La Coca-Cola la mató, pero ella sola se murió



La Coca-Cola es el refresco más famoso del mundo. La fórmula tradicional contiene mucho azúcar y se relaciona el consumo cotidiano de Coca-Cola con la obesidad. La fórmula que no contiene azúcar es acusada de mil males sin cuento, imaginarios en su mayoría. En suma, la Coca-Cola está riquísima, pero no conviene abusar. En efecto: la moderación es madre de muchos placeres y tomar una Coca-Cola de vez en cuando no hace daño a nadie. Sin embargo, Natasha Harris no conocía la moderación.

La señora Natasha Harris.

Natasha Harris murió el 25 de febrero de 2010, repentinamente, en casa. Tenía treinta años. Su pareja, Christopher Hodgkinson, dijo que murió por beber mucha Coca-Cola. La Coca-Cola de Nueva Zelanda se defendió, evidentemente, sosteniendo que no había tenido nada que ver con el caso. Entre una cosa y la otra, el asunto fue a parar a las manos de un juez de instrucción, David Crerar, para que estudiara el caso y analizara los indicios recogidos por la policía y los médicos forenses.

Natasha Harris era madre de ocho hijos. Siete años antes de su muerte, comenzó a beber Coca-Cola, mucha Coca-Cola. Diez litros al día, decía su novio. Una media de siete litros al día durante siete años, dice la policía. Lo primero que hacía por la mañana era beberse una Coca-Cola, dice su madre, y si no tenía una Coca-Cola a mano, se volvía loca, añade. Llegaba la noche y se dormía bebiendo Coca-Cola.

El último año de su vida vomitaba mucho (una vez al día, más o menos) y no se encontraba bien. La pareja consideró que Natasha sufría la ansiedad de criar a ocho hijos y quizá alguna complicación ginecológica por haberse reproducido tanto en tan poco tiempo. El señor Hodgkinson sostiene que creía entonces que la Coca-Cola era tan inofensiva como el agua. No le dieron más importancia a ese vicio.

Luego sostuvo en el juzgado que su mujer murió porque le reventó un aneurisma en el corazón a causa de la Coca-Cola. No fue exactamente así, a decir de los médicos.

La autopsia examinó el hígado de la señora Harris y lo encontró enfermo. El azúcar de la Coca-Cola lo había agrandado y se encontraba recubierto de varias capas de grasa. Tenía muy mal aspecto. La señora Harris también había perdido varios dientes a causa de la caries, provocada por tanto azúcar ingerido, y su último hijo nació con problemas de esmalte en su dentadura debido a lo mismo.

La ingestión masiva de Coca-Cola también le había provocado una falta crónica de potasio en la sangre, causada por la cafeína. Además de esta hipocalemia, el cansancio, la debilidad y los vómitos se relacionan directamente con una dósis diaria de aproximadamente 970 milígramos de cafeína. Esta afirmación tiene que hacerse con la debida precaución, porque no es segura del todo en un análisis post-mortem. Pero parece más que seguro que fue la intoxicación de cafeína la que provocó finalmente una arritmia, y fue la arritmia la que mató a la señora Harris. Fin.

El caso llegó a los tribunales el pasado mes de abril y hoy conocemos la sentencia. El juez ha fallado que la empresa Coca-Cola, cito, no puede ser responsabilizada por la salud de los consumidores que beben cantidades insalubres de este producto. Coca-Cola no puede ser responsable de que una señora Harris cualquiera beba de siete a diez litros de Coca-Cola al día. Digamos que no es normal.

La señora Harris bebía el equivalente a una botella de este tamaño a la semana.

Pero aún así, el juez ha enviado una copia de las conclusiones del caso al Ministerio de Salud de Nueva Zelanda. El juez recomienda que los envases de Coca-Cola y similares (tú también, Pepsi-Cola) se advierta de los peligros que supone ingerir grandes cantidades de azúcar y cafeína, y que se revisen los niveles recomendables de consumo de estos refrescos. No más de diez litros al día.

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