La Gran Cacería Real


El Gran Duque Alexei Alexandrovich, hijo del Zar de Todas las Rusias, se había hinchado a leer novelas del Oeste y quiso partir hacia los Estados Unidos para cazar el bisonte americano (buffalo o búfalo), verse con los indios, cabalgar con los vaqueros... La cacería que organizó ha pasado a la leyenda del Far West como the Royal Buffalo Hunt, y está llena de anécdotas y historietas de lo más interesantes. Imagínense: la expedición de caza la capitaneaba el general Custer y el guía escogido fue William F. Cody (Buffalo Bill). ¡Casi nada!

La expedición partió en enero de 1872 hacia el sur de Sand Creek, donde abundaban los bisontes. Partieron con una escolta de setenta y cinco soldados de caballería, una multitud de oficiales, veinticuatro mulas de carga y seis carromatos, sin contar con el tren privado del Gran Duque, que corría por los rieles de la Union Pacific. Entre los invitados, el representante del Gobierno, el teniente general Sheridan, entonces comandante en jefe de la región de los Grandes Lagos, un tipo gordo, bajito y paticorto, que no despertó la afición del Gran Duque, deslumbrado por la apuesta figura del general Custer y sus habilidades como jinete.

En efecto, así que dieron con una gran manada de búfalos, Custer hizo una de sus exhibiciones. Tomo un revólver en cada mano (unos Schoffield del 44 de Smith & Wesson) y se lanzó al galope contra la manada. La demostración dejó a todos boquiabiertos y el Gran Duque aplaudió a rabiar. ¡Yo también quiero!, dijo.

Así que el Gran Duque Alexei Alexandrovich tomó dos Schoffield del 44, picó espuelas y comenzó a disparar contra los búfalos. El primer disparo le voló la cabeza a su propio caballo, los once disparos siguientes pusieron en fuga al séquito del Gran Duque. El teniente general Sheridan de poco no lo cuenta, pues le llovieron todas las balas alrededor, y verlo correr con aquellas piernas tan cortas fue un espectáculo muy del agrado del Gran Duque. Sheridan fue a parar encima de una plasta de búfalo y cuentan que cuando paró la balacera... Copio el testimonio del señor Beeson, presente en la cacería:

Se puso en pie y nunca había visto a una persona tan frenética y furiosa. Aunque su aspecto desgarbado y paticorto no parecía impresionar a nadie, tan pronto empezó a blasfemar dejó atrás a cualquiera. No sé qué tipo de lenguaje utilizan los Románov en Rusia, pero la soez catarata de improperios que soltó Phil Sheridan ese día pienso que el Gran Duque no la olvidará jamás. Insultó a todos y no se dejó a nadie. Custer salió muy mal parado, por no hablar del Gran Duque mismo, que se divirtió mucho al escuchar tantas ocurrencias y celebró los insultos con muchísimo placer.

Al final, el Gran Duque acertó a un búfalo a diez pasos, mientras lo sujetaban el señor Beeson y unos amigos, y dado el tiro de salida, la lluvia de plomo que siguió a continuación no cesó hasta que los cazadores no derribaron a doscientos búfalos más. En palabras de los asistentes, se gastó más munición que en una batalla y el aperitivo que siguió podría haber alimentado a todo un regimiento en campaña. El Gran Duque se lanzó a la bebida y se vaciaron más botellas de vodka y champagne que búfalos murieron aquel día. A decir del señor Beeson, todos acabaron con una curda de campeonato.
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En la foto, el Gran Duque Alexei Alexandrovich de Rusia, con su perrito y un Schoffield del 44.

2 comentarios:

  1. Con zares así no me extraña la revolución.... (¿no será que la comenzaron los búfalos? después se cambió la historia)

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  2. Cuentan que su encuentro con los indios fue todavía más divertido, pero desconozco los detalles. Seguiremos informando.

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