Hace un par de días, dije que en Francia habían dado con una segunda versión de Judith y Holofernes de Caravaggio (véase aquí). Con una posible segunda versión, porque todavía es pronto para asegurar nada. La noticia ha causado mucho revuelo y van conociéndose algunos detalles.
El cuadro que ha provocado tantas especulaciones mide 144 cm x 175 cm y fue encontrado por casualidad (sic) en abril de 2014, en el desván (en algún periódico dicen el pajar) de una casa de campo en los alrededores de Toulouse. ¡Caramba! Un cuadro. ¿Valdrá algo?
La familia que tropezó con el (posible) Caravaggio telefoneó a un subastero local, el señor Marc Labarde. El tipo examinó el lienzo y viendo que estaba muy sucio procedió a limpiarlo con agua y algodón y entonces descubrió que se las estaba viendo con una pintura del siglo XVII de la escuela de Caravaggio. ¡Atención!
Corrió a llamar a su socio, Eric Turquin, que procedió a partir de ese momento con muchas precauciones. Durante dos años, ordenó limpiar la pintura con las mejores técnicas y la sometió a toda clase de pruebas, entre las que se incluyen reflectografías de infrarrojo y radiografías. Cuando intentó sacar la pintura de Francia, seguramente para venderla, saltó la liebre y el gobierno prohibió su exportación porque bien podría ser un tesoro nacional, un Caravaggio de verdad. Ahora se la están mirando. Lleva en el Museo del Louvre tres semanas, cuando esto escribo, y recibe visitas de grandísimos expertos.
La pintura está muy bien conservada y si no es un Caravaggio, es de alguien bastante próximo. Hay quien dice que podría ser una copia de Louis Finson, como otra que hoy se conserva en Nápoles. Hay quien dice que es un Caravaggio.
El señor Turquin dice que la obra (traduzco) tiene la luz, la energía, típica de Caravaggio, sin errores, hecha con una mano firme y un estilo pictórico que la hace auténtica. ¿Qué va a decir, si no? Son, tirando por lo bajo, 120 millones de euros los de su negocio. Nicola Spinoza, que fuera director del Museo de Nápoles y es un gran caravaggista, confesó que (y vuelvo a traducir) uno tiene que reconocer que el lienzo en cuestión es un original verdadero del maestro lombardo, casi identificable de manera evidente, incluso sin tener a mano ninguna prueba tangible e irrefutable. Otra caravaggista de gran prestigio, Mina Gregori, no cree que sea original, pero habla de una innegable calidad de la obra.
El Ministerio de Cultura francés sólo ha dicho que es una obra muy importante del caravaggismo, cuya historia y atribución está siendo investigada a fondo. Durante 30 meses, la obra no podrá salir de Francia y los museos franceses podrán comprarla, si la creen valiosa. Así está la cosa.
Interesante es también el posible origen español de la obra. Por lo visto o dicho, el antepasado familiar coleccionista era un oficial de las guerras napoleónicas que estuvo en España y de donde se trajo obras de arte (mal oficial napoleónico sería si no lo hubiera hecho). Se dice que la familia ya vendió una importante obra de escuela española hace varias décadas con origen en ese antepasado. Por ahora sobre el origen se dicen esto y otras cosas también. A mi me sigue pareciendo extraño que este cuadro estuviera encerrado en el desván de una casa, en una habitación cerrada con llave y no abierta desde hacía más de un siglo y que la obra esté en perfectas condiciones (en los desvanes hay humedad, moho, xilófagos, roedores...). Teniendo en cuenta las noticias sobre casos de posibles falsificaciones con origen en Francia que se extienden por Europa, con obras de Hals, Cranach, Pontormo, Gentileschi, Corregio o Velázquez es para pararse un momento y dudar.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por el comentario!
EliminarEn efecto, cualquier duda es razonable y no son pocas las que se tienen. Esperemos a ver qué dicen los expertos. Pero cosas más raras se han encontrado en los desvanes.
En cuanto al oficial napoleónico y el posible origen español de la obra... Cuentan que a la muerte de Caravaggio se perdieron muchas pinturas (muchas son un máximo de media docena larga) y que fueron a parar a manos del gobernador de Nápoles, que luego, es posible, las llevaría a España. ¡Quién sabe! Igual anda un Caravaggio colgado de las paredes de una iglesia de pueblo y nadie se ha enterado todavía. Estas cosas dan para soñar.
Y unos cuantos se ha ido perdiendo inexplicablemente. El Martirio de San Andrés después de siglos en España se fue a Cleveland inexplicablemente, el sacrificio de Isaac (ahora atribuido a Cavarozzi) salió en fechas menos recientes, pero de el pasado siglo XX camino de los EEUU y más recientemente un San Agustín que surgido en Barcelona ha sido atribuido a Caravaggio y aunque no me convence, una vez limpiado no parece mala obra http://caravaggio.com/view_images/700/I003283hqg.jpg
EliminarGracias por traernos las novedades sobre Caravaggio y por el resto de entradas por supuesto.
Un saludo.