Aquí o allá, en una u otra sala, aparecen de vez en cuando cuadros de cuadros. Se puso de moda, en un cierto momento, el representar en un cuadro las colecciones artísticas propias o ajenas, sea para presumir delante de los amigos, sea parar dar envidia a los enemigos. Entre los siglos XVII y XVIII, esas pinturas de pinturas (y esculturas) tuvieron mucha fama. En caso de apuro, uno podía ahorrarse toda la visita al museo viendo un solo cuadro (pero, maldición, lo ponen siempre al fondo de la pinacoteca).
Éste resume las maravillas de la antigua Roma.
Es un preludio del Grand Tour que se pondría de moda un siglo después.
Dos detalles de otro lienzo que muestra las maravillas de Roma.
Se aprecia la obra de Michelangelo Buonarrotti y de Gian Lorenzo Bernini.
Es un cuadro de un cuadro de una escultura, ojo al dato.
Éste es más moderno, pero va de lo mismo.
Sin tanto detalle, eso sí, pero nos muestra el primer Louvre.
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