El gran hallazgo y el periodista imbécil


Hace once o doce millones de años, Cataluña estaba en el extremo sur de Europa y disfrutaba de un clima cálido, húmedo, con más selva que bosque, poblado por toda clase de bichos, casi tantos como en una serie de documentales de la televisión. Había rinocerontes, hienas, elefantes, ardillas, tigres, cocodrilos... y micos, una monada.

Lo poco que ha podido salvarse de la mona Laia.

Entre esos micos, uno que acabó malamente sus días, en las fauces de algún leopardo con ganas de comer. Sólo han podido recuperar parte del cráneo y los dientes y una parte del brazo izquierdo, todo en setenta trocitos, un rompecabezas endiablado. Fue en Hostalets de Pierola, en Cataluña, en 2011. 

Excavaciones en Hostalets de Pierola, en el vertedero de Can Mata.

En ese pueblo hay un vertedero y haciendo excavaciones para enterrar la mierda han salido huesos para dar y repartir, buena muestra de una fauna rica y plena. El principal hallazgo paleontológico catalán y uno de los más importantes de Europa en cuanto a mamíferos merecería mejor suerte que las excavadoras, pero... ¡En fin! Así son las cosas. 

La cuestión es que ese mico que acabó sus días en la panza de un leopardo es una nueva especie de simio hominoidea. El ejemplar de Pliobates catalonia ha sido bautizado con el nombre de Laia (diminutivo de Eulalia, en catalán) y su descripción ha merecido un artículo en la revista Science, ni más ni menos. Éste:

David M. Alba, Sergio Almécija, Daniel DeMiguel, Josep Fortuny, Miriam Pérez de los Ríos, Marta Pina, Josep M. Robles, y Salvador Moyà-Solà (30 de octubre de 2015). Miocene small-bodied ape from Eurasia sheds light on hominoid evolution. Science (en inglés) 350 (6260). 

Más sobre las excavaciones en:

Hace 11,6 millones de años, una hembra adulta de pliobates fue víctima de la merienda de un leopardo. Pesaba entre cuatro y cinco kg, comía fruta madura y se desplazaba más como un perezoso que como un mono saltarín, a decir de los paleontólogos, aunque se columpiaba de rama en rama con gracia y salero, cosa de verse. La suerte de haber dado con sus restos es que la articulación de su brazo izquierdo (el derecho se lo comió el leopardo) nos indica que la articulación entre el húmero y el radio o la disposición de los huesos de la muñeca son esencialmente como son ahora entre los hominoideos. Es decir, nosotros y los chimpancés, por poner dos ejemplos, compartimos los principales rasgos de esas articulaciones descubiertas en el brazo de Laia.

Los paleontólogos proporcionaron esta reconstrucción de la mona a los periodistas.

Por lo demás, la mona era lista, pero no demasiado. Su cerebro era semejante al de los gibones y menor que el de los grandes simios y homínidos. Pero no nos importa tanto su inteligencia como esas articulaciones del brazo que se han podido ver, porque permiten remontar la línea evolutiva de los grandes simios unos cuantos millones de años hacia atrás. ¿Es Laia nuestra abuela? Sí, no, no exactamente. Es la mona que nos indica cuándo comenzaron a aparecer los rasgos de los hominoideos, los monos sin cola, capaces de ponerse de pie, etcétera, entre los que se encuentran los gibones, los orangutanes, los gorilas, los chimpancés y ¡nosotros!

Ahora viene lo del periodista imbécil. 

Se organizó una rueda de prensa para mostrar el fósil, comentar el hallazgo y notar su importancia, que no es pequeña. En éstas, llegado el turno de preguntas, un periodista de un medio catalán subvencionado (cómo no) levantó la mano y llegado su turno preguntó si catalanes y españoles (cito) procedemos de monos diferentes. El silencio fue atronador y el pasmo, general.

A decir de otros corresponsales, la respuesta de los sabios paleontólogos fue (cito de nuevo) compasivamente didáctica. Le explicaron despacito y con buena letra que lo de Laia ocurrió millones de años antes de poder hablar de hominización (sic) y que la mona fósil (vuelvo a citar) no tiene nada que ver con el hecho diferencial catalán. Luego se echaron todos unas risas y muy educadamente hicieron ver que ahí no había pasado nada, aunque había pasado un imbécil.

¿Nos estamos comiendo a alguien?


¿Quién está ahí?

Leo con risas una noticia de agencia que han publicado varios periódicos. Me ha podido la curiosidad y he acudido a la fuente, Clear Food.

