Ellos



Suelo desconfiar de las autobiografías y la mayor parte de las veces tengo razón por haber desconfiado. Los que escriben abiertamente sobre sí mismos suelen mentir y dan alas a una vanidad superlativa. Cierto es que un buen escritor suele escribir sobre sí mismo y que su vanidad no es pequeña, pues, de entrada, supone que lo que cuenta es interesante. Pero el más frecuente autobiógrafo va muchos pasos más allá y cruza descuidadamente el límite de lo soportable. 

Por eso tan pocos relatos de la propia vida alcanzan mi beneplácito. Requieren una honestidad y una (casi siempre falsa, pero convincente) modestia que pocos pueden permitirse, un desparpajo y un estilo difícil de alcanzar y, por último, cosas que contar. Porque si hablan más de lo que vieron que de ellos mismos, si ejercen más de testigos que de protagonistas, la nota sube. ¿Mienten? Claro. Pero si mienten con gracia... Así, entre una cosa y la otra, se salvan algunas letras de Stendhal, de Churchill o de Casanova, el veneciano, mientras que muchas otras, escritas por personajes incluso insignes, caen o merecen caer en el olvido.

No es el caso de Ellos, escrita por Francine du Plessix Gray. Fue entrar en mi librería de guardia y verme asaltado por Carme. Luis, éste te gustará, me dijo. Y acertó. (¿Cómo se lo hace para acertar siempre?)

Ellos es un libro editado y publicado por dos editoriales, que han sumado esfuerzos para comprar los derechos y costear la traducción, la corrección, etcétera, lo que agradecemos mucho, porque el libro lo merece. Son las editoriales Periférica y Errata Naturae. La traducción es de Ángeles de los Santos. 

La familia de la autora atesora historias para empezar y no acabar, tanto por parte de madre como por parte de padre. Parientes aventureros y aristócratas, amantes, poetas, artistas, viajeros, sinvergüenzas, jugadores, borrachos, hombres de negocios, todos metidos en medio de la historia europea, abriéndose camino en la Revolución Rusa o escapando del nazismo en los años treinta y cuarenta. No faltan ingredientes para hacer de la historia de la familia algo más que divertido, y las primeras páginas de Ellos parece (sólo parece) que van por ahí. Luego vendrá el mundo del glamour, de Vogue y otras revistas de moda, de fiestas interminables, de codearse con Dalí, con Dior, con Yves Saint-Laurent o Marlene Dietrich...

La edición americana de Ellos (Them, A Memoir of Parents).
En la imagen de la portada, Alex y Tatiana, los verdaderos protagonistas de la obra.

Pero lo que Ellos es es otra cosa. Es una seria, incisiva, muchas veces cruel, investigación sobre los protagonistas de esta historia, que son la propia autora, su madre, Tatiana, y su padrastro, Alex Liberman. Bajo la luz del glamour quedan las sombras de la vanidad, el egoísmo, la frustración, la soledad, el miedo, y el amor, también, por supuesto.

Un buen libro.

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