Biogás de la leche

Sí, he dicho biogás de la leche, y es así, literalmente. No es que sea la leche el biogás, o que sea un biogás de aúpa, sino que es biogás que se saca de la leche. Lo que pasa es que, dicho así... En fin, que presta a confusión.

La cuestión es que la tecnología está ofreciendo una solución muy interesante para deshacerse de los residuos de la industria láctica. Aguas de lavado (residuales o blancas), suero de leche, impregnaciones, productos rechazados o caducados... son legión y ¿qué hacer con ellos? Pues, energía.

Véase cómo. Una especie de depósito llamado digestor recoge estos residuos, que dan de comer a unas bacterias. Las bacterias se tiran pedos, y los pedos son, básicamente, metano y más cosas, las que hacen peste. El metano es combustible; de hecho, el gas natural ¡es metano! Tratando convenientemente un metro cúbico de suero de leche (que pesa poco más de una tonelada) podremos sacar biogás capaz de generar el mismo calor que veinte litros de gasóleo. ¡No está mal!

Si resulta que no necesitamos tanto calor, también se podría generar electricidad con el biogás de la leche. El biogás sería el combustible de un motor de gas convencional. En argot, a los motores de gas les llaman burras, y tendríamos burras que funcionan con un biogás de la leche. Sin comentarios.

El motor movería un generador eléctrico y los gases de escape podrían aprovecharse igualmente para generar vapor o agua caliente. A eso se le llama cogeneración, y es una tecnología muy eficiente, comparada con la producción eléctrica convencional. Es largo de explicar, pero es así.

Si pasamos el biogás de la leche por una planta de cogeneración, con una tonelada de suero de leche tenemos para 100 kWh eléctricos y el calor que nos daría quemar unos diez litros de gasóleo. Poco más o menos, la energía que consume una familia en invierno en un día.

Quien dice suero de leche, dice cualquier otra cosa. Puede utilizarse para dar de comer a las bacterias leche caducada, yogures pasados, etcétera, que la cantidad de residuos lácticos de una fábrica de quesos, de yogures o de leche descremada quita el hipo al más pintado y hace la boca agua de tantas bacterias pedorras.

Las ventajas del biogás de la leche son muchas. Se puede considerar un recurso renovable, reduce la cantidad de residuos de manera notable, podemos fabricar abonos y fertilizantes con lo que han dejado las bacterias, podemos ahorrarnos consumir petróleo, las vacas son más felices sabiendo que generan la electricidad que consumen... qué sé yo.

Pero, si hemos de ser sinceros, yo no he podido resistir la tentación de copiar este título: Biogás de la leche de una revista del ramo. Lo dicho, un biogás que se sale, para alimentar las burras. Para que luego digan que la ingeniería es aburrida.

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