Clear Food es una organización que emplea las pruebas genómicas para analizar los alimentos que llegan al mercado en los EE.UU. Con esa tecnología, pueden conocer la historia detrás de casi cualquier alimento, porque pueden identificar las secuencias del ADN de sus componentes biológicos. Estas pruebas están patrocinadas por Clear Labs, unos laboratorios que se ofrecen a las empresas alimentarias para controlar la calidad de sus productos. Recordemos que en los EE.UU. la sanidad alimentaria es un asunto privado, no público. 

La cuestión es que Clear Food se ha metido con las salchichas, ésas que llaman hot dog, pero también con las llamadas salchichas del desayuno y con las salchichas de barbacoa. Como todo el mundo sabe, ninguno de esos productos tiene punto de comparación con nuestras butifarras, morcillas y demás, pero los resultados del análisis que ha hecho Clear Food no sé cómo saldrían en España, la verdad que no, y no creo que fueran a salir mejor.

En esta prueba, se han analizado 345 productos de 75 marcas en diez cadenas de supermercados. No está mal. Se han distinguido los productos industriales de los llamados ecológicos y también se han analizado las salchichas vegetarianas.

El resultado más llamativo ha sido que el ADN humano estaba presente en un 2% de las salchichas industriales. Aunque no se descarta que nos estemos comiendo a alguien, el origen de este ADN está relacionado con la limpieza durante el proceso de fabricación y puede provenir de la saliva, los mocos, el pelo o cualquiera del amplio surtido de fluidos corporales de los empleados de la fábrica de salchichas. 

Si ese 2% les ha puesto nerviosos, piensen que dos de cada tres salchichas vegetarianas (¡un 66%!) contenían ADN humano. 

En general, las salchichas vegetarianas salen muy mal paradas. En las etiquetas, exageran la cantidad de proteínas por salchicha, anunciando hasta dos veces y media la cantidad real. Una de cada cinco salchichas vegetarianas presenta problemas de higiene, superando con creces los problemas de higiene de las salchichas industriales. Hablamos de contaminación microbiana, por ejemplo, que no es poco. Además, una décima parte de la salchicha vegetariana será... carne. 

Pero las salchichas convencionales no tienen por qué alegrarse demasiado. Se anuncian como salchichas de cerdo, pero el 3% de las salchichas de cerdo ¡no contiene cerdo! Además, aparecen otras carnes en la salchicha, como la de pollo, pavo, cordero o vaca. El problema es que aparecen sin anunciarse en la etiqueta en demasiadas ocasiones, en una de cada diez salchichas. 

Las conclusiones del estudio son que las salchichas de pollo son problemáticas, porque el pollo viene acompañado de muchos amigos de la granja y que si usted no quiere comer cerdo, confíe en las charcuterías hebreas, que ya se ocupan de eso. Recomiendan que compre salchichas de marcas industriales y conocidas, porque son las que ponen mayor cuidado en la higiene y en el proceso, y que desconfíe de las salchichas artesanales, que confunden lo sucio con lo ecobiochachi. También afirma que no por ser más cara es mejor (o peor) y que todo dependerá del fabricante y su control de calidad. 

El estudio tiene miga, porque los americanos devoran salchichas con desatado frenesí. En 2014 gastaron 2.500 millones de dólares en hot dogs, algo más en salchichas de barbacoa y 500 millones de dólares en salchichas para el desayuno. 

Más en:

Los chorizos matan



Los chorizos matan.

No hace falta que venga la OMS a decírnoslo. Aquí mismo, el incremento de la mortalidad en Cataluña desde 2011 se asocia directamente a los recortes presupuestarios en la sanidad pública y al enriquecimiento de aquéllos que han participado en su privatización, comisiones del 3% aparte. 

Sobran las pruebas, pero más sobran los chorizos.

Dancin' in the rain (Gran Premio de los EE.UU. 2015)


Hamilton, durante los entrenamientos, virando a babor.

¡Felicidades, Hamilton! Se ha proclamado campeón del mundo por tercera vez con la victoria en el Gran Premio de los EE.UU. de 2015. Ha aguantado hasta el final y ¡zas! ¡Campeón! Felicidades.

Lo que tiene mérito, porque esta carrera ha sido movida toda ella, de principio a fin. Un periodista destacado comentó por televisión: ¿Qué necesitan para traer el espectáculo a la Fórmula 1? ¡Yo os diré lo que necesitan! ¡Lluvia! 

