Menos mal que acabamos (Gran Premio de los Estados Unidos 2014)


No ganaremos, pero tenemos un coche bonito.

Este año, los ferraristas no ganamos para disgustos. Cuando le preguntaron hace un par de días a Fernando Alonso cuál era su objetivo para la carrera de este domingo, respondió: ¡Acabar! Porque corría con un motor viejo, hecho cisco, cosas del reglamento. Que nos diga que le gustaría acabar entre los cinco primeros, por ejemplo, ya fastidia un poco (pues quiere decir, disimulando, que si da todo de sí acabará quinto); pero que diga que no sabe si podrá acabar la carrera...

Sólo puntuó uno de los dos Ferraris, el de Alonso, que acabó sexto (y gracias). Raikkonen acabó duodécimo. Ganó... Mercedes, cómo no. Hamilto, primero y su compañero, detrás. Dos Red Bull y un Williams delante del primer Ferrari. No corre ni marcha atrás, dicen, y no hace falta que lo juren. La carrera, por lo demás, fue aburrida, aunque hubo momentos interesantes y el circuito bien merecía coches más potentes e igualados en pista.

En Austin, Texas, EE.UU., Alonso sigue manteniendo jugando al gato y al ratón con los periodistas. Deja Ferrari, seguro, pero quién sabe en qué equipo correrá el año que viene. Unos dicen McLaren, otros sostienen que podría ser Lotus, Mercedes está siempre ahí, Red Bull lo desmintió (es decir, que está interesada), etc. Un amigo mío afirma con rotundidad que se quedará sin coche para el año que viene. Qué sé yo.

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