Don Artur Mas, antes de conseguir la Mayoría Excepcional de 2012.
Companys murió fusilado y descalzo, por orden de un tribunal militar. Gandhi llevaba sandalias cuando le tiroteó un fanático hindú. John F. Kennedy recibió dos balazos desde el quinto piso de un almacén de libros cuando paseaba en un automóvil descapotable. Martin Luther King también murió de un disparo, en un motel. ¿Qué tienen en común estos cuatro personajes?
Los cuatro murieron balaceados. Si no fuera por este detalle, se parecen entre sí como un huevo a una castaña. Pero la circunstancia más llamativa de este asunto es que los asesores de imagen convergentes han querido comparar a don Artur Mas con todos y cada uno de ellos. Simultáneamente, no, pero sí primero con uno y luego con el otro, según el caso.
Si yo fuera don Artur Mas, me preocuparía. Parece que los suyos le quieren muerto.
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