Dije a los míos que con lo que ganase con mis libros iba yo a comprarme un Ferrari. Tal cual. Así, con un par. Y lo prometido es deuda.
Aquí tienen mi Ferrari. Es un Ferrari LaFerrari, que no es moco de pavo. Es muy resultón. Es rojo (¿de qué color, si no?) y va para delante, para atrás, gira a izquierda y derecha y tiene luces. Viene con la licencia de Ferrari en la caja, cuidado.
Aquí dejo el testimonio del cumplimiento de mi promesa. Eso sí, espero que en el próximo libro que quieran publicarme pueda montarme dentro. ¡Pero no todo puede conseguirse en esta vida! Hay que dejar sitio a la ilusión, ¿no?
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