¡No le faltó razón! Porque diluvió en Texas todo el fin de semana y tuvieron que retrasarse o suprimirse entrenamientos. Los coches resbalaban, se iban, y nadie podía dar nada por seguro. Hamilton ganó merecidamente y porque Mercedes-Benz es imbatible, ahora mismo, pero no lo tuvo tan claro en algunos momentos de la carrera. Se sucedieron los piques y los adelantamientos, hasta la última vuelta, y hacía tiempo que no pasaban tantas cosas en tan poco tiempo. Además, el circuito de Austin, Texas, es un gran circuito, difícil, técnico, con sitio para correr y para adelantar, lo que pone las cosas más divertidas. 

Vettel, virando a estribor.

Ferrari quedó tercero (Vettel) y se escacharró (Raikkonen). Podría haber ido mejor, pero no fue mal del todo.

Conmoción magdaleniense



Un escritor, Marcel Proust, consiguió hacer de un bizcochito un monumento literario. Toma una magdalena, echa un trocito en su taza de té, observa cómo se deshace, recoge las migas con la cucharilla, se la lleva a la boca y... C'est voilà! ¡Uno de los momentos cumbres de la literatura occidental!

Desde tan modestos orígenes, la magdalena de Proust ha alcanzado tanta fama que parecía imposible. A la que uno ve una magdalena, ¡zas!, nos asalta Proust. Entre escritores, editores y gentes de letras, hay que desayunar croissants y tostadas con mermelada, bocadillos, lo que sea menos magdalenas, porque a la que sale uno con la magdalena ya la tenemos liada y se ponen todos tiernos y evocativos y el desayuno se convierte en un inacabable homenaje a un libro que nadie se ha leído.

De ahí que las últimas noticias sobre la magdalena de Proust hayan causado grandísima conmoción en el mundillo literario y entre tantos lectores magdalenienses. Se publican estos días los cuadernos de notas y apuntes de don Marcel, que Proust anotaba todo, todo, y le daba mil vueltas a cualquier detalle. También le dio vueltas a la magdalena, que en origen ¡no era una magdalena!

Con creciente espanto, los magdalenienses proustistas o proustianos (no sé bien) han descubierto que Proust estuvo considerando seriamente mojar una tostada en el té. ¡Qué aberración! ¡Por el Amor de Dios! ¡Una tostada...! El mal gusto le duró poco a Proust, que abandonó la idea de servirse de una tostada para evocar el tiempo perdido y alumbró la idea de emplear un bizcocho. Prosigue el espanto: ¡un bizcocho! ¡La madre! Pero ¿qué es esto? Una catástrofe, sin duda.

Tranquilos, ¡tranquilos! Proust optó finalmente por la magdalena tras comprobar que un bizcocho era (cito) wagneriano. No sé por qué un bizcocho es wagneriano. Quizá por su pesadez y consistencia, por el leit motiv que su presencia invoca en toda clase de pasteles... ¿Qué pensaría Nietzsche de los bizcochos? ¿También los encontró wagnerianos? Él era un experto en wagnerianismo y uno se pregunta si el nietzschismo no sería fruto de la indigesta de bizcochos. ¡Cuántas preguntas!

En fin, escogió una magdalena, partió un trocito, lo arrojó a su taza de té...

Me está entrando hambre.

Caza menor: 9.000 euros por salir en YouTube


Ante las últimas noticias sobre el lamentable asunto del 3%, uno se pregunta qué narices estaban haciendo los de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), que para eso están. Parece que el caso del 3% pasa de puntillas por delante de su puerta para no quedarse o que tienen las precisas instrucciones para no despertarlo. Digo que lo parece, por no decir lo que pienso. 

Yo les diré en qué estaban metidos y lo que estaban haciendo mientras el 3% corría sin obstáculo alguno de comisión en comisión. Estaban haciendo la mona, el paripé o como quieran llamarlo. 

A modo de ejemplo, este enlace:

Está en catalán y detalla el coste de las actuaciones externas (sic) de duración igual o superior a una jornada de trabajo de los miembros de la OAC en la primera mitad de 2015, hasta el 31 de julio de 2015. Es decir, sólo salen de su oficina para eso. No parece que investigar sobre el terreno sea su fuerte. Aparecen cursos y seminarios y destacan cuatro viajes a lugares en los que no se nos ha perdido nada: Nueva York, Macedonia, Hong Kong y Dinamarca. Sírvanse ustedes mismos. El presupuesto anual para esta clase de fiestorros es superior a los 100.000 euros, que gastan casi en exclusiva los cinco o seis altos cargos de la OAC. Chachi.

