Como niños


Ya es una tradición que el Día de la Constitución Española se celebre con unas jornadas de puertas abiertas. Los ciudadanos que así lo deseen pueden echarse unas larguísimas colas y una vez superadas éstas, visitar las Cortes Españolas. Son unas visitas muy solicitadas y es normal que sea así, pues uno se muere de curiosidad por ver dónde se decide su suerte. ¿No les gustaría poder pasear un día por las Cortes Españolas, para ver cómo son? ¿Por el Parlamento de Cataluña? ¿Hasta por su ayuntamiento?

No sé cómo acabó la historia, pero sí sé cómo empezó. Así que se abrieron las puertas del local, el presidente del Congreso de los Diputados, don Jesús Posada, ordenó la retirada de un cartel que habían colgado en su despacho los diputados de Unión, Progreso y Democracia, UPyD para los amigos. El cartel decía: Zona libre de corruptos.

Pero UPyD dijo que ni hablar. Si te pica, te rascas. Eso fue en la Junta de Portavoces. Mientras andaban discutiendo de estas naderías, fíjense, alguien... ¡robó el letrero! Al menos, así se dijo. UPyD denunció el hurto en la comisaría del Congreso de los Diputados (tienen una comisaría, por lo que se ve). 

Las sospechas recayeron sobre el Partido Popular, PP para los amigos, que se sintió muy molesto por la Zona libre de corruptos. Pero son tantos los diputados del PP que váyanse ustedes a saber quién pudo ser... si es que fue uno de ellos.

La señora doña Rosa Díez, que tiene toda la pinta de llevar la mala leche consigo, puso el grito en el cielo y el presidente del Congreso de los Diputados, don Jesús, envió al pobre secretario general de la Cámara, don Carlos Gutiérrez Vicén, con el recado de callar a la señora y confesar su crimen. Nadie había sustraido el letrero, sino que había sido don Jesús el que  había ordenado retirarlo a los funcionarios del lugar. Devolvieron el letrero a doña Rosa, con la orden de no volverlo a colgar porque ese anuncio de una Zona libre de corruptos se consideraba (cito) ofensivo para el resto de grupos parlamentarios.

Doña Rosa casi se merienda a don Carlos al saber la verdad y al final tuvo que personarse don Jesús para remarcar que la decisión la había tomado él y él había cursado las órdenes pertinentes. También le dijo que si volvía a colgarlo... En fin, que se iban a tomar medidas.

Volvieron a colgar el letrero. 
Doña Rosa demostró que de hablar quizá sepa, pero de colgar cuadros, la verdad...

No acaba ahí el cuento, porque... ¿No lo adivinan? Volvieron a colgar el letrero. Montando el número, además, con cámaras y periodistas. Venga a tocar las narices a don Jesús y ahora, con cachondeo. No sólo volvieron a colgar el letrero, sino que organizaron un concurso por internet para ver quién la hacía más gorda con el letrero, un concurso de memes.

Lo cierto es que el espectáculo ha sido lamentable, a fin de cuentas. Son como niños y me preguntan si juegan con nosotros o si juegan entre ellos y nosotros pagamos el pato, mientras tanto. 

Realmente... Es que da para echarse a llorar.

Cierto que muchos partidos pueden sentirse ofendidos, pero ¿por qué? ¡Más ofendido estoy yo por lo que hacen ellos! Porque el PP, el PSOE, CiU y compañía (no me hagan citarlos a todos) tienen sobradas razones para sentirse aludidos, ya que abundan en corruptos y algunos, más que partidos políticos, son verdaderas mafias comisionistas. Pero doña Rosa tampoco hace bien presumiendo de chachi, que no es tan chachi como cree. Nadie es tan chachi como cree que es.

Lamentablemente, vivimos en unos tiempos en los que, si el Cristo dijera que quien esté libre de pecado arroje la primera piedra, la adúltera moriría lapidada, y mejor ella que yo, dirían los lapidadores, mientras acusarían públicamente al vecino de arrojar más piedras y arrojarlas primero.

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