Las cenizas del fútbol


Columbario romano.
En un recinto funerario, no en un estadio de fútbol.

Los arqueólogos me darán la razón: sabemos cómo es una sociedad por cómo muere uno y por cómo lo tratan una vez muerto. En las necrópolis vive una parte de nosotros, si me permiten el juego de palabras, y a eso voy. Lo que sigue parece un sainete cómico, un entremés surrealista, algo que, si me lo hubiera inventado y escrito en un cuento o una novela, me lo habrían echado en cara como fantástico o estúpido. Pero, ah, amigos, es realmente cierto y estos días ocupa un espacio en los periódicos. Va de muertos, fútbol y algo que en lenguaje judicial no sé cómo se dirá, pero que en lenguaje llano huele a estafa.

El fútbol es lo más parecido que tenemos a una religión, dejando a un lado el culto a las excelencias de la patria. De hecho, el fútbol es un caso restringido de excelencias patrias, limitado a once caballeros que corren en calzoncillos detrás de un balón, que representan y encarnan el espíritu del pueblo (perdonen que no emplee las mayúsculas esta vez, no se merecen). Uno de los ejemplos de libro de esta religión es el Fútbol Club Barcelona, que no el Club de Fútbol Barcelona, más conocido como Barça. 

El Barça tiene culers (en catalán) o culés (en español), que son al club lo que los numerarios al Opus Dei y viven la religión del balompié con una fe y una entrega absolutas, con eso que, soto voce, decimos fanatismo. Pero no sienten amor por el deporte en sí, sino por el Barça, y afirman que la institución es más que un club, extasiados. En eso hay que darles la razón, porque el Barça quiso ser, además de un club deportivo, un cementerio.

El columbario del Atlético de Madrid.
Nunca faltan clientes.

No es algo novedoso. En España, el Atlético de Madrid, el Betis y el Español tienen, los tres, un columbario propio. Estos tres clubes son, en propiedad, más que un club y el Barça intentó no quedarse atrás y adentrarse en los negocios funerarios.

En el cementerio de Les Corts, de Barcelona, existe un memorial que honra a los hinchas muertos en cumplimiento del deber (es decir, aplaudiendo a su equipo). ¡Cuántas vidas puede costar un penalty...!

Supe de la noticia hace años, pero me olvidé de ella, lo admito. He vuelto a saber de ella cuando se publica que el Juzgado Número 7 de Barcelona investiga al F.C. Barcelona por estafa, y lo de presunta no lo digo porque me suena a eufemismo. ¿La razón?

En 2011, la directiva del club, presidida por el señor Rosell, tuvo la ocurrencia de abrir un columbario en el estadio. Como ya he dicho, otros estadios tenían o estaban a punto de tener un columbario propio. Un columbario, por si no lo sabían, es un lugar donde se depositan las cenizas de los muertos, lo que queda de ellos después de haberlos incinerado y pulverizado. 

Clientes potenciales, un montón.

Parecía una buena idea. No faltarían culés que quisieran reposar sus cenizas junto al hormigón de su amada patria futbolera, cerca, bien cerca, del escenario de las balompédicas glorias del Barça. Alguno creería poder seguir los partidos no en cuerpo, pero sí en alma, y los parapsicólogos se pondrían las botas contando los espíritus que domingo sí, domingo no, llenarían el campo animando al club. El estadio presumiría de una capacidad de (pongamos) 80.000 socios vivos y unos cuantos miles más muertos. Da un poco de grima, ¿no?

¿Qué dice la Iglesia de todo esto? En las últimas instrucciones del Vaticano sobre las cenizas de los muertos nadie dice nada de los estadios de fútbol, pero no son camposantos y, a decir verdad, tal devoción por el fútbol que provoque preferir el amparo blaugrana al del agua bendita deja bien a las claras de qué fe era seguidor el difunto y qué fe profesa su familia. Pero cada uno muere como quiere y cree en lo que cree, no pienso discutir este extremo, porque es tan legítimo creer en el Barça como en el milagro del cojo de Calanda. No hablaba de eso.