Yo pondré énfasis en un viajecito, el que hizo la directora adjunta de la OAC, la señora Masià, a Hong Kong. La señora Masià es famosa por el recelo que levantó su elección para la dirección adjunta de la OAC en el Parlamento de Cataluña, que he mencionado tantas veces, porque en su anterior cargo concedió subvenciones a los imputados por el caso ITV y prometió incluirlos en futuras concesiones administrativas, algo que no pudo hacer porque se le adelantaron los jueces y la policía. ¡Lástima! ¡Si hubieran tardado un poquito más...! Hoy cobra un gran sueldo por el favor y se convierte en embajadora de la lucha contra la corrupción (¡ella!) en Hong Kong, en el 6.º Simposio de la ICAC, la Comisión Independiente Contra la Corrupción, que sabe Dios quién es o para qué sirve, que se celebró el pasado mes de mayo.

Acompañaron a la audaz y morrocotuda directora adjunta dos cargos escogidos a dedo. Uno, Susana (a veces, Susanna) Cano, que se había presentado en las listas de CiU para el Parlamento Europeo y quedándose sin escaño fue también fichada por el director de la OAC, Daniel de Alfonso, que para eso está. Participa en varios paripés internacionales, ahora como experta en idiomas (sic), ahora como técnica de prevención. Por lo visto, sabe inglés. El otro personaje que acompaña a la directora adjunta y que participa en muchos paripés de la OAC es Marisa Miralles, que se vende no como asistente legal de la OAC, sino como Assistant Legal, que mola más, aunque en buen inglés tendría que ser Legal Assistant. Éste es el nivel.

Se gastaron 8.806,74 euros y desaparecieron una semana entera para que la señora Masià pudiera dar una conferencia titulada Colaboración institucional de los organismos de control externo de Cataluña capaz de dormir a las ovejas. Si no me creen, juzguen ustedes mismos. A ver quién es capaz de tragarse en video entero. Está en inglés, les advierto. Más exactamente, en algo que tiene relación con el inglés.

Será:


9.000 euros para esto... Para el 3% sólo el silencio.

¿No creen que alguien tendría que cesar a alguien? ¿No creen que convendría limpiar la OAC? Por el bien de todos, por favor.

Más en:
http://luissoravilla.blogspot.com.es/2015/05/el-cuento-chino-de-la-oficina.html, donde se habla del viaje a la China y de quién viaja.

Objetos de caza mayor


Don Artur Mas, visiblemente nervioso, ha reaccionado mal ante la noticia con la que hoy pasábamos la mañana tan divertidos (y escandalizados). Han detenido al tesorero de CDC, hombre de su más total y completa confianza, al jefe de infraestructuras de la Generalidad de Cataluña, a siete empresarios, etcétera, han registrado la sede de CDC, otra vez, y la de varios ayuntamientos y una decena de empresas... Todo por culpa de unas diligencias de un juez de El Vendrell ante una denuncia de una munícipe de ERC. ¡No ha sido Madrid! Han estirado del hilito y se les está jodiendo el jersey. El 3% persiste. ¡La verdad es tan tozuda...!

Don Artur Mas ha exclamado que Convergència y él mismo son objetos de caza mayor (sic) y ha intentado pasar otra vez por mártir. Le está pillando el gusto. 

Pero me permito recordarle quiénes han sido las víctimas de la depredación: nosotros. Pero, claro, la caza menor no cuenta, ¿verdad?

La inocencia, víctima de la caza mayor.

¿Una mala noticia?



Ferrari ha salido a bolsa. Ya cotiza en Nueva York. No sé si es una buena o mala noticia. Los románticos del motor tenemos muchos sentimientos encontrados y contradictorios. Ya no queda nadie de la vieja escuela.

¿Dónde están las majorettes cuando se las necesita?


Eso que llaman el prusés es ya delirante, y delirante es poco. ¿Conocen la Ley de Poe? Dice que es imposible distinguir entre una postura ideológica extrema y la parodia de esa misma. El procesionismo hace tiempo que se mueve en este terreno.

El procesionismo opta por el fomento de las majorettes.

De entrada, el pueblo suele protestar contra el poder, pero los catalanes procesionistas protestan a toque de pito del poder, a sus órdenes, en manifestaciones espontáneas perfectamente organizadas y programadas por los mismos que acogotan al personal y contra quienes tendrían que protestar, en buena lid. La última, con majorettes. Con majorettes y plañideras, con cánticos patrióticos, con escenas de histeria colectiva... ¡Pura Ley de Poe! 

Como en la Plaza de Oriente en sus mejores tiempos. Pero en color.

