Los polacos en Somosierra (y V)


¿Hubo muchas bajas en Somosierra?

Se estima que los españoles perdieron a más de 250 hombres, sin contar con los 3.000 prisioneros que hicieron los polacos y las tropas que aseguraron el puerto de Somosierra justo al final de la batalla. 

El general don Benito de San Juan sufrió una muerte de la que procuramos no hablar demasiado. Él fue el primero que admiró la proeza de los polacos, pero también adivinó que eran pocos. Al ver que huían sus tropas, se puso frente a ellas, intentó detenerlas y les ordenó plantar cara al enemigo. A alguien le sentó mal que el general le diera órdenes, porque agarraron al general entre todos y lo lincharon ahí mismo. Murió ahorcado en un árbol, asesinado por sus propios hombres.

Placa conmemorativa, en una de las paredes de la ermita de Nuestra Señora de la Soledad.

¿Cuántos polacos murieron en Somosierra? No se sabe exactamente. Una cifra que suele darse es la de 57 bajas, entre muertos y heridos, pero se considera una cifra demasiado baja. Otra que se menciona a menudo es la de 84 bajas, entre muertos y heridos. Los expertos calculan unas cien bajas. El Boletín del Gran Ejército número 13 de 1808, donde relata la fantástica carga de los polacos, menciona ¡ocho muertos y diez heridos! Una cifra a todas luces falsa.

Una imagen contemporánea de la batalla.
Erróneamente, los polacos lucen el uniforme de gala.

Participaron ocho oficiales en esta carga de caballería. Todos fueron heridos y cuatro de ellos murieron en el campo de batalla o poco después. Dezydery Chlpowski, un oficial polaco del Estado Mayor del Emperador, visitó Somosierra días después y todavía vio cadáveres de polacos en la nieve, a lo largo del camino, y visitó a algunos heridos en la ermita. Le dijeron entonces que la mitad del escuadrón había muerto durante la carga. 

Napoleón se presentó en la posición recién tomada al enemigo poco después y entonces se encontró con unos soldados que se llevaban a Niegolewski, tan mal herido. El teniente todavía tuvo los redaños de alzar la voz y gritarle al Emperador: ¡Ahí tenéis vuestros cañones, Sire! y temiendo no haber sido oído, insistió ante uno de los ayudantes de campo de Napoleón: ¡Decidle que hemos capturado los cañones!

El capitán Dziewanowski perdió la pierna días después y sin tardar demasiado, la vida, pero antes recibió la Legión de Honor de manos del Emperador y del general Duroc en persona, que fueron a verle en el hospital de Aranjuez. Niegolewski también recibió los honores de tan altos personajes en el hospital. Se sabe que en 1855 Niegolewski todavía seguía vivito y coleando, pese a haber sido tan maltratado.

El 1 de diciembre de 1809, Napoleón organizó un desfile en Madrid donde condecoró con la Legión de Honor a los sargentos Babecki y Waligurski y al soldado Juszynski por haber capturado cada uno de ellos la bandera de un regimiento español, y repartió ocho legiones de honor más entre la tropa y ocho más entre los oficiales polacos. Contando que no sumaban más de cuarenta, uno de cada dos polacos que sobrevivió a la carga de caballería recibió la Legión de Honor de manos del Emperador en persona. Además, el regimiento pasaría a formar parte de la élite, la Vieja Guardia, pese a no tener más de un año de vida.

Napoleón se quitó la gorra y clamó en voz alta: ¡Polacos, sois el orgullo de mi Guardia Imperial! ¡Honor para los más valientes de los valientes!

¿Y qué respondieron los polacos?

Vivat Cesarz!

Qué, si no.

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