Tendríamos que tomar ejemplo: la administración pública rinde cuentas de todos sus actos, incluyendo éste, aunque nos estremezca y nos escandalice, por bestia. Quisiera escribir más y más sobre el caso, pero prefiero que cada uno saque sus propias conclusiones.
Para ello, que visite este enlace:
Querido Luis,
ResponderEliminarCuando quieras podemos discutirlo pero prefiero dejarlo previamente por escrito, para que no quede duda sobre ello: Estoy a favor de la pena de muerte.
Respecto a la web que nos adjuntas, simplemente admirable. Transparencia y claridad.
Ahora creo que ya podemos empezar el debate.
Un abrazo,
Carlos
Carlos
Querido Carlos,
ResponderEliminarA favor o en contra, la lista pone los pelos de punta. Decir macabra es decir poco. Leer las últimas voluntades de un criminal antes de ser ejecutado es algo espeluznante.
Soy sincero: no me atrevo a decir que sí, no me atrevo a decir que no. A favor del sí, la cuestión práctica, que tiene ventajas indiscutibles; a favor del no, el riesgo de ejecutar inocentes, y la cuestión (nada baladí) de preguntarse si un determinado crimen merece la muerte o no, y por qué. Se demuestra demasiadas veces que crímenes semejantes obtienen penas dispares, y eso no es justo.
Con toda esta información disponible, tenemos que asumir que el pueblo de Texas sabe que mata, a quién mata, cuándo y cómo lo mata. No puede alegar ignorancia. Allá cada uno con su conciencia, pero el sistema es aceptado por los tejanos y se administra con todas las garantías legales del sistema judicial americano.
En cambio, en casa, una mala gestión de la administración pública se lleva por delante mucha más gente que la inyección letal. Un ejemplo: los cinco millones de euros que pagó la Generalitat de Catalunya en 2007 por informes imbéciles equivalen al coste de 800 operaciones de cirugía mayor, postoperatorio incluído. Atendiendo a las listas de espera, 800 personas sufrieron innecesariamente (y algunas murieron) por la tontería de los informes. Y nadie se escandaliza.
Sólo para ilustrar uno de los riesgos de la pena de muerte: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/02/internacional/1254445514.html.
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