La medalla Dickin es un producto típicamente inglés. Aunque su prestigio es indiscutible, nunca ha tenido un carácter oficial. La instituyó doña Maria Dickin, fundadora de la PDSA (People's Dispensary for Sick Animals, u Hospital Popular para Animales Enfermos), una entidad veterinaria caritativa, una de esas entidades con regusto victoriano que sólo puede darse en Inglaterra. La medalla fue instituida en 1943, durante la Segunda Guerra Mundial.
La medalla es una pieza muy cotizada por los coleccionistas. Es de bronce. En la cara, rodeado por una corona de laurel, se lee el lema For Gallantry (por su heroicidad) y We Also Serve (nosotros también servimos) en letras más pequeñas. En el reverso, se graba el nombre del animal, su especie y raza, etc. Se otorga a los animales (traduzco) que hayan mostrado un valor o una devoción por el deber claramente heróica, ya sea en las Fuerzas Armadas o en la Protección Civil.
Casi todos los animales condecorados y lamentablemente muertos han sido enterrados en el cementerio animal de la PDSA en Ilford, Essex, que fue restaurado en 2007 gracias a los fondos de la Lotería Nacional británica. En los entierros, suelen otorgarse honores militares a las bestias y nadie se escandaliza por ello.
Hasta el día de hoy, se han concedido 63 medallas Dickin. Del total, 54 fueron concedidas durante la Segunda Guerra Mundial. En 1949, la medalla Dickin fue sustituida por la Medalla de Plata de las PDSA, pero regresó otra vez en 2002, para ser otorgada a tres perros que fueron más allá del deber en el rescate y búsqueda de cuerpos atrapados en los atentados del 11 de Septiembre. También han recibido la medalla Dickin perros que han servido en Bosnia, Irak o Afganistán, que arriesgaron sus vidas detectando minas y explosivos. El último condecorado, en 2010, es un labrador, Teo, por su labor en la detección de trampas explosivas en Afganistán.
En la Segunda Guerra Mundial, recibieron la medalla treinta y dos palomas mensajeras, dieciocho perros, tres caballos y un gato, Simon. Sin entrar en detalles, las palomas fueron recompensadas por llevar mensajes que salvaron vidas humanas o que anunciaron hechos de gran relevancia histórica (Dieppe, Normandía, Arnhem). La mayoría de los perros condecorados trabajaron en la defensa civil, rescatando víctimas del Blitz, aunque también fue condecorado una perrita, Judy, por mantener alta la moral de los soldados británicos en un campo japonés de prisioneros de guerra, por ejemplo.
No creo que los animales tengan valor o noción alguna del deber. Aunque realicen acciones prodigiosas, el valor como lo entendemos es intrínsecamente humano. Pero podemos agradecer su trabajo elevándolos a la condición de héroes. Es bueno para la moral, aseguran los ingleses.
Eso sí, las ratas no cuentan. Simon, el único gato condecorado con la medalla Dickin, prosiguió con su tarea de cazar las ratas del barco donde vivía pese a haber sido herido de gravedad en un combate naval. La abnegación de Simon fue un ejemplo para la marinería y sería luego recompensada con creces, pero las ratas todavía maldicen el nombre de Maria Dickin.
La medalla es una pieza muy cotizada por los coleccionistas. Es de bronce. En la cara, rodeado por una corona de laurel, se lee el lema For Gallantry (por su heroicidad) y We Also Serve (nosotros también servimos) en letras más pequeñas. En el reverso, se graba el nombre del animal, su especie y raza, etc. Se otorga a los animales (traduzco) que hayan mostrado un valor o una devoción por el deber claramente heróica, ya sea en las Fuerzas Armadas o en la Protección Civil.
Casi todos los animales condecorados y lamentablemente muertos han sido enterrados en el cementerio animal de la PDSA en Ilford, Essex, que fue restaurado en 2007 gracias a los fondos de la Lotería Nacional británica. En los entierros, suelen otorgarse honores militares a las bestias y nadie se escandaliza por ello.
Hasta el día de hoy, se han concedido 63 medallas Dickin. Del total, 54 fueron concedidas durante la Segunda Guerra Mundial. En 1949, la medalla Dickin fue sustituida por la Medalla de Plata de las PDSA, pero regresó otra vez en 2002, para ser otorgada a tres perros que fueron más allá del deber en el rescate y búsqueda de cuerpos atrapados en los atentados del 11 de Septiembre. También han recibido la medalla Dickin perros que han servido en Bosnia, Irak o Afganistán, que arriesgaron sus vidas detectando minas y explosivos. El último condecorado, en 2010, es un labrador, Teo, por su labor en la detección de trampas explosivas en Afganistán.
En la Segunda Guerra Mundial, recibieron la medalla treinta y dos palomas mensajeras, dieciocho perros, tres caballos y un gato, Simon. Sin entrar en detalles, las palomas fueron recompensadas por llevar mensajes que salvaron vidas humanas o que anunciaron hechos de gran relevancia histórica (Dieppe, Normandía, Arnhem). La mayoría de los perros condecorados trabajaron en la defensa civil, rescatando víctimas del Blitz, aunque también fue condecorado una perrita, Judy, por mantener alta la moral de los soldados británicos en un campo japonés de prisioneros de guerra, por ejemplo.
No creo que los animales tengan valor o noción alguna del deber. Aunque realicen acciones prodigiosas, el valor como lo entendemos es intrínsecamente humano. Pero podemos agradecer su trabajo elevándolos a la condición de héroes. Es bueno para la moral, aseguran los ingleses.
Eso sí, las ratas no cuentan. Simon, el único gato condecorado con la medalla Dickin, prosiguió con su tarea de cazar las ratas del barco donde vivía pese a haber sido herido de gravedad en un combate naval. La abnegación de Simon fue un ejemplo para la marinería y sería luego recompensada con creces, pero las ratas todavía maldicen el nombre de Maria Dickin.
Los animales no son autómatas ni engranajes de relojería. Los hay miedosos, otros valientes. Por lo tanto, sí hay animales con valor y otros que no lo tienen.
ResponderEliminarPor otra parte, la consideración de los animales como "soldaditos" del Ejército no es exclusiva de los ingleses. Hace escasas semanas, los alemanes expulsaron a un burro de sus fuerzas en Afganistan por ser demasiado... rebelde
¡Caramba con el burro! Buscaré la noticia.
ResponderEliminarAñado al comentario que la medalla Dickin creo que es única en su especie. No conozco ninguna otra similar.
L'asino Hermann congedato con disonore
ResponderEliminarFa discutere la decisione della Bundeswehr: l'animale, dopo anni di fronte, è stato ceduto ad un mercato
MILANO - L’asino Hermann aveva cominciato a puntare i piedi e neppure i comandi impartiti dai soldati della Bundeswehr riuscivano più a smuovere il caparbio quadrupede. E così Hermann, di stanza a Shar Darah, provincia di Kunduz, nel nord dell’Afghanistan, è stato congedato. E neppure con onore. Per la precisione - scrive il quotidiano tedesco Bild - è stato venduto per 100 dollari al mercato locale.
ABBANDONATO IN AFGHANISTAN - Nell’ultimo periodo l’asino si rifiutava di trasportare carichi pesanti di armi e munizioni attraverso i territori del pericoloso distretto sotto controllo dei tedeschi e soprattutto di scavalcare i fossati d’acqua. Inoltre, a causa del normale avvicendamento delle truppe, i soldati che abitualmente si prendevano cura di lui hanno lasciato la base in Afghanistan per rientrare in Germania. Così per lui non c'è stata più alcuna gloria. Congedato con disonore, insomma, anche se resta da vedere se il disonore è il suo o di chi lo ha lasciato laggiù.
LA STORIA DEL CANE TARGET - Nei giorni scorsi un altro animale con le stellette, reduce dal fronte afghano, ha fatto tristemente parlare di sé: il cane Target, che dopo avere contribuito a salvare vite con il suo fiuto in grado di scovare le mine antiuomo, è stato soppresso per errore con un'iniezione letale in un canile dell'Arizona.
CORRIERE DELLA SERA, 8 NOVEMBRE 2010
La storia dell'asino Hermann è veramente lastimosa. Hermann potrebbe essere malatto da stress post-traumatico, dopo vivere situazioni dificultose nella guerra afgana, come tanti altri soldati. Tuttavia è più triste il fine dell'eroico Target, morto per un errore fatale. Grazie per la notizie, e prego non considerare il mio povero italiano, che potrebbe essere migliore.
ResponderEliminarIl cane Target era afgano, era abituato a girare come vagabondo nei paesini e non sapeva starsi tranquillo nel giardino del suo proprietario, credo un medico militare che lo ha portato via con se negli Stati Uniti. Quindi spesso scappava a fare un giro per splorare il suo nuovo quartiere americano... ed è finito nel canile, poveretto. E lì dentro un funzionario poco efficiente si è sbagliato di cane ed ha ammazato quello insigne..
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