Hoy me han dejado probar un coche eléctrico, el Think City, de la casa Think (http://www.think.no/). El cacharro se vende ahora en España, después de venderse en Noruega, Austria y Holanda, por el módico precio de 34.000 euros (sin subvención, 40.000). Tiene un motor de 30 kW (41 CV, caballo más o menos), un cambio automático, una carrocería de plástico autoportante y un peso total de tonelada y cuarto, batería y electricidad incluídas. Hace 3,19 m de punta a rabo y admite dos plazas más un espacio de carga (donde podrían acomodarse dos plazas más). Para cargarlo, diez horas de enchufe (2,