Me cuesta viajar, dar el salto, decidirme. Hacía ya mucho tiempo que decía que París era mi asignatura pendiente, pero no daba el paso, no lo daba... hasta que dí con una buena excusa. Ésta fue la exposición Caravage à Rome - Amis et Ennemis (Caravaggio en Roma, amigos y enemigos).
Semejante chispa me hizo preparar las maletas, sacar una entrada para la exposición y plantarme en París. No fue una mala excusa.
La escalinata que lleva a la planta superior es espectacular.
La exposición permanecerá todavía unos días, hasta finales de enero, en el palacio Jacquemart-André, que es también un museo plantado en una de las grandes avenidas de París, la Haussmann. El tal André era un banquero con una gran fortuna y la señorita Jacquemart era una artista que pintaba retratos. Eran los tiempos de Napoleón III y al señor André le iban muy bien las cosas. Se mandó construir una casita que no vean ustedes y pensó en hacerse un retrato. Así se conocieron, así se enamoraron y acabaron en la vicaría.
Un fresco de Tiépolo en lo alto de la escalinata, ahí es nada.
Una pequeña parte de la colección del Museo Jacquemart-André.
El matrimonio inició una colección de arte en su mayor parte de procedencia italiana. Uno puede contemplar en la casa un fresco de Tiepolo, cuadros de Tiziano, esculturas de Donatello... En fin, una maravilla. Es un pequeño museo digno de verse, del que no se tienen apenas noticias porque el Louvre es un monstruo gigantesco a su lado.
El señor André murió y su señora, finalmente libre de las ataduras del matrimonio, se lanzó de cabeza a coleccionar y ordenar lo coleccionado. Así nació el museo, que incluye, además de la colección de obras de arte del banquero y su señora, algunas estancias del caballero difunto, que la mujer conservó con celo y cuidados. El caserón es, él mismo, otra obra de arte digna de estudio.
La cama de la habitación del marido, el señor André.
La toilette del marido.
En primer término, la silla en la que se ocultaba el orinal.
La señora de la casa y madre de la estupenda colección artística.
En este museo tan cuco se iban a exponer diez obras de Caravaggio, diez, que un servidor no había tenido la suerte de ver antes en persona personalmente. Amaneció el día de la visita con el menda el primero en la cola, para entrar y disfrutar.
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