Este apunte va dedicado a esbozar el estudio de las aves nocturnas del centro de Barcelona. El ornitólogo se lanzó a la calle la noche pasada, con un grupo de estudiantes de italiano, para echarse unas risas y cenar la mar de bien en un local singular, Le Cucine Mandarosso (www.lecucinemandarosso.com), y allá topó con la primera de las aves nocturnas del día... de la noche, perdón.
Era una Rosae Venditrix sp., abundantísima. Su canto es monótono: Te la dejo por un euro, te la dejo por un euro... y viene acompañado de gestos insistentes. El pájaro se avista preferentemente en locales concurridos, y a ése siguieron muchos otros avistamientos.
Después de la cena, el ornitólogo y sus amigos fueron a un local nocturno a tomar unas copas. Era un local oscuro, ruidoso, lleno de humo, que apestaba a sudor y tabaco, decorado como un puticlús de carretera (es decir, a la última). Este hábitat es el natural de muchas aves nocturnas, como, por ejemplo, la Auis Mojitae, que se alimenta de ron y menta, o la Gallina Exilis, que compite con la Gallina Copiosa por atraer al macho (Gallus Estultus). La primera resalta por su esbeltez y un plumaje exiguo, que no oculta nada; la segunda, por su abundancia, que no hay plumaje que pueda ocultar; el macho (Gallus Estultus) se descubre por su mirada fija en la pechuga de la hembra y por su ritual de apareamiento, acompañado de un sonido como de risa idiota. También se dieron avistamientos de algún macho de la Paua Musculata, algunas hembras de Seruus Fashionibus, etc.
Abundaron los avistamientos de aves migratorias. Se anotaron avistamientos de una infinita variedad de Guiris Guiris sp.: Guiris Germanicae, Guiris Britannicae, Guiris Gallicae o Guiris Italicae. Aunque varía la morfología del plumaje y su canto es diverso, comparten pautas de comportamiento: rubor etílico, gritos de cortejo y apareamiento, concentración diurna en la orilla del mar, etc.
De vuelta a casa, el ornitólogo paso por delante del edificio del Palau de la Música. Una placa recuerda el avistamiento de la mítica ave Félix, pero éste es pájaro de mucho cuidado que actúa a plena luz del día.
Era una Rosae Venditrix sp., abundantísima. Su canto es monótono: Te la dejo por un euro, te la dejo por un euro... y viene acompañado de gestos insistentes. El pájaro se avista preferentemente en locales concurridos, y a ése siguieron muchos otros avistamientos.
Después de la cena, el ornitólogo y sus amigos fueron a un local nocturno a tomar unas copas. Era un local oscuro, ruidoso, lleno de humo, que apestaba a sudor y tabaco, decorado como un puticlús de carretera (es decir, a la última). Este hábitat es el natural de muchas aves nocturnas, como, por ejemplo, la Auis Mojitae, que se alimenta de ron y menta, o la Gallina Exilis, que compite con la Gallina Copiosa por atraer al macho (Gallus Estultus). La primera resalta por su esbeltez y un plumaje exiguo, que no oculta nada; la segunda, por su abundancia, que no hay plumaje que pueda ocultar; el macho (Gallus Estultus) se descubre por su mirada fija en la pechuga de la hembra y por su ritual de apareamiento, acompañado de un sonido como de risa idiota. También se dieron avistamientos de algún macho de la Paua Musculata, algunas hembras de Seruus Fashionibus, etc.
Abundaron los avistamientos de aves migratorias. Se anotaron avistamientos de una infinita variedad de Guiris Guiris sp.: Guiris Germanicae, Guiris Britannicae, Guiris Gallicae o Guiris Italicae. Aunque varía la morfología del plumaje y su canto es diverso, comparten pautas de comportamiento: rubor etílico, gritos de cortejo y apareamiento, concentración diurna en la orilla del mar, etc.
De vuelta a casa, el ornitólogo paso por delante del edificio del Palau de la Música. Una placa recuerda el avistamiento de la mítica ave Félix, pero éste es pájaro de mucho cuidado que actúa a plena luz del día.
¡Buenérrimo!
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