La idea surgió en una conversación informal con Javier Traité, prologuista y editor de mi Historia torcida de la Filosofía. Mejor dicho, me empujó a poner sobre el papel una idea que no sabía que estaba rondando por mi cabecita. Encendió la chispa que ocasionó el incendio, vamos.
Con esa idea todavía en estado embrionario, acudí a mis editores de Principal de los Libros. Fue una conversación entusiasta, de la que guardo un gran recuerdo, porque me asombró la fe ciega que depositaron en mí. Tú hazlo, que nos fiamos, vinieron a decirme.
Me puse, pues, manos a la obra y, pese a las molestas interrupciones ocasionadas por otros trabajos, pude entregar el manuscrito hace unas semanas, mientras comenzaba a dibujar, porque el texto vendrá acompañado de algunas ilustraciones.
Ayer me enviaron la cubierta que habían escogido (la que precede a estas líneas). Ayer, también, anunciaron que se publicará los primeros meses del año que viene.
Serán meses intensos, porque hay trabajo por delante, pero no se imaginan qué feliz me siento ahora mismo.
Seguiremos informando.