Un año más, recuperando una antigua tradición familiar, saludo a la República con vivas y vítores y añoramos aquello que pudo ser y no fue. Por suerte, y por lo mucho que muchos se esforzaron, hoy vivimos en una democracia plena, sujeta a un Estado de Derecho, que es (bien lo sabemos) mejorable, pero que no tiene nada que envidiar a cualquier otra democracia de nuestros alrededores. Es el trabajo de todos nosotros mejorarla, poquito a poco, día a día, y no andar metiendo palos en las ruedas del progreso, la libertad, la igualdad y la fraternidad. Por eso, ¡viva!
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