A lo que íbamos. La idea del columbario en el estadio fue aplaudida por todos y se otorgó la gestión comercial de los nichos a una empresa llamada GIEM Esports. GIEM Esports cedió esos derechos comerciales a otra empresa, Espai Memorial Barcelonista. Una y otra empresa eran propiedad de la misma persona, lo que comienza a oler a chamusquina. Tenían la forma de sociedad limitada y Espai Memorial Barcelonista partía hacia la aventura del negocio de las pompas fúnebres deportivas con un capital social de 3.100 euros. Su actividad se describió así en el Registro Mercantil (y copio): Asesoramiento, comercialización, compraventa, arrendamiento, explotación, cesión, de licencias internacionales, cobros de royaltíes, cesión de columbarios cinerarios, artículos relacionados con el sector funerario, en ámbito deportivo. Añado que las tildes las he puesto yo (en la ficha original no había ni una, con la excusa de emplear letras mayúsculas) y que los errores de puntuación son los que aparecen en el registro.

Proyecto de columbario culé. 
No se rían, que esto es muy serio.

El columbario no iba a salir gratis. El F.C. Barcelona exigía, a cambio del espacio cedido, seis millones de euros. Seis. Antes de empezar las obras de la instalación funeraria, tenía que pagarse un adelanto, dos millones. Las dos empresas antes citadas pusieron manos a la obra para recaudar tanto dinero y fueron a buscar, cómo no, fanáticos futboleros que soñaban con ese descanso eterno descrito unas líneas antes. Eran pequeños inversores que querían morir blaugranes y que aportaron, todos juntos, alrededor de un millón trescientos mil euros. El columbario tenía que estar acabado y a punto para ofrecer sus servicios el pasado 31 de mayo. Si ese día no se había construido el columbario, lo invertido más mil euros sería pagado a los inversores, que no verían mermada su fortuna.

El proyecto del columbario balompédico culé.
Si esto no es un templo, paren esto, que me bajo.

¿Qué ha pasado para que el Juzgado Número 7 de Barcelona investigue el caso? Que el columbario no se ha hecho ni parece que haya habido intención de hacerlo, y puesto que no se hace, los inversores han pedido que se les devuelva el dinero adelantado y los mil euros de propina. Pero tanto el empresario encargado de la gestión comercial de los nichos como el F.C. Barcelona han respondido que si te he visto, no me acuerdo, y veintitrés estafados (presuntamente, si quieren) han demandado a ambos, al club y al empresario.

Según consta en la demanda, hay mar de fondo. Un directivo del club era también asesor de la empresa funeraria y se acusa a unos y otros de estar al tanto del negocio. Pero, sea como sea, ninguna de las partes implicadas respondió a los inversores, éstos presentaron una denuncia y la Fiscalía tomó cartas en el asunto el 11 de agosto. El 21 de octubre, después de la pertinente investigación, el caso ha pasado a los juzgados. 

Los demandantes y el fiscal aseguran que el asunto es más turbio de lo que pensaban en un principio. Ese millón trescientos mil euros adelantado podría llegar, sostienen, hasta los cuatro millones, con los que se lucró el club y, supongo, también el empresario y sus amigos. Eso dicen los demandantes, no lo digo yo, aunque a mí no me extrañaría nada y me inclino a pensar que un club que nos ha robado a todos nosotros tanto dinero engañando a Hacienda (varias docenas de millones de euros, literalmente), es capaz y bien capaz de esquilmar a sus feligreses. El mundo del fútbol es muy sucio.

Pero ¡ahí lo tienen! El estadio, lleno y la televisión, la radio y los periódicos, a tutiplén con la murga del fútbol y las heroicas gestas de once mercenarios en calzoncillos. Es lo que tiene la fe ciega, que admite el robo como virtud. Y eso que vale para el fútbol, vale para el país. ¿Qué país? Pueden elegir cuál de ellos, no importa.

3 comentarios:

  1. Ortega tiene un ensayo, pequeño pero jugoso, titulado "El orígen deportivo del Estado".

    Lo descubrí gracias a unas "sabatinas" de Grgorio Morán. Creo que casa bien con lo que ud. ha escrito.

    La religión del "fútbol" no es una ideología, es un comportamiento que bordea siempre los límites facistoides del absolutismo.

    Salut.

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    1. Gracias por la mención del ensayo de Ortega (que no conocía). ¡Y muchas más gracias por leerme!

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  2. Lo puede ud. encontrar en PDF.
    Un abrazo
    Miquel

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