La decapitación de Holofernes que tanto me deslumbró en la entrada se comparaba con otras decapitaciones. Las más típicas y tópicas son las de David decapitando a Goliat o las de Judith degollando a Holofernes, aunque la de San Juan Bautista también es un motivo frecuente.
La violencia puede ser explícita o implícita, pero, en cualquier caso, merece tratamientos muy diversos, como podrá verse.
Aquí un David decapitando a Goliat, un poco bestia, porque Goliat parece que no había muerto del todo y, como el Holofernes de Caravaggio, despierta justo cuando lo están matando. Es el detalle de una obra espectacular de Borgianni, que pintó (casi seguro) inspirándose en la obra de Caravaggio.
Aquí David ya ha decapitado a Goliat y el autor de esta obra es el famoso (entonces, no tanto ahora) Giuseppe Cesari, caballero de Arpino. Su fama actual viene por haber sido maestro de Caravaggio y por haber arrojado a éste al arroyo. El lienzo tendrá su mérito, pero el maestro palidece a ojos vista ante la obra de su discípulo.
Orazio Gentilleschi, amigo de Caravaggio, pintó a Judith (a la izquierda) y a su sirvienta (derecha) con la cabeza de Holofernes en una bandeja de plata. Éste es un detalle del lienzo. Judith es una mujer idealizada e idealista (¿no se parece mucho a Artemisia?); su criada, en cambio, parece tocar con los pies en el suelo.
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