Manifestación de pago


Una manifestación en la que hay que hacer una reserva y vestir uniforme.
Yo no quiero vivir en un país donde se privatizan hasta las manifestaciones.

Hay que reconocer el mérito donde esté. Los convocantes de la próxima manifestación del 11 de septiembre han puesto precio a manifestarse. Claro que será una manifestación especial, dicen, por la que vale la pena pagar para participar. Especial por histórica, por chachi, por demodé, porque irá mucha gente... Por coreana. 

Infografía del mosaico humano que pretende crearse en la Diagonal, frente al Corte Inglés.

Quiero decir que no será una manifestación al uso, sino que la intención es disponer a cada uno en su lugar y vestirlo de un color determinado para que los helicópteros que sobrevuelen la zona puedan apreciar el dibujo de la bandera patria hecho de personas que reniegan de su condición para integrarse en una muchedumbre y formar parte de un mosaico. Es la materialización de la renuncia a la individualidad, de la que tanto habló Sartre.

Coste medio de la reserva los primeros cinco minutos.
Teléfono fijo, 0,50 euros.
Teléfono móvil, 2,50 euros.
A partir de ahí, cada minuto cuesta unos 40 céntimos.

Así que han dividido la zona donde se manifestará el pueblo en forma de un mosaico y usted tiene que llamar para reservar plaza. 

---Oiga, que me apunto. 
---¿Qué tramo prefiere? 
---¿Tienen uno de amarillo? Todavía conservo la camiseta del año pasado.
---Están muy solicitados y casi no queda sitio. Tendrá que ser rojo.
---¿Rojo? ¡Caramba! Tendré que comprar la camiseta.
---Nosotros vendemos una, si quiere ---y más de una.

Total, que encarga el sitio donde se manifestará y adiós. Habrá pagado unos 50 céntimos si llama desde un teléfono fijo y unos 2,50 euros si llama desde un teléfono móvil, de media. Ése es el coste de una llamada a un 902. Aparte, la camiseta. Además, también venden banderas, pegatinas, pancartas... 

Si no le apetece comprar una camiseta roja o gualda, tiene otras opciones.

Presentarse completamente equipado por las organizaciones convocantes le puede salir por un ojo de la cara. El año pasado, sólo la ANC recaudó dos millones y medio de euros en merchandaisin (se pronuncia merchandising) durante la preparación de la cadena humana que reunió a unos ochocientos mil catalanes entre Francia y Valencia.

Uno de los kits a la venta el año pasado.
Como antaño, se prefiere que los manifestantes vayan de uniforme.

El problema será, una vez más, los chinos. Ya arruinaron, hace unos años, la venta de banderas de la ANC vendiéndolas ellos a mitad de precio. Ahora comienzan a verse camisetas rojas y gualdas en los bazares chinos y son las que compran los turistas.

Otro problema será convencer a los barceloneses de no manifestarse donde les dé la gana y con la ropa que les salga del armario. Las inscripciones y reservas para ocupar un tramo de la manifestación son un 75% inferiores a las del año pasado, porque me da que los barceloneses se van a pasar por el forro la reserva del lugarcito para manifestarse. ¡Me van a decir a mí dónde tengo que manifestarme, en mi casa! ¡Es algo tan hispano, tan mediterráneo...! ¿Recaudarán lo mismo que el año pasado? Lo dudo.

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