Igualito, igualito, que el presidente de Banca Catalana gritando desde el balcón que de ahora en adelante, de moral hablaremos nosotros, frase histórica que el tiempo ha puesto en su justo lugar. ¿Qué dirá el tiempo de las memeces de estos últimos días?

El Gran Timonel saludando a la romana.
Alguien tendría que decirle que salude de otra manera.

Me resulta especialmente curioso que todas esas organizaciones cívicas tan molonas y tan preocupadas por el pueblo y esas majorettes tan guayes nunca, pero nunca, hayan organizado un pitote por la reforma laboral, la privatización de la sanidad, la corrupción que está destrozando las instituciones públicas o algo parecido, como la protección de las rentas y servicios sociales o las becas-comedor, que se han recortado más de 48.000 este mismo mes. Nunca, pero nunca, he visto el mismo ánimo justiciero cuando uno de los protagonistas culpables o simplemente responsables es, pongamos por caso, sin señalar a nadie, un señor convergente o republicano. Nunca. ¡Nunca!

Vete tú entonces a recordar que don Baudilio Ruiz, presente en primera fila en el desfile de majorettes, es el principal responsable de que hoy mismo más de 112.000 catalanes estén esperando una prueba diagnóstica de la que podría depender una operación quirúrgica. Son un 14% más que el año pasado, cuando ya eran un 14% más que el año anterior. Lo que yo les decía: ¿Y las majorettes? ¿Dónde están? ¡No las veo por ninguna parte!

Ese mismo día que desfilaban las majorettes delante del Gran Timonel, que las saludaba a la romana, se publicaba que se ha intervenido el Hospital General de Mataró por una deuda de 2 millones de euros, con la intención de bajar la retribución media del personal un 25%... y de mantener a los directivos en sus cargos, no vaya a ofenderse nadie. Pero la Generalidad de Cataluña debe al hospital 32 millones de euros. Entre estos 32 millones, 12 los prestó al hospital a cambio de que éste recortara los salarios y los privilegios de los trabajadores. Los recortó... y don Baudilio no los ha pagado. Pero ¿quién protesta? ¿Dónde están las majorettes cuando se las necesita? ¿No organizan desfiles para denunciar el escándalo? Éste o cualquier otro, no importa.

Se privatizan servicios y consultas. Las últimas, anunciadas hoy mismo, en el CAP de la calle Manso, que afectan a varias especializaciones. Es un goteo incesante. Pero ¡qué silencio! ¡Qué silencio, Dios mío! Las majorettes han desaparecido, se han esfumado, no están. 

Más. Más. Mucho Mas, sin tilde, porque CiU votó con el PP no hace un año el fortalecimiento de los consorcios sanitarios, que están detrás de todos los escándalos de corrupción y de todos los recortes de la sanidad pública en Cataluña y ahora pronto en toda España. ERC, las molonas organizaciones cívicas procesionistas y las majorettes no dijeron ni pío. Nada. Ni una palabra. Ni mu. Mientras tanto, la sanidad catalana, la más privatizada de España, sigue vendiéndose a pedacitos, sin que nadie parezca darse cuenta. ¿Nadie? Quizá algún tonto como yo, pero a la vista está que las majorettes no se enteran o no va con ellas. A los hechos me remito.

Hoy publican los periódicos que PP y CiU han vuelto a votar juntos. Quieren que pagar una mutua privada desgrave en la declaración de la renta. Sanidad para ricos, que pagarán los ricos, y para pobres, que ya veremos quién la pagará. ¿Qué dicen las majorettes? ¿Dónde está el cabeza de lista? Éste no tendrá pelos en la cabeza porque los tendrá todos en la lengua: ¡no dice nada! ¿Nadie protesta? ¿Nadie? ¡Nadie! Las majorettes nunca están cuando se las necesita.

¿Por qué no organizamos más desfiles de majorettes?

Etcétera. Un etcétera larguísimo. Cierre de fábricas. Corrupción. Incompetencia. El catálogo es tan amplio que las majorettes podrían escoger dónde y cuándo desfilar a gusto, a destajo. Pero no desfilarán, verán como no. 

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. Mt, 7, 15-16.

El Dragón Rojo


Hay escritores que no serán grandes literatos, pero que dan con un personaje que cobra vida propia. Uno de esos personajes, uno que, además, me interesa especialmente, es el doctor Hannibal Lecter, que saltó de los best-sellers de Thomas Harris a las pantallas del cine y ahora también de la televisión. Este salto ha convertido al simpático doctor en un Anthony Hopkins que ganó un Oscar por su mayúscula interpretación en El silencio de los corderos. En otra de las películas (menor que la primera) dice una frase memorable: Su mujer está para comérsela. Uf, qué miedo.

