Uno de cada cuatro


Estos días se han publicado las cifras de pobreza infantil en Cataluña y en España y ponen los pelos de punta. En especial, la cifra en Cataluña, que muestra una desigualdad espantosa en el reparto de la renta y un problema muy serio que, banderitas mediante, intentan que pase desapercibido.

Si usted no es bueno en matemáticas, lo siento, pero ahí van unas cifras.

Uno de cada seis españoles es catalán. Dicho de otra manera, en Cataluña hay unos 7.500.000 habitantes, en números redondos. Uno de cada seis catalanes es un niño (tiene 14 años o menos); en España, la proporción es similar. El PIB de Cataluña es el 18,6% del PIB español y su población, un 16% de la española. 

Dicho de otra manera, nuestra renta per cápita está por encima de la media española. La renta per càpita en España es de 23.100 euros (2015); en Cataluña es de 27.700 euros (2015). Mientras la renta disponible per cápita es de unos 14.000 euros en España, sube a los 18.000 en Cataluña.

Cataluña es la cuarta Comunidad Autónoma en nivel de renta y la inversión pública en Cataluña por habitante está situada en la media española y se ha instalado ahí hace ya muchos años. Ojo al dato.

Vayamos a lo que me preocupa, relacionado con la tasa del riesgo de pobreza y exclusión social. Un hogar está en riesgo de pobreza si está por debajo del 60% de la mediana (de la mediana, no de la media) de la renta familiar. Cuanto más desigual sea el reparto de la renta entre la población, más por debajo de la media estará el umbral de pobreza (i.e., más pobres serán los pobres).

En España, uno de cada seis niños (0-14 años) vive en situación de pobreza. Hablamos de 1.350.000 niños, aproximadamente. En Cataluña, uno de cada cuatro; en valor absoluto, más de 350.000 niños. ¡Uno de cada cuatro! En porcentajes, un 16% de los niños españoles es pobre; en Cataluña, que es más rica que el resto de España, un 25%. A tal punto la pobreza infantil es mayor en Cataluña (siendo más rica) que uno de cada cuatro niños españoles pobres es catalán. 

Recuerdo, Cataluña tiene una renta superior a la media española, somos la cuarta Comunidad Autónoma en riqueza (renta per cápita o renta disponible per cápita) y el gasto público por habitante está en la media española desde hace más de veinte años. Y tenemos más niños pobres que nadie. No es para presumir.

¿Por qué hay más niños pobres en Cataluña que en el conjunto de España? La clave está, por un lado, en la desigualdad de la renta. Es decir, la diferencia entre las rentas más altas y las más bajas. ¿Son los ricos los que acumulan las rentas o éstas se reparten entre la población? 

Está visto que no se reparten las ganancias de la renta, pero sí las pérdidas. En lo más álgido de la crisis (que coincide con el gobierno de CiU con el PP primero y con ERC después, hasta ahora) se disparó la desigualdad social en Cataluña. La población en riesgo de pobreza ha crecido alrededor de un 50% y el segmento de población que acumula riqueza es menor que hace diez años, pero apenas un 9% menor. Pero, eso sí, los ricos son más ricos ahora que entonces. Obsceno. 

Otra explicación es la estructura de gasto público de la Comunidad Autónoma. El gasto público por habitante en Cataluña se sitúa en la media española, recuerdo. Nueve de cada diez euros de este gasto público son gestionados directamente por las instituciones políticas catalanas, ayuntamientos, diputaciones y Generalidad de Cataluña (que administra a discreción más de siete de cada diez euros del erario público gastados en Cataluña). Pero algo no funciona. Me da que ese dinero está mal administrado. Verán por qué.

La inversión en sanidad pública por habitante está entre la 14.º y la 16.ª posición de las 17 Comunidades Autónomas (depende del año), un 25% por debajo de la media española. Otro tanto sucede con la educación, donde seguimos a la cola en inversión por habitante o alumno, en porcentajes similares. En gastos sociales (rentas de reinserción, dependencia, etc.) estamos en la cola, sólo por delante de Ceuta y Melilla. Etcétera. Bajando a lo concreto, las becas-comedor o las rentas básicas de inserción reciben menos dinero ahora que hace diez años, y ahora son mucho más necesarias. En valores relativos a gastos sociales, estamos en el furgón de cola y llevamos ahí muchos años.

Si hablamos de recortes, es un no parar y todos sabemos que el gobierno del señor Mas mostró una afición a los recortes que no fue superada ni por el Gobierno de España ni por el de ninguna otra Comunidad Autónoma. Especialmente, en sanidad, educación y servicios sociales. Ahí está, no hace falta insistir en ello. Mal estábamos y ahora estamos peor.

La sospecha de la mala administración crece cuando hablamos de la deuda de la Generalidad de Cataluña, que se ha doblado dos veces (sic) en los últimos años. Durante los dos últimos años del Tripartito (cuando arrancó la Crisis) pasó de 15.000 a 35.000 millones de euros. Bajo el gobierno de los convergentes, aliados con el PP o con ERC, tanto monta, monta tanto, la deuda ha crecido hasta los 75.000 millones de ahora mismo, que es un 36% del PIB de Cataluña. Si no gastan ese dinero ni en sanidad ni en educación ni en servicios sociales ni en cultura... ¿en qué lo gastan?

Con estas cifras en la mano, es evidente que quienes mandan y quienes han mandado estos últimos tiempos no han hecho bien su trabajo y que nos han metido en un lío que nos ha hecho, y nos va a hacer, mucho, mucho daño. Hablo de su mala gestión, no de otra cosa. El asunto de las banderitas se presenta, bajo esta luz, como una cortina de humo que permita disimular su incompetencia y echar balones fuera. Por ahora, lo consigue. Cuando deje de conseguirlo, vamos a ver qué pasa.

Porque la realidad es muy tozuda. Uno de cada cuatro niños catalanes es pobre. Así, tal cual. Y no parece que nadie quiera remediarlo.

1 comentario:

  1. Soy de ciencias y estos números los entiendo mejor que el discurso triunfalista de los políticos. Aumenta la desigualdad y para esconderla levantan una cortina de humo formada por consignas. Se sustituye el programa político por ilusiones, y sobre este panorama de pobreza se presenta una arcacia ubérrima donde todos seremos felices.
    Hay barrios de Barcelona donde aumenta la ceguera infantil por desnutrición, donde los alimentos del Banco de Alimentos se reparten mal debido a la administración y por un exceso de burocracia.
    Volvámos a los números y dejémonos de tanto discurso baldío y tanta mentira.
    Salud
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar