De los libros



¿Por qué, si tengo en casa la colección completa de los Ensayos de Montaigne me compro un libro en el que sólo aparece el Capítulo X del Libro II, De los libros?

En primer lugar, porque miento. No lo he comprado, me lo ha regalado mi librera de guardia (La Caixa d'Eines), y me ha hecho muuuuuucha ilusión el detalle. Mil gracias. En segundo lugar, si no me lo hubieran regalado creo que lo hubiera comprado lo mismo, porque mi relación con los libros es compulsiva y así que veo uno bonito se me va la mano. 

De los libros está editado por Nórdica, traducido por María Teresa Gallego e ilustrado por Max. Es un librito breve, pequeñito, muy bonito en cuanto objeto, con soberbias ilustraciones y precioso en cuanto texto. Es un regalo ideal. Un regalo para alguien a quien quieras y un regalo para uno mismo, pues las buenas lecturas son siempre de agradecer. Es como esos bombones que venden sueltos, que te alegran al momento y te vuelven adicto al chocolate.

No creo que haga falta que les hable del gran Montaigne, de su afición a los libros (de los que habla aquí), de su perspicacia a la hora de observar el mundo y meditar sobre ello. Pero creo que a más de uno le haría falta acercarse al espíritu de Montaigne, en los tiempos que corren. 

2 comentarios:

  1. Tendré que echarlo un vistazo, pues los libros ilustrados me gustan mucho. Tengo señalado en ese capítulo que citas de los Ensayos esta frase:

    "Desearía tener una comprensión más perfecta de las cosas, pero no la quiero adquirir al precio tan alto que cuesta.Mi intención es pasar con dulzura y sin esfuerzo lo que me resta de vida. No quiero romperme la cabeza por nada, ni siquiera por la ciencia, por mucho que sea su valor. En los libros busco solamente deleitarme con una honesta ocupación; o, si estudio, no busco otra cosa que la ciencia que trata del conocimiento de mí mismo y que me enseña a morir bien y a vivir bien".

    Creo que en su día señalé este párrafo por una identificación. Valoro los libros en cuanto hallo algo de mí -una situación, un impulso, una búsqueda, una crisis- en ellos. Ese texto, leído hace treinta años, por ejemplo, no lo habría comprendido de la misma forma que ahora lo acepto. Montaigne es digno de recurrir a él cada día; la edición de Acantilado es magnífica.

    Gracias por el tema.

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    1. Pues ahí está la cita, en el librito que digo. Gracias por leerme... ¡y por leer a Montaigne!

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