La ristra de Rose Valland



Queridos lectores:

Esta vez he publicado en Twitter una #RistraDeTuits sobre una persona muy notable. Su valor, inteligencia y osadía consiguieron poner a salvo miles y miles de obras de arte, que habrían desaparecido en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Hablo de Rose Valland, que merecería un buen recuerdo.

Aquí tienen el enlace:

Espero que les guste.

Aceituneros de Jaén, aquí no


Se enfadó porque el aceite no era amarillo.

Hace unos días, los periódicos han publicado que un tal Jaume Setó, alcalde de la Floresta, presidente del Consejo Comarcal de Les Garrigues y diputado al Parlamento de Cataluña por la antigua Convergència, hoy PDCat, se quejó ante la presidencia de dicho Parlamento porque, ¡atención! ¡Qué infamia! En el bar-restaurante del Parlamento servían aceite... ¡que no era catalán! ¡Qué falta de decoro! Qué insulto, qué horror. 

Más exactamente, dijo (y traduzco) que Me dirijo a usted [el presidente del Parlamento, el Sr. Torrent] para manifestar mi sorpresa y la de muchos garrigueses al saber que en el Parlamento de nuestro país el aceite de oliva que se sirve es de fuera de Cataluña.

Recordemos que en el pueblo de este caballero cultivan olivares para producir aceite. Recordemos, también, que el concurso para comprar el aceite fue público y que ganó el que cumplía con lo exigible. Da igual. En una cata a ciegas sería incapaz de decir qué aceite es de su pueblo o del pueblo vecino. La cuestión es que no es aceite de los nuestros. 

El caballero en cuestión denunció que el aceite había sido envasado por una empresa del grupo Migasa, gigante del sector olivarero y aceitero, y que había ganado un concurso público para proveer al Parlamento de Cataluña, en buena lid y sin pagar comisiones ni hacer trampas. Se ha seguido, pues, la recomendación de la Comisión Europea sobre esta clase de servicios, abiertos a cualquier empresa comunitaria. El aceite en cuestión era el fruto del trabajo de los aceituneros de Jaén.

Lo mejor, o peor, de todo este asunto es que la presidencia del Parlamento ¡ha pedido perdón por el desliz! Además, ha asegurado que ha sido un error, que no volverá a pasar. Tal cual.

Porque el veto no va destinado a proteger la industria local, sino a señalarse nacionalmente. Mal asunto. 

Peor resulta que le sigan la corriente y que le den la razón. Pero decir estas cosas está mal visto, últimamente. Qué le vamos a hacer.

¡Se lavan las manos!


Queridos lectores:

He aquí un nuevo artículo para Metrópoli Abierta. Espero que les guste. 


¡Que no cunda el pánico!


Me resultó curioso que los organizadores del Mobile World Congress y las autoridades insistieran tanto en que los asistentes a la feria telefónica estaban a salvo del coronavirus chino, pero que nadie, y digo nadie de entre tantos responsables, se dirigiera a la población de Barcelona para tranquilizar al público ante una alarma a todas luces injustificada. Luego sólo nos faltó la solemne estupidez del aspecto de catalán que soltó la señora Erra, alcaldesa de Vic, que no tiene nombre.

Lo publica Metrópoli Abierta, en un artículo que se titula ¡Que no cunda el pánico! y espero que les guste. 

Depende de quién lo diga, claro


Les pongo en antecedentes. 

El señor García es alcalde de una población de cuarenta y tantos mil habitantes cercana a Madrid. En su municipio, el número de inmigrantes ha aumentado notablemente los últimos años. En su mayor parte se dedican a trabajos mal remunerados y enlazan un mal contrato con el siguiente para poder subsistir. La brecha entre ricos y pobres es tremenda. Encima, el pueblo del señor García ha vivido brotes de racismo y es bien sabido que el señor García defiende en público la necesidad de expulsar de la vida pública a los que no son españoles (sic), aunque clasifique como a tales a hijos e incluso nietos de inmigrantes que nacieron y están empadronados en su pueblo. 

El señor García es también un diputado autonómico. Su partido es de bandera rojigualda en la solapa y colgando del balcón y dos palabras que dice y una es España. No diré su partido político, pero sepan que es de derechas, populista y muy nacionalista. La política de su partido, que el señor García aprueba de pe a pa, ha aplicado recortes draconianos a los servicios públicos, ha privatizado parte de ellos, apoyó la reforma laboral (de hecho, pidió endurecerla aplicándola a los funcionarios), ha manipulado las noticias en los medios públicos de comunicación... Su partido, además, se ha beneficiado de muchas comisiones, ya me entienden; está corrupto hasta la médula. Pero así que uno saca el tema, el señor García habla de un ataque a España y tal y cual.

El señor García ha salido en los medios de comunicación porque hoy ha declarado en tribuna parlamentaria que iniciará una campaña para que (cito) hablen sólo en español a aquéllos que, por su acento y por su aspecto físico, no parecen españoles. Etcétera. No sigo. 

¿Verdad que les parece una cosa vergonzosa? Seguro que protestarían en voz alta ante el tal García.

Pues el tal García es en verdad la alcaldesa de Vic, Anna Erra, de JxCat. 

Ha dicho lo que ha dicho. Sólo tienen que cambiar español por catalán. Todo lo demás es idéntico. Hoy, en sede parlamentaria,  se ha dirigido a la consejera de Cultura, María Ángela Vilallonga (en cuyos escritos habla reiteradamante de la raza catalana y la contrapone a la española) y le propuesto una campaña para que los catalanes hablen sólo en catalán y no en el idioma que les dé la gana.

Ha dicho, entre otras lindezas (y cito): Los catalanes autóctonos [sic] han de poner fin a la costumbre muy presente en determinadas zonas del país de hablar en castellano a cualquier persona que por su aspecto físico o por su nombre no parezca catalana. Así, con un par. El subrayado es mío. Por cierto, ¿cómo tiene que parecer un catalán? ¿Qué nombre ha de tener una persona para parecer catalán? Sigo con la cita: Pues que una de las costumbres y un gran defecto de muchos catalanohablantes es cambiar la lengua, es decir, pasarse directamente al castellano cuando el interlocutor que tenemos delante nos parece que es extranjero o simplemente no habla catalán. Mejor que no nos entienda, vamos. Hacerse entender es malo. Es mejor señalar que uno no atiende a los que no son como yo quiero. 

Si fuera una diputada de Vox hablando de inmigrantes y lengua española, imagino el follón. Pues, damas y caballeros, es lo mismo, igual de sucio. Sírvanse ustedes mismos.

La ristra del carmín asesino


¿Sabían que Napoleón sufrió no menos de veinticinco intentos de asesinato documentados? En verdad no se sabe muy bien cuántos sufrió, alguna cifra entre veinte y treinta, porque algunas conjuras prepararon más de un homicidio al tiempo y las tramas se confunden. Fue especialmente durante su Consulado cuando más gente intentó matarlo, pues muchos eran los enemigos externos, pero también los internos, entre los que contar jacobinos, monárquicos, generales dispuestos a ocupar su lugar... 


Algo de todo eso sale en mi primera novela, La conjura de Perregaux, pero ésa es otra historia.

En mi última #RistraDeTuits explico la que quizá fue la conjura más rocambolesca para acabar con la vida de Napoleón. Espero que les guste.

Podrán verla aquí:

Bronce


Mi sable y la medallita.

En la Escola Hongaresa d'Esgrima hacemos de vez en cuando torneos a los que asisten tiradores de todas las sedes del club. He ido a varios torneos de éstos, porque es donde más aprende uno. Tiras con gente con la que no tiras habitualmente y vives la tensión de una competición. Por cierto, tan tranquilo que me ven en la sala de armas cada día y qué nervioso me veo en competición. Hasta el momento, rara vez había llegado a los cuartos de final y me quedaba en la parte media de la tabla. Ayer, por primera vez, pude dominar la inquietud de una competición y obtuve por ello una recompensa, una honrosa tercera posición en el torneo.

Aquí me tienen atacando a un tirador que ha dispuesto una línea.
Partía en segunda, batí con cuarta e hice fondo a cabeza.

A ver, no piensen ahora que soy un campeón de nada. Es una competición entre aficionados y un día se gana y otro se pierde. Tuve suerte, quizá. Pero me hizo mucha ilusión, qué quieren que les diga. Además, me lo pasé muy bien, y eso es lo que importa.

Autobuses y pedos de vaca


Queridos lectores:

Una vez más, enlazo el artículo que esta semana Metrópoli Abierta ha tenido a bien publicar, titulado Autobuses y pedos de vaca. Tiene que ver con la alerta climática declarada por el Ayuntamiento de Barcelona, que provoca actuaciones singulares, vamos a llamarlas así. Ustedes mismos pueden darle vueltas al asunto. Sólo espero que les haya gustado y que les haya dado en qué pensar.

Un húsar en el Arco del Triunfo



Me permito publicar aquí una fotografía que he obtenido en el sitio web oficial del Arco del Triunfo, en París. Pero no he podido evitarlo. La imagen me ha enganchado al primer golpe de vista. La imagen del húsar merece ser señalada. Es un veterano, un gruñón de la vieja escuela. Las trenzas, los aros en las orejas, la gorra cuartelera, la pelliza a medio abrochar... Me ha encantado.

Cartas filosóficas



Si uno habla de la Ilustración, uno de los primeros autores que le viene a la cabeza es Voltaire. Curiosamente, su contribución a la filosofía en particular o al pensamiento en general no es muy notable; de sus manos no salió ningún tratado político de la altura de los que publicaron Montesquieu, Locke o Rousseau, ningún trabajo filosófico como el de Kant o Hume, ni siquiera aportaciones significativas a la matemática, la medicina, la física o lo que sea. Sin embargo, Voltaire es la Ilustración en persona, vivita y coleando. 

Voltaire es el maestro de la ironía. Su Cándido, por ejemplo, ataca a Leibniz con una ferocidad brutal, pero sin dejar de sonreír, como quien no quiere la cosa. Voltaire es amable, elegante y también muy pagado de sí mismo, vanidoso. Es famoso su enfrentamiento con Hume porque éste le robaba protagonismo (Hume era de natural accesible y tenía un fino sentido del humor) o cómo le hizo la pelota a Federico de Prusia para ganarse sus favores. También, por ser el autor de la voz de Dios en la Enciclopedia. Voltaire es grande como divulgador, como reivindicación del libre pensamiento, como personaje que lleva una época consigo y la representa. 

En Francia lo adoran, y no es para menos. En el Panteón de París lo veneran. Ahí me compré, hace un año, sus Cartas filosóficas (publicadas en francés por Flammarion), que he leído ahora y con relativa dificultad, porque el francés lo leo, pero no demasiado.

Las Cartas filosóficas las escribió Voltaire desde Inglaterra (pocos años después de ser instaurado el Reino Unido) y son una muestra más de las mejores dotes de observación, perspicacia e ironía de su autor. Tanto es así que no tardaron en ser prohibidas en Francia, pues las autoridades creyeron que algunas comparaciones entre las instituciones inglesas y las francesas no era tolerables. Eso dio más fama a Voltaire, todo hay que decirlo.

Hay que leerlas con cierta perspectiva histórica, pero también con el ánimo dispuesto a una sonrisa y la cabeza despierta. Muy volteriano todo. Las recomiendo encarecidamente. Aunque sé que no serán aptas para todos los públicos, son fáciles de leer, se explican muy bien y a fin de cuentas hacen observaciones que hoy siguen siendo igualmente válidas y necesarias. Por ejemplo, la carta Sobre la inserción de la viruela, en la que señala la estupidez de quienes se oponían, ya entonces a las primeras vacunas, vamos a llamarlas así.

En Historia Hoy número 6...



Queridos lectores:

La revista Historia Hoy ha tenido a bien publicar dos artículos escritos por un servidor de ustedes. 


Uno es cortito y versa sobre Los orígenes del día de San Valentín. El otro es más largo y resume La guerra de Cuba, la que nos privó de la bella isla del Caribe. 


Espero que les guste lo escrito, y que disfruten de una revista que, la verdad sea dicha, está muy bien, ¡y no porque yo sea uno de sus autores! 

No saben la ilusión que hace que confíen en ti para que escribas estas cosas.