La edición de bolsillo que he leído.
La portada, recordando que ahora la pasan por televisión.
¡Puro márquetin!

En El Dragón Rojo (The Red Dragon), que fue escrita en 1981, el doctor Hannibal Lecter hace su primera aparición en público. Es un psiquiatra condenado de por vida al Hospital Psiquiátrico Forense de Baltimore por haber asesinado a unas cuantas personas y haberse comido algunas de sus partes. Es un tipo culto, amable, inteligentísimo... bajito y con bigote. ¡Lo que hace el cine!

El Dragón Rojo es una obra recomendable para pasar el rato con intrigas policíacas y un tanto terroríficas. Es un best-seller escrito con mucho oficio. No todo han de ser sesudas obras literarias en la vida mortal de un lector, caramba.

"Mi" Premio Planeta


Ganadora y finalista del Premio Planeta 2015.

Este verano me tocó enfrentarme con los manuscritos presentados al Premio Planeta. Con todos, no, que son muchos. Sólo con unos cuantos, a los que dediqué dos meses de intensas lecturas y farragosos informes (mis informes son todos farragosos, qué le vamos a hacer). Leí muchas cosas y algunas muy interesantes. Algunos manuscritos dejaron huella en mi memoria y tenía dos o tres favoritos. 

¿Quién ganará el Planeta?, me preguntaban mis amigos. ¡Qué impacientes! No tengo ni idea, les respondía. No mentía.

Cuando se anunciaron las diez novelas finalistas hace una semana, me llevé un susto. Más de la mitad habían pasado por mis manos. Fui corriendo a ver lo que había escrito de cada una de ellas, hice mis apuestas... Este año, el Premio Planeta iba a ser mi premio.

Lo ha sido. He tenido la suerte de leer y valorar tanto la novela ganadora, Hombres desnudos, de Alicia Giménez-Bartlett, como La isla de Alice, de Daniel Sánchez Arévalo. 

Tonto de mí, podría haber adivinado quién iba a ganar, pero no presté atención a las pistas... ni quise prestarla. Tonto y bendito, pendiente de quién iba a ganar, de quién sería el finalista, se me fue la medianoche a tomar viento, y vistos los ganadores, fue cosa de verme gritar por el pasillo arriba y abajo: ¡He ganado el Premio Planeta! ¡He ganado el Premio Planeta! Porque habían ganado dos novelas de las mías. ¡Coño! Si así de contento me puse anoche, el día que me toque a mí ganar el premio, el día que me toque de verdad... Será, como dicen en Barcelona, para alquilar sillas y sentarse a verlo. 

Ahora me preguntarán por las novelas, si son buenas y tal. Estaban las dos entre lo mejor que leí este verano y son justas ganadoras. La finalista tiene un toque más comercial y (eso lo sé ahora) será porque su autor es guionista de cine y televisión y le da por ahí. Se lee muy bien y será ideal para pasar el rato. La novela ganadora es más dura, especialmente en la manera de enfocar la historia. Las dos, escritas con mucha mano y buen oficio, metiéndose en las pieles de narradores con los que uno no tiene nada que ver, lo que no es fácil. Son dos novelas muy à la Planeta y tienen los ingredientes necesarios para ser un éxito. No diré más, ni que me pregunten. 

Permítanme, eso sí, felicitar a los dos ganadores, a doña Alicia y a don Daniel. Mi más sincera enhorabuena. Bravi!

Las barbas del vecino


Una barba materialista histórica.

De un tiempo a esta parte, las barbas se han puesto de moda. Prefiero afeitarme, pero no tengo nada en contra de las barbas. Mi padre lució una en tiempos difíciles para los barbudos de bien y respeto una buena barba, aunque sigo considerándola incómoda. Históricamente, la barba ha sido emblema de sabiduría y anuncio de poder. El regreso de la barba es hoy más banal, pero no menos significativo. 

Una barba finalmente filosófica.

En estas reflexiones de altura me pilla una noticia del Jönköpings-Posten que recoge la Agencia EFE. El Jönköpings-Posten es el periódico de la localidad de Jönköping y los jönköpingeses o jönköpingeninos, como se llamen, son suecos.

Una barba irónico-literaria.

¡Al grano! La policía de Jönköping recibió un chivatazo inquietante. Varios miembros del Estado Islámico habían sido vistos en un parque al norte de la ciudad, donde, al parecer, tenían una reunión. La comisaría hizo sonar todas las alarmas y envió una patrulla para verificar el caso, con las armas a punto y muchos cuidados. 

