No está muerto, medita


Eso es lo que han dicho unos monjes budistas de Mongolia, hace una semana, cuando los forenses del lugar se han personado a investigar sobre la desaparición y posterior aparición de una momia. No está muerto, medita

Más exactamente, han dicho que está en un estado de profunda meditación, en un trance que los budistas llaman tukdam. Viendo las fotografías que publica la prensa, más parece una mojama que un monje meditabundo, con la piel negruzca, reseca y apergaminada, y por lo que cuentan, respirar, lo que es respirar, no respira. Pero ellos insisten: de muerto, nada.

El doctor Kerzin, médico de cabecera del Dalai Lama.
Sostiene impertérrito que la momia no está muerta, sólo meditabunda.
Si lo ven entrar en su consulta, huyan, por su vida.

El doctor (de filosofía) Kerzin se ha sumado a esta teoría, que publican los periódicos del lugar y sus alrededores, ávidos de sensaciones. Ha añadido, además, que si el meditabundo aguanta un poco, un poquito más, a poco que siga en ese estado de meditación amojamada podría convertirse en un Buda. O en cecina, digo yo. 

Los monjes emplean estas trompetas para despertar a los meditabundos.
El monje-mojama está sordo y por eso no despierta, han concluido.
Su lógica no admite discusión.

El doctor (de filosofía) Kerzin es ni más ni menos que el médico de cabecera del Dalai Lama, agárrense. Le dieron el título en la Universidad de California, pero, después de lo que va diciendo por ahí, sospecho que no le aprovecharon las clases. ¡Ay, pobre Dalai Lama! Que no pille un resfriado. Si su médico confunde una mojama con un estado de meditación transcendental, no quiero ni pensar en el tratamiento del mal. Usted vaya meditando y verá cómo se le pasa. Quedará transitoriamente amojamado, pero no se preocupe.

Los forenses se preguntan por qué la mojama, digo, el monje, se conserva en tan buen estado (sic), pero sospechan que las bajas temperaturas del lugar y un ambiente tan seco (hablamos de la Siberia profunda) podrían tener relación con el caso. Para que nos hagamos a la idea, en verano es como si estuviera en el frigorífico y en invierno, en una cámara de congelación industrial. Recordemos que se han encontrado mamuts congelados por ahí cerquita. Lo que consiga un mamut, ¡no lo va a conseguir un monje!

No confundan. Esto es un mamut, no un monje.

El monje-mojama está en la llamada posición de loto, sentado en el suelo con las piernas cruzadas delante de sí, dobladas por las rodillas. Es la posición en la que suelen sentarse los monjes a meditar y se supone que de ahí nace la confusión de los monjes. No decía nada, pero como estaba meditando... Lo normal, vamos. Meditaba protegido por varias capas de piel de búfalo, yak o como se llame esa especie de vaca peluda y fea de la que se sirven en Mongolia. Abrigadito, quietecito y meditando ha pasado el tiempo y ¡nadie se había dado cuenta de que hacía años que estaba ya fiambre! 

Esto ha sucedido en la provincia de Songinokhairkhan (o Songinojairján), Mongolia. Y se ha sabido porque un tipo que pasaba por ahí tropezó con el meditabundo fiambre y lo robó (sic) para venderlo en el mercado negro. Por lo visto, hay un mercado negro de monjes-mojama budistas, cada día se aprende algo nuevo. La cuestión es que el tipo iba con el monje a cuestas y se cruzó con una pareja de la Guardia Civil (o de lo que sea que tengan en Mongolia) y le preguntaron: Eh, tú, ¿qué llevas ahí? Pues, nada, qué voy a llevar, respondió el caco, un monje meditabundo. A ver, a ver, trae para acá, que te veo mal. Y así dieron con el descuidero y con el monje.

El descuidero está ahora mismo a disposición del poder judicial, mientras se discute si el delito ha sido el secuestro de un monje o la profanación de un cadáver. El cuerpo del delito, el monje, reside estos días en la cámara frigorífica del Centro Nacional de Expertos Forenses de Mongolia, donde le han echado un vistazo y han dictaminado que no medita, que está fiambre. Es más, quizá lleve fiambre más de un siglo, si no dos, digan lo que digan los monjes o el médico del Dalai Lama. La duda que todos quisieran resolver es saber quién es (fue) el monje-mojama.

El lama Dashi-Doszho Itigilov, según parece.
Si todavía vive o ya está amojamado cuando le tomaron la foto, no lo sé.

No hay más remedio que acudir a sus antiguos compañeros del monasterio. ¿Podremos fiarnos de gente tan despistada? ¡No hay otra! ¿Y qué dicen? Apuntan que podría ser el maestro del lama Dashi-Dorzho Itigilov. Y llegados a este punto, ay, la historia se repite.

Porque la historia del lama Dashi-Dorzho Itigilov también se las trae. En 1927, el lama Itigilov residía en el monasterio de Buryatia, que entonces pertenecía a la Unión Soviética (y hoy, a Rusia). Justo entonces, se volvió a sus discípulos y les anunció que iba a morirse, ahí mismo, en un pispás. Les pidió que treinta años después de darle sepultura exhumaran su cuerpo. Dicho esto, se sentó en la posición del loto, meditó y murió delante de todos.

Pero el régimen soviético no toleraba demasiado bien esta clase de negocios. Cuentan que los monjes de Buryatia desenterraron el cuerpo del lama Dashi-Dorzho Itigilov en 1957 (el último año del estalinismo) y se llevaron una gran sorpresa. Lo encontraron incorrupto, pero temiendo que las autoridades se personaran en el templo y preguntaran a qué estáis jugando con los muertos, lo volvieron a enterrar. Quizá entonces no estaba muerto, sino meditabundo, y al volverlo a enterrar se lo cargaron definitivamente, quién sabe.

Como dice la canción, el tiempo pasará. En 2002, los discípulos del lama Dashi-Dorzho Itigilov (o los discípulos de sus discípulos, mejor dicho) desenterraron por segunda vez el cuerpo del maestro. Esta vez, con la fanfarria correspondiente a un acontecimiento religioso de primera magnitud, porque el régimen soviético había pasado a mejor vida y el régimen putinesco no manifiesta interés por los monjes-mojama. El cadáver gozaba de muy buena salud y se conservaba casi intacto (como hoy el cadáver del que fuera su maestro). Fue trasladado al templo budista más cercano para facilitar su viaje hacia la eternidad, donde todavía espera a que llegue y quien quiera, puede verlo. 

Es más, parece que la conservación de monjes budistas amojamados no es tan rara como parece y existe la tradición de conservarlos y venerarlos. Quien ría, que no ría tanto. Los frailes capuchinos tienen aficiones parecidas y quien no me crea, que se plante en Roma, visite su cripta y verá qué susto.


Esta es una noticia completamente verídica, que he leído en el noticiario de la BBC. Para que luego digan que no pasa nada interesante en el mundo. Eso sí, les ahorro las fotografías de la momia amojamada. La verdad, no apetecen.

2 comentarios:

  1. Sin dudarlo me apunto a la teoría de una antigua sociedad de mamuts budistas que un día hartos del frío y de que unos tipos pequeños y con poco pelo les tiraran cosas decidieron ponerse a meditar... y ahí siguen. Aquí hay película, o novela, no se anima?

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    1. Gracias por la idea, aunque la novela de mamuts me temo que ya está pillada. ;)

      Ahora bien, la del ladrón de monjes-mojama...

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