El nombre del establecimiento era Librería Cervantes. Pero se le ha quedado Llibreria Canuda, porque está en la calle Canuda y porque todo el mundo la llama así. Es toda una institución en Barcelona. Abrió el 14 de abril de 1931 (según reza su sitio web), lo que también es casualidad, porque nació el mismo día que la Segunda República Española.
La Canuda fue fundada por don Ramón Mallafré Conill y seguía el negocio hasta ahora su hijo, don Santiago Mallafré Gou. Cuentan que esta librería de lance inspiró el Cementerio de los Libros de La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, lo que faltaba, pues si ya era lugar de culto entre los lectores y bibliófilos barceloneses, y parte inevitable de cualquier ruta literaria, ahora encima era lugar de visita para los lectores del best-seller. Pero cualquier amante de los libros encontrará el lugar impresionante. Acumula más de 200.000 libros en 600 metros cuadrados de comercio, y en cualquier momento los ojos del visitante se posarán en una obra maravillosa.
Pero de nada ha servido tanto trabajo y tanta fama ante la Ley de Arrendamientos Urbanos. La finca ha cambiado de dueño y éste no tiene alma libresca. El fin de los alquileres de renta antigua en una zona comercial de primera quiere decir que ya no hay sitio para la Canuda y ésta, vencida, cierra. El 22 de noviembre, bajará la persiana por última vez.
En su lugar pondrán una tienda de moda para adolescentes gilipollas y anoréxicas, Mango. Los libros usados que buscaban una segunda oportunidad en esta vida se han visto superados y vencidos por una multinacional intelectualmente nula. Hace daño comprobar una vez más que la fuerza siempre ha vencido a la pluma y la estupidez al intelecto.
He paseado entre sus estantes, con la poesía de Valle-Inclán en una mano y el polvillo libresco en las narices. Triste.
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