La subasta del halcón maltés

Fotografía publicitaria de El halcón maltés, donde aparece la estatuilla.

En la historia del cinema noir, que es la manera pedante de decir cine de policías y ladrones, destaca con luz propia una película de 1941, The Maltese Falcon (El halcón maltés). John Huston, el director, hizo una gran película de una novela de Dashiell Hammett. Tan grande que la mayoría de la crítica cinematográfica la considera la mejor película noir de la historia y una de las mejores películas de la historia del cine, así, en general. 

El pajarraco, en una escena de la película.

Protagonista involuntaria de la película es la estatuilla de un halcón, la que da nombre a la película. Los protagonistas matan por ella y hoy, setenta y tantos años después, siguen matándose por conseguirla. En la película, llega a venderse por 10.000 dólares. El 26 de noviembre de 2013, por 4.085.000 dólares, en una subasta organizada por Bonham's. Una burrada de dinero.

No sabemos quién la ha comprado, porque lo hizo por teléfono y prefiere el anonimato. Tampoco he podido adivinar quién la ha vendido, aunque sabemos que la compró en los años ochenta. Hay que añadir que existen certificados de la Warner Bros. que autentifican la figurita. En su base tiene inscrito el número de inventario de los estudios y el nombre de la película. Sea quien sea el coleccionista, tiene más duros que pesa y es un aficionado al cine.

La estatuilla subastada tiene este aspecto, hoy en día.

Cuatro millones de dólares por un recuerdo cinematográfico es una marca mundial. Hasta ahora, la marca la tenían los dos millones de dólares por los zapatitos colorados que Judy Garland calzó en El mago de Oz, vendidos en 2012. Uno de los Aston Martin que se empleó en la película Goldfinger, con Sean Connery haciendo de James Bond, se vendió por algo más de cuatro millones, más o menos lo que ha costado la estatuilla. Sin embargo, el automóvil está a medio camino de los coches clásicos y los recuerdos cinematográficos y uno no sabe muy bien en qué categoría considerarlo.

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