Éste será un apunte que no contará nada nuevo, sólo recordará que existe o ha existido una relación entre el blanqueo de dinero procedente de actividades criminales y la Casa Nostra, la mafia catalana, o como quieran llamarla.
De entrada, será bueno recordar que el caso Pretoria, donde pillaron a Prenafeta (CiU), Alavedra (CiU) y a algunos cargos municipales socialistas, se inició con una investigación sobre el blanqueo de dinero procedente de actividades criminales en Europa, y tirando del hilo dieron con las triquiñuelas del antiguo secretario de Jordi Pujol (padre) y uno de sus más significados consejeros.
Pero prestemos atención a un personaje más bien turbio y con bigote, Xavier Crespo, que fuera alcalde de Lloret de Mar y diputado de CiU. Su nombre asoma muchas veces en los casos de corrupción relacionados con la sanidad pública catalana, pero ha sido su relación con la mafia rusa (sic) la que lo ha puesto en apuros.
No es el primer diputado de CiU en el Parlamento de Cataluña en contacto con la mafia rusa. Podríamos citar a Antoni Fernández Teixidó, que además fue consejero de Industria, Trabajo, Comercio y Turismo.
A Fernández lo pillaron en una investigación policial sobre una red ruso-georgiana de blanqueo de dinero de origen criminal, la operación Avispa. En junio de 2005 desarticularon la red, pero pillaron a los ruso-georgianos con dos documentos que vinculaban a Antoni Fernández Teixidó con Malchas Tetruaschvili, un lugarteniente de esta mafia. Se admite que el convergente tuvo una relación profesional y personal (amistosa) con el tal Tetruaschvili. Éste era un tipo importante, quizá el número tres de la mafia rusa en España (ahí es nada), por debajo del capo Tariel Oniani, fugado de Barcelona (caramba).
La policía tropezó con una carta que Tetruaschvili guardaba en su caja fuerte, y uno se pregunta qué hacía una carta de Fernández en la caja fuerte de un mafioso ruso-georgiano. Llevaba membrete del Parlamento de Cataluña y daba las gracias al mafioso y señora por lo bien que se lo habían pasado cenando en su casa. Luego salió a la luz un contrato (enero de 2005) entre Ceteb, la consultoría que llevaban a medias Fernández y señora, y el Grupo M.T., de Malchas Tetruaschvili, por (cito) tareas de asesoría fiscal y financiera para gestionar inversiones del ciudadano ruso. El diputado convergente dijo y sigue diciendo que es todo una burda manipulación, que su relación fue estrictamente profesional, sobre las líneas generales de actuación de Grupo M.T. (sic) y que él (cito) nunca tuvo relación alguna con la mafia rusa. Añadió, literalmente, que sostener una relación entre él y la mafia era una idea delirante.
Ahora bien, se ha publicado y nunca desmentido que la relación entre Fernández y Tetruaschvili viene de mucho antes. En 2002, el diputado de CiU se presentó en la Delegación del Gobierno en Barcelona con su amigo georgiano (y mafioso). Presentó al fulano como responsable de la ONG Amistad Hispano-Rusa (sic) y quiso que la Delegación del Gobierno le firmara un documento que reconociera a Tetruaschvili como mediador para la contratación de extranjeros en España. Delirante.
El señor Fernández aseguró que Tetruaschvili pretendía organizar la venida de algunos trabajadores ruso-georgianos para que trabajaran en establecimientos turísticos en Cataluña, aunque, tratándose de un mafioso ruso, ¿qué establecimientos eran ésos? ¿Quién pretendía traer a España para (teóricamente) trabajar en esos establecimientos un capo de la mafia rusa? En cualquier caso, pese a que Fernández y el ruso se entrevistaron con varios altos cargos de la Delegación del Gobierno, como la figura del intermediario carece de cobertura formal... En otras palabras, no lo vieron nada claro desde el principio y le dijeron amablemente que no y ahí quedó la cosa, hasta que se conoció la operación Avispa.
Pero ¿quién se acuerda del asunto Fernández-Tetruaschvili? Nadie, me atrevería a decir. Ahí sigue el diputado, tan contento, arropado por la mafia catalana. Esto sí que es delirante, como tantas otras cosas en este país.
