Son los últimos de la procesión, que cierran con marchas y pasodobles. Por mucho que el pasodoble se titule Aires del Montsià, pasodoble es y será, que es lo que toca. Venga en este párrafo el reconocimiento que merece la banda. Cuernos, trombones y tubas, acarreadas durante horas y horas entre calores, turistas, indígenas y niños llorones, merecen un fuerte aplauso.
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