En Estados Unidos, las carreras de coches son más movidas.
La Fórmula 1 no acaba de cuajar en los Estados Unidos. Ahí son más brutos, más simples. Sus carreras de automóviles carecen de la finesse de la competición europea, que es un no da más de tecnología aeroespacial, electrónica de vanguardia, ingeniería de precisión y una suma estratégica de padre y señor mío. Tantas finuras y se decide todo en dos milésimas de segundo en la vuelta de clasificación. Allá no se andan con puñetas: un motor grande, mucha goma y ¡dale! ¡A todo gas! ¿A qué tanto cuento?
El resultado es que sus carreras son muy divertidas. También, caóticas. Las carreras de Fórmula 1, en cambio, son aburriiiiiidas. No acaban nunca. Todo está previsto. Sabes quién va a ganar casi desde la primera vuelta. Un muermo. A decir de los americanos, naturalmente.
El chaval gana hasta con una mano atada a la espalda.
No les falta un poco de razón. Vettel volvió a ganar con su Red Bull. ¡Ocho victorias seguidas! Ha batido la marca de Schumacher (Ferrari). Los demás hicieron lo que pudieron. A decir de muchos, esto fue aburridísimo.
Sólo puntuó un Ferrari, el de Alonso, que ya es subcampeón del mundo. En el Campeonato de Marcas, Mercedes tiene ventaja sobre Ferrari y queda una sola carrera. ¿Podremos ser subcampeones de marcas? Difícil. Pero no imposible. Ya veremos.
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