Pero hablábamos de Crespo, ¿verdad? Qué personaje más turbio. Tras ese bigote se oculta un personaje imprevisto y malvado.
Unos periodistas independientes y con pocos medios (http://www.cafeambllet.com) mostraron al mundo que la sanidad pública catalana era víctima de un saqueo premeditado y sistemático. Es decir, que los catalanes éramos víctimas de una tropa de sinvergüenzas (catalanes todos) que se enriquecían a costa de nuestra salud. Los grandes periódicos se vieron sorprendidos por la información y quedaron en evidencia. Todo un escándalo tapado por las banderas.
Volviendo al señor Crespo, se denunciaron gravísimas irregularidades en el funcionamiento de los hospitales públicos de Blanes y Calella ante la Sindicatura de Comptes de Catalunya. En total, una pérdida (llamémosla así) de 2,4 millones de euros. Alrededor de una décima parte de esa pérdida fue a parar directamente a manos de Xavier Crespo y Guadalupe Oliva Pujol, su mujer. Harían bien en mostrarse escépticos, pero harían mejor en leer este informe.
Subió CiU al poder y el Departamento de Salud de la Generalidad de Cataluña archivó el caso porque los hospitales afectados (consorcios dominados por CiU total o parcialmente) no presentaron queja alguna. Qué cosas que pasan, no se quejó ni uno, porque los directores de estos centros... En fin, qué les voy a contar.
Mientras tanto, saltó a la palestra que Crespo era (también) un evasor fiscal. Según declaró Hacienda en 2002, había evadido capitales hacia las Islas Caimán, pero el asunto se había tapado con mucho cuidado y nadie se había enterado de nada. Lo dicho, todo un personaje.
Pero el pasado 22 de septiembre cambió la suerte del señor Crespo. La magistrada Maria Eugènia Alegret, de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), resolvió abrir juicio oral contra Xavier Crespo (CiU), que había sido alcalde de Lloret de Mar, contra Lloret Josep Valls (CiU), exconcejal de Urbanismo de CiU, contra el administrador de la empresa Development Diagnostic Company, un tal Andrei Borisovich Petrov (éste es ruso) y contra el presidente del club de hockey, Joan Perarnau, y la arquitecta Pilar Gimeno.
El centro de la resolución es que existen (cito) indicios racionales de criminalidad en las relaciones que mantenían Petrov (el ruso) y Crespo (el señor del bigote), que será juzgado por cohecho y prevaricación, porque todo indica que Crespo ejerció un cargo público de tal manera que favoreció los negocios privados de ese tal Petrov, supuesto (sic) miembro de la mafia rusa. De eso hay indicios suficientes (sic) y por tal bellaquería los fiscales Fernando Bermejo y José Grinda piden (cito) dos años y medio de cárcel y 17 años de inhabilitación para ejercer cualquier cargo público.
A modo de ejemplo de lo que hacían en sociedad el ruso y el catalán, en 2009 el entonces señor alcalde, Crespo, consiguió perdonar 133.754,33 euros del impuesto de construcciones a la empresa del ruso.
¿Si hay más? Oh, sí, mucho más. Esto otro, por ejemplo. El señor Crespo es un no parar. Surgió en la investigación del caso Palau. La empresa constructora Nova Lloret donó (sic) 100.000 euros a CDC (la C de CiU) a través de la Fundació Trias Fargas, hoy Catdem... ¿Por qué? Porque el Ayuntamiento de Lloret favoreció la urbanización de unos terrenos... En fin, la historia de siempre. (Véase un resumen del caso en un artículo de El País de hace un año, sin ir más lejos.)
Ahora recuerden ¿quién escribió el informe de la comisión parlamentaria que investigó (es un decir) el caso Palau? La señora Masià. ¿Qué decía ese informe? Que no había indicios que señalasen que Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se hubiera enriquecido a través del Palau de la Música, y con esto está dicho todo, porque ya somos mayores y no nos chupamos el dedo.
Más que omertà, lo que hay es mucho sinvergüenza.
se meten los medios con to dios con el rey con su familia-con la mafia Pujol SILENCIO(el mayor robo en europa) esto es la omerta de la mafia catalana y su paranoico interes de joder a españa
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