nuevos hospitales público-privados (Henares), casi lo mismo, 335.000 euros por cama y año. Se da el caso de la Fundación Giménez-Díaz, un hospital concertado que sale a 675.000 euros por cama y año.
El caso del Infanta Leonor de Vallecas es más serio, pues sigue un modelo de gestión que el Gobierno de la Generalidad de Cataluña, el de ahora y el de antes, quiere implantar sí o no, caiga quien caiga. Una empresa privada construye el hospital y luego gestiona el edificio mediante un contrato de servicios. La gestión sanitaria sería pública. Uno se encarga del edificio y cobra por ello y el otro, de curar a los enfermos y pagar el alquiler. Parece una buena idea, ¿no?
Aunque no es un hospital, la Ciutat de la Justícia de Barcelona también funciona así, más mal que bien, y la razón de ser de EFIENSA, una empresa pública de la Generalidad de Cataluña, es promover este tipo de contratos entre empresas de servicios y la misma Generalidad. Pues ¡ojo al dato! El Infanta Leonor tiene un coste por cama y año que dobla el coste de un hospital público como el Gregorio Marañón.
Los números cantan, y desconciertan a los directivos del gobierno madrileño. Se defienden como pueden, diciendo que también hay que valorar otros conceptos crecientes y no vinculados al ingreso, como son: la urgencia, las consultas, la cirugía ambulatoria, el hospital de día y la dispensación ambulatoria de medicamentos a pacientes no ingresados, que miden la actividad hospitalaria. Pues... tampoco vamos bien por ahí.
La Fundación Jiménez Díaz (427 camas y un presupuesto de 288 millones de euros al año) atendió menos urgencias, realizó menos intervenciones quirúrgicas, mantuvo a menos pacientes en la UCI, realizó menos pruebas de TAC y menos resonancias magnéticas, menos de todo que el hospital de La Princesa (470 camas, 147 millones de euros de presupuesto) o el hospital de Puerta de Hierro (562 camas y 227 millones), públicos los dos. Para más vergüenza de los defensores del sistema madrileño, el Puerta de Hierro, además, realiza transplantes de órganos (hígado, riñones, corazón, etc.) con relativa frecuencia, mientras el hospital concertado, no.
Los madrileños pagan mucho más dinero por las mismas o menos prestaciones sanitarias, gracias al modelo neoliberal que pretende importar don Baudilio.
No tiene que sorprendernos. Las empresas que antes habían encumbrado a don Baudilio de presidente y ahora lo jalean como conseller quieren ganar dinero, y si una cama cuesta 300.000 euros al año, no van a cobrar menos; y si cobran menos es porque ofrecen menos. No hay vuelta de hoja.
Que alguien eche el freno y pare a don Baudilio, por favor, por el bien de todos.
Ahora que todavía estamos a tiempo de evitar algún desaguisado, tendríamos que aprender de otros gobiernos autonómicos neoliberales y de derechas que ya han aplicado estas medidas en los servicios públicos. Examinemos, por ejemplo, el caso de la sanidad pública en Madrid. ¿Cómo le ha ido?
El caso está especialmente dedicado a don Baudilio (hoy Boi) Ruiz, ayer presidente de la Unión Catalana de Hospitales (privados) y hoy encargado de (desmontar) la sanidad pública catalana. Don Baudilio, va por usted.
La Comunidad de Madrid inició un programa de construcción y gestión de hospitales públicos por empresas privadas. Esos hospitales (ocho) ya llevan funcionando tres años, y cubren el 20% de la actividad sanitaria de la comunidad. Suman 2.000 camas, pero hay que considerar que el Gobierno de Madrid suprimió un número indeterminado de camas públicas durante el mismo período... para poder asumir el coste de la privatización.
Los responsables del gobierno de doña Esperanza Aguirre afirman que el coste de uno de estos hospitales ha sido de 428 euros por madrileño, mientras los hospitales públicos han costado 767 euros por madrileño. Parece que son más baratos, ¿verdad?
Pero ¿cuánto cuesta una cama de hospital? Veamos el balance de estos tres años de funcionamiento.
En el más caro de los hospitales públicos (el Clínico), se van 338.000 euros por cama y año. En el más barato de los nuevos hospitales público-privados (Henares), casi lo mismo, 335.000 euros por cama y año. Se da el caso de la Fundación Giménez-Díaz, un hospital concertado que sale a 675.000 euros por cama y año.
El caso del Infanta Leonor de Vallecas es más serio, pues sigue un modelo de gestión que el Gobierno de la Generalidad de Cataluña, el de ahora y el de antes, quiere implantar sí o no, caiga quien caiga. Una empresa privada construye el hospital y luego gestiona el edificio mediante un contrato de servicios. La gestión sanitaria sería pública. Uno se encarga del edificio y cobra por ello y el otro, de curar a los enfermos y pagar el alquiler. Parece una buena idea, ¿no?
Aunque no es un hospital, la Ciutat de la Justícia de Barcelona también funciona así, más mal que bien, y la razón de ser de EFIENSA, una empresa pública de la Generalidad de Cataluña, es promover este tipo de contratos entre empresas de servicios y la misma Generalidad. Pues ¡ojo al dato! El Infanta Leonor tiene un coste por cama y año que dobla el coste de un hospital público como el Gregorio Marañón.
Los números cantan, y desconciertan a los directivos del gobierno madrileño. Se defienden como pueden, diciendo que también hay que valorar otros conceptos crecientes y no vinculados al ingreso, como son: la urgencia, las consultas, la cirugía ambulatoria, el hospital de día y la dispensación ambulatoria de medicamentos a pacientes no ingresados, que miden la actividad hospitalaria. Pues... tampoco vamos bien por ahí.
La Fundación Jiménez Díaz (427 camas y un presupuesto de 288 millones de euros al año) atendió menos urgencias, realizó menos intervenciones quirúrgicas, mantuvo a menos pacientes en la UCI, realizó menos pruebas de TAC y menos resonancias magnéticas, menos de todo que el hospital de La Princesa (470 camas, 147 millones de euros de presupuesto) o el hospital de Puerta de Hierro (562 camas y 227 millones), públicos los dos. Para más vergüenza de los defensores del sistema madrileño, el Puerta de Hierro, además, realiza transplantes de órganos (hígado, riñones, corazón, etc.) con relativa frecuencia, mientras el hospital concertado, no.
Los madrileños pagan mucho más dinero por las mismas o menos prestaciones sanitarias, gracias al modelo neoliberal que pretende importar don Baudilio.
No tiene que sorprendernos. Las empresas que antes habían encumbrado a don Baudilio de presidente y ahora lo jalean como conseller quieren ganar dinero, y si una cama cuesta 300.000 euros al año, no van a cobrar menos; y si cobran menos es porque ofrecen menos. No hay vuelta de hoja.
Que alguien eche el freno y pare a don Baudilio, por favor, por el bien de todos.
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