Antonio Hernández Palacios luchó en el frente, en Madrid, durante la Guerra Civil, en el bando republicano. También inició entonces su trabajo de ilustrador, para el que tenía un gran talento. Muchos años después, A. H. Palacios, como solía firmar sus historias, quiso trabajar en la historia de un soldado republicano de a pie y seguir su periplo bélico desde los primeros días de la Guerra Civil hasta la liberación de París y el final de la Segunda Guerra Mundial, donde habría participado como uno más de los republicanos que sirvieron en la división Lecrerc (1.ª División Acorazada francesa). Ese soldado se llamaría Eloy.
Eloy no pudo llegar tan lejos y se quedó en 1937. Pero los cuatro álbumes de Eloy, de Palacios, nos aguardan para mostrarnos unas ilustraciones de primera categoría. Desde mi punto de vista, el guión, a medio camino entre el documental y las experiencias de Eloy, flojea, porque no consigue ser ni una cosa ni la otra. Pero en este caso, la debilidad del guión queda en un segundo plano frente a la excelencia de las imágenes. Podremos decir cualquier cosa de Palacios, pero en una tendremos que coincidir todos: era un gran dibujante.
Ahí está Eloy, para demostrarlo. Muy recomendable.
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