Ante las últimas noticias sobre el lamentable asunto del 3%, uno se pregunta qué narices estaban haciendo los de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), que para eso están. Parece que el caso del 3% pasa de puntillas por delante de su puerta para no quedarse o que tienen las precisas instrucciones para no despertarlo. Digo que lo parece, por no decir lo que pienso.
Yo les diré en qué estaban metidos y lo que estaban haciendo mientras el 3% corría sin obstáculo alguno de comisión en comisión. Estaban haciendo la mona, el paripé o como quieran llamarlo.
A modo de ejemplo, este enlace:
Está en catalán y detalla el coste de las actuaciones externas (sic) de duración igual o superior a una jornada de trabajo de los miembros de la OAC en la primera mitad de 2015, hasta el 31 de julio de 2015. Es decir, sólo salen de su oficina para eso. No parece que investigar sobre el terreno sea su fuerte. Aparecen cursos y seminarios y destacan cuatro viajes a lugares en los que no se nos ha perdido nada: Nueva York, Macedonia, Hong Kong y Dinamarca. Sírvanse ustedes mismos. El presupuesto anual para esta clase de fiestorros es superior a los 100.000 euros, que gastan casi en exclusiva los cinco o seis altos cargos de la OAC. Chachi.
Yo pondré énfasis en un viajecito, el que hizo la directora adjunta de la OAC, la señora Masià, a Hong Kong. La señora Masià es famosa por el recelo que levantó su elección para la dirección adjunta de la OAC en el Parlamento de Cataluña, que he mencionado tantas veces, porque en su anterior cargo concedió subvenciones a los imputados por el caso ITV y prometió incluirlos en futuras concesiones administrativas, algo que no pudo hacer porque se le adelantaron los jueces y la policía. ¡Lástima! ¡Si hubieran tardado un poquito más...! Hoy cobra un gran sueldo por el favor y se convierte en embajadora de la lucha contra la corrupción (¡ella!) en Hong Kong, en el 6.º Simposio de la ICAC, la Comisión Independiente Contra la Corrupción, que sabe Dios quién es o para qué sirve, que se celebró el pasado mes de mayo.
Acompañaron a la audaz y morrocotuda directora adjunta dos cargos escogidos a dedo. Uno, Susana (a veces, Susanna) Cano, que se había presentado en las listas de CiU para el Parlamento Europeo y quedándose sin escaño fue también fichada por el director de la OAC, Daniel de Alfonso, que para eso está. Participa en varios paripés internacionales, ahora como experta en idiomas (sic), ahora como técnica de prevención. Por lo visto, sabe inglés. El otro personaje que acompaña a la directora adjunta y que participa en muchos paripés de la OAC es Marisa Miralles, que se vende no como asistente legal de la OAC, sino como Assistant Legal, que mola más, aunque en buen inglés tendría que ser Legal Assistant. Éste es el nivel.
Se gastaron 8.806,74 euros y desaparecieron una semana entera para que la señora Masià pudiera dar una conferencia titulada Colaboración institucional de los organismos de control externo de Cataluña capaz de dormir a las ovejas. Si no me creen, juzguen ustedes mismos. A ver quién es capaz de tragarse en video entero. Está en inglés, les advierto. Más exactamente, en algo que tiene relación con el inglés.
Será:
9.000 euros para esto... Para el 3% sólo el silencio.
¿No creen que alguien tendría que cesar a alguien? ¿No creen que convendría limpiar la OAC? Por el bien de todos, por favor.
Más en:
http://luissoravilla.blogspot.com.es/2015/05/el-cuento-chino-de-la-oficina.html, donde se habla del viaje a la China y de quién viaja.
http://luissoravilla.blogspot.com.es/2015/04/antifraude-un-fraude.html, donde se habla de cómo se politiza la OAC.
Dios! Mi sentido de la vergüenza ajena solo me ha permitido ver 5 minutos de la intervención de la Sra. Masiá.
ResponderEliminarMe descojono cuando a partir del minuto 3:35, después de decir que va a presentar algunos datos de Cataluña, se dedica a recitar: Capital, Surface area, Inmigration rate,... sin decir ninguno de los datos! No tiene puñetera idea de lo que está leyendo!!
Si este es el nivel de discurso que ha/le han preparado, pueden imaginar el nivel de las conversaciones informales con sus colegas internacionales.
Que pena de personaje, que pena, Sr. De Alfonso.