¡Ay, los museos...!

Hace algunos meses, me preocupé en voz alta por el proyecto, final y tristemente aprobado, de remodelación del conjunto museístico del Cau Ferrat y el Maricel, en Sitges. Dos cosas me quitaban el sueño: una era la pérdida del encanto de un museo que, en sí mismo, era una pieza de museo; la otra era convertir la fachada marítima de los edificios en un horror de cristal, una horterada, una vulgaridad indescriptible. Ahora me preocupa una tercera: el presupuesto de la remodelación se calculó bastante superior a los nueve millones de euros y se ha concedido al mejor postor, que hace la obra por una tercera parte menos de lo presupuestado. ¡Tiemblo al pensar en qué pueden haberse ahorrado más de tres millones de euros...! Qué miedo.

Tampoco tiene palabras la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, la institución de las artes catalana de más solera y prestigio. Si me permiten, traduciré sus declaraciones. Así, de entrada, muestra una grave preocupación por el proyecto de remodelación de los museos. Esta institución, que también se (pre)ocupa del patrimonio artístico catalán, se ha llevado las manos a la cabeza cuando ha hablado de la fachada marítima, toda cristal de arriba abajo.

Afirman los académicos que su construcción implica un desagradable impacto sobre la fachada marítima de la población (i.e., que es más fea que pegarle a un padre). Prosigue asegurando que no cumple con la funcionalidad prevista, pues no puede asegurar la accesibilidad a todos los museos, y entonces ¿para qué sirve? ¿Por qué no aprenderán los arquitectos de la ampliación del Banco de España en Madrid, de Moneo, en vez de cubrirlo todo de cristal? Qué manía tiene esa gente de arruinarlo todo, de verdad.

Añade cosas que ya sabíamos:
...el muro cortina de vidrio, de costoso y difícil mantenimiento por su situación frente al mar...
...Este muro, tal y como está orientado a mediodía, provocará problemas generales de climatización al espacio que cobija en concreto y de rebote [de retruc, en catalán], a todo el edificio...
...Sus técnicas constructivas no se corresponden con las tradicionales...

...y se trata de un conjunto arquitectónico catalogado por ser como es, no por ser como quieren que sea los munícipes y un arquitecto que se cree bueno. En fin, un serial con final triste, si Dios o un tribunal no remedian los abusos de la mayoría política.

Añado, a modo de post-scriptum, que los académicos sólo pueden ser consultados por las autoridades y no tienen poder ejecutivo, aunque sepan de arte un rato. Los detractores del proyecto propuesto se están cargando de razón y ojalá esta razón sirva para algo. ¡Ánimos!

1 comentario:

  1. Muchas gracias por tu artículo!!! necesitamos muchos como el tuyo.... los académicos tienen peso, però los que queremos y respetamos Sitges tambien!!!

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