Una barba belicosa.

Cuando llegaron al parque encontraron, en efecto, a una colección de señores con barba haciéndose fotos alrededor de una bandera negra, que parecía pirata. Se aproximaron con muchas precauciones al evento y... En fin, que les entró la risa. 

Una barba evolucionada.

No eran guerrilleros ni terroristas, sino barbudos asociados a Bearded Villains, una fraternidad internacional de barbudos y gente con barba. Algunos barbudos de Jönköping fundaron la delegación jönköpingesa de la hermandad barbuda. Celebran reuniones una vez al mes, para hablar de sus barbas (un tema apasionante) y ese día celebraban que por fin tenían bandera. Habían acudido al parque a hacerse unas fotos con ella y... ¿Qué hace ahí la policía?

En el fondo del asunto, una vieja polémica.

Más, en inglés, aquí:

Hecho por muchos, estropeado por pocos


El cuarto candidato de la lista de Juntos por el sí ha hablado hace un par de días y señalando hacia el anarco-nacionalismo del que depende para volver a ser líder mesiánico e insigne prócer de la patria ha dicho (cito): Lo que hemos hecho entre muchos, no lo estropeemos entre unos pocos.

Le han llovido los aplausos de los pocos que estos últimos años han estropeado lo que muchos teníamos y que por su culpa ya no volveremos a tener. 

Nunca tan pocos habían estropeado tanto lo de tanta gente, con el apoyo de muchos, naturalmente.

Desde Rusia con amor (Gran Premio de Rusia 2015)



Dicen que Kruschev, cuando la Unión Soviética, visitó Maranello y exclamó que por tres de esos coches él dejaba la URSS. No sé qué respondería el señor Ferrari, don Enzo, pero creo que no picó el anzuelo y que no se los regaló.

Con esa anécdota en la cabeza, pienso en el Gran Premio de Rusia y me viene a la cabeza otra sensación a medias desagradable: ¡Otro Gran Premio para gente obscenamente rica! En la Rusia putinesca, además, que no pasa por ser la cuna de la democracia, ni siquiera el plegatín.

En fin, que la carrera ha sido movidita, llena de accidentes e incidentes. En los entrenamientos libres, Carlos Sainz se pegó una torta de la que salió bien, gracias a Dios. En carrera, se han sucedido los trompazos. En uno de ellos, un Ferrari ha perdido el podio (¡en la última vuelta!), pero el otro, el de Vettel, ha quedado segundo. Uno de los Mercedes Benz, el de Rosberg, ha tenido que abandonar porque se le ha atascado el acelerador en el "todo gas" y el coche se ha vuelto ingobernable. El otro, el de Hamilton, ha ganado de calle, como siempre, y podría ser campeón del todo en quince días. 

En los pasillos, crisis. Red Bull no tiene motor y amenaza abandonar si no le dan un motor de primera de Ferrari o de Mercedes Benz. El reglamento está para dar un giro completo en dos años. La gente se aburre y los directivos no reaccionan... ¡Lo de siempre!

De jueves a viernes, Beethoven


Para levantar el día nada mejor que un poquito de Beethoven. Aquí tienen la interpretación del Concierto para piano número 5, Emperador, que interpretó Glenn Gould con la Sinfónica de Toronto el 12 de septiembre de 1970, que fue televisado en directo.

El mérito de este concierto, que se celebró un viernes, fue que preguntaron a Glenn Gould si podría interpretarlo... ¡la noche del jueves! Que se nos ha puesto malo el pianista y hemos pensado que, como estaba usted por aquí... No sé si podrá... Y Gould respondiendo que sí, que podrá, tranquilos todos. 

Hacía cuatro años que Gould no interpretaba el Emperador, cuatro, y sólo tuvo unas horas para releer la partitura. Interpretó el concierto de memoria, que se dice pronto.

Ahí les dejo.



El temps girat



Leo poca poesía y leo poco en catalán, así que leo poquísima poesía catalana, pero quizá sea la poesía lo mejor de las letras catalanas en la última parte del siglo XX y primera del siglo XXI. 

La casualidad quiso que conociera a Xavier Amorós Corbella, que es poeta de mucho mérito, y que me invitara a la presentación de su último poemario en Barcelona. Lo publica Cossetània Edicions y se titula El temps girat. Yo me atrevería a traducirlo como El tiempo del revés, más que el tiempo girado o revuelto. Pero, como siempre, seguro que la opción que he escogido habrá sido la menos adecuada. Me conozco.

En cualquier caso, se trata de un pequeño gran libro, escrito cuando el autor estaba lejos de casa, en el hemisferio sur de las Américas, donde pasó tres largos años por cosas del trabajo, que los poetas tienen que ganarse la vida como pueden, que el mercado no está para versos. Allí es invierno cuando aquí es verano y es de día cuando aquí es de noche, lo que explica en parte por qué es El temps girat o El tiempo del revés, aunque la frase también tendrá un sentido irónico, además de éste.

Porque la poesía de Amorós es en gran parte irónica, una visión del mundo que no es humorística, pero que aprecia el detalle del sinsentido y la tontería de lo cotidiano, que es más evidente cuando se contempla con más distancia. En fin, que no levanta sonrisas, pero nos enfrenta a nuestro ridículo, al absurdo de nuestra vida. Da en qué pensar.

Soy muy mal crítico de poesía, pero si se atreven con ella, si leen poesía y les gusta, prueben con la de Xavier Amorós. Creo que es un buen consejo.

Más en:

Hacia Ítaca por la tercera vía y cantando


El Gobierno de los Mejores después del primer baño electoral.

Primero fue el Gran Timonel y su tripulación del Gobierno de los Mejores, rumbo a la Mayoría Excepcional, que naufragaron en las costas de Sufragio, perdiendo a doce hombres. ¡No pasa nada!

Una de las etapas del viaje hacia Ítaca.

El gran líder patrio se autodenominó Astuto, como Ulises, y nos prometió regresar a Ítaca. La gente, tan poco leída, aplaudió muy contenta, sin darse cuenta de que el único que al final del viaje regresa a Ítaca es Ulises, que los demás se mueren todos por el camino. 

Pero se abandonaron los caminos de la mar por otros marcados, los de las vías férreas, y las metáforas abandonaron la navegación a vela para adentrarse en la Revolución Industrial y la máquina de vapor.

La locomotora del prusés pasando por encima del Estado del Bienestar.

En éstas, los tertulianos se llevaron las manos a la cabeza todos y nos advirtieron de un choque de trenes.

Si uno va hacia aquí y el otro en dirección contraria... ¡Chocarán! Ay, qué miedo.

Y se inventaron una tercera vía.


Pero ¿no venía uno de frente?

Pero, digo yo, si hay una tercera vía es que hay una segunda. Si hay dos vías y no una sola, ¿por qué han de chocar los trenes? Si cada uno hace lo que tiene que hacer, si cada uno va a lo suyo, no hará falta una tercera vía. Pero la metáfora ha tenido éxito y allá están, encargando raíles.

Mira que si descarrila...

Ahora me vienen con más metáforas ferroviarias. Ahora temen que descarrile el proceso. 

En efecto, todo está pendiente de un hilo. Con un 3% por debajo de la mayoría de votos (deliciosa casualidad), la coalición Juntos por el sí de derecha nacional-neoliberal-conservadora depende de la oximorónica unión de candidaturas populares anarco-nacionalistas de la CUP para que don Artur Mas sea presidente con mayoría absoluta. El lobby llamado Camamila Party (primo hermano del Tea Party americano, con el que comparte ideología) está presionando a la CUP para que vote a Mas como presidente, porque, si no, todo se va al c... Descarrila, perdón.

A algunos se les está acabando la vía.

Si no sale Mas, descarrila CiU y ahí se queda, insignificante. Si sale, descarrila la CUP y queda en evidencia por votar a quien juraron no votar. Si quieren que el tren siga adelante, tendrán que echar al maquinista y desprenderse de algún vagón. En cualquier caso, el fogonero, el revisor, los pasajeros... no parece que entre ellos se lleven muy bien y quién sabe si llegarán a un acuerdo para ver cuál de ellos tendrá que bajarse en la próxima estación para que el tren pueda subir la cuesta.

La situación se complica por momentos.

Por lo tanto, conviene una nueva línea metafórica y la CUP ha propuesto las metáforas musicales. La CUP propone una presidenia coral. Habrá bajos, barítonos, tenores, contraltos... y algún Soprano, ya verán.

Al final, todo acabará con un concierto.

Si la CUP tiene éxito, pronto discutiremos sobre quién será el director de orquesta, sobre la partitura, sobre quién será el solista y no les extrañe que alguno prefiera una jam session, mientras se alzan voces solicitando una sardana para que todos bailemos alrededor de lo mismo cuatro años más. 

Uno se pregunta si esto va a durar mucho y teme la respuesta.