¡Que (les/nos/la/me...) jodan!



En una tangana del Congreso de los Diputados va una diputada y exclama: ¡Que les jodan! Qué nivel, qué oratoria.

Don Mariano, el presidente del Gobierno de España, lleva un rato anunciando la que nos va a caer, que no es moco de pavo. Dice que también se van a recortar las prestaciones del seguro de desempleo. Don Mariano suelta la noticia y se monta un follón. Unos aplauden y otros abuchean, y en medio del jolgorio indebido salta la señora diputada y exclama: ¡Que les jodan! Qué mala suerte: la pillan las cámaras y los micrófonos.

Los periodistas afilan los lápices; los grupos de la oposición hablan de un escándalo; los internautas piden la dimisión de la señora diputada, si no su cabeza. El follón está servido y la señora Quelesjodan, diputada, tiene que disculparse. No lo haré más, me portaré bien... Eso sí, el ¡Que les jodan! iba dirigido a los diputados socialistas, dice, no a los señores parados. Ah, bueno... Veremos quién la cree, si no será peor el remedio que la enfermedad. La señora Quelesjodan se ha dejado llevar por la pasión del momento.

Estas palabras y tanto follón son el pan nuestro de cada día en las Cortes Españolas. No favorecen el prestigio de la clase política, a decir de muchos. Lo que es yo, creo que mientras no lleguen a las manos...

Pero a mí me dolieron otras palabras, las de don Mariano, que anunció que las prestaciones por desempleo disminuirían a partir del sexto mes para incentivar la búsqueda de trabajo. Lo que es a mí, me ofende mucho más este... este cinismo, dígase así, que no que la jodan, que me jodan, que les jodan o que nos acaben jodiendo a todos. Con la que está cayendo y asegurar en público que se reduce la ayuda a los parados ¡para incentivarlos a buscar trabajo! ¡Manda güevos!

Don Mariano podría haber dicho, por ejemplo, que como no hay dinero, no queda más remedio que reducir la ayuda a los desempleados; uno se lo cree o no se lo cree, está a favor o en contra, lo que sea, pero es la propuesta del Gobierno de España y es lo que hay que discutir. Pero con más de cinco millones de parados sobre la mesa, insinuar que se rebajan las ayudas porque la gente necesita un incentivo para buscar trabajo... Eso es, para mí, mucho, pero que mucho más grave, que el rebuzno de una señora diputada.

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