¿Qué hacemos con los expertos en demoscopia?


Las últimas hazañas de los expertos en demoscopia han puesto sobre la mesa un grave problema. Hay quien cuestiona (éticamente) la publicación de encuestas con la intención de voto, porque (dicen) pueden influir en los votantes. Si todo el mundo parece que va a votar tal cosa y yo voto tal otra... A nadie le gusta ser un bicho raro, ¿no? Pero, como el voto es secreto, también puede darse lo contrario. ¿Todos votan tal? Pues yo, cual, pa' joder.

En el fondo, es una paradoja lógica. Si conoces el futuro que se te echa encima, harás lo que sea para cambiarlo y entonces el futuro ya no será el que habías conocido, por lo que conocer el futuro deviene imposible. A no ser, claro está, que creas en el destino, en un futuro escrito e inmutable, que no puede cambiar y al que te precipitas sin remedio. A poco que intervenga el azar en la ecuación... En fin, ésa es la cuestión.

Una reñida campaña electoral. ¿Quién será el ganador?

En el Reino Unido, los demoscopistas se cubrieron de gloria prediciendo una ajustadísima victoria del nos quedamos frente al vamos, vamos, que nos vamos. Tan ajustada que estaba dentro del margen de error y que predecir si dentro o fuera y acertar tenía las mismas probabilidades de acertar a cara y cruz lanzando una moneda al aire. Ganó la estulticia, el nacionalismo cerril, el hartazgo de una mala política (causado por políticos nefastos), el populismo, un protofascismo evidente y notorio que se vale de excusas por todos conocidas y a todas luces idiotas: que si Bruselas nos roba, que nuestra soberanía tal y cual, que nuestra identidad nacional está en peligro... Bobadas. Ahí se coman su merienda.

Pero la pifia demoscópica española es de más calibre. El fallo de los sondeos electorales no es debido a una cuestión técnica relacionada con el margen de error. Es que se equivocaron hasta en la tendencia de la intención de voto. La victoria del PP ha dejado sin hipo a muchos. La resistencia del PSOE y el fiasco de Unidos-Podemos, también. Eran los dos principales misterios por resolver... y no acertaron ni uno. ¡Ni uno!

¿Qué vamos a hacer con la demoscopia? ¿En verdad sirve para adivinar intenciones de voto y tendencias de opinión? ¿O sólo dicen lo que el cliente quiere oír? ¿O lanzan una moneda al aire, para ver qué sale? Como en otros países la demoscopia funciona, una vez más, ¡otra!, queda claro que los españoles, a la hora de responder a un sondeo electoral, mentimos como bellacos. ¿Y por qué mentimos? ¿Por miedo? ¿Por orgullo? ¡A ti qué te importa lo que vaya a votar yo!

¿Qué futuro tiene la demoscopia en un país de mentirosos? ¿Tiene ese problema que ver con que nuestros políticos mientan igualmente, con tanta insistencia? ¿Es por eso que la mentira no es valorada negativamente por los votantes?

Miénteme, miénteme, más, más... Los demoscópicos están que se tiran de los pelos.

1 comentario:

  1. Hacen mal las cosas, las encuestas que publican son un cúmulo de errores y despropósitos, no hay rigor. Es una vergüenza. Cuando yo me equivoco o hago mal mi trabajo o mis cálculos se me cae el edificio y me exigen responsabilidades penales y si esta gente que hace las encuestas lo hace mal, también deberían exigírseles responsabilidades.
    Salud
    Francesc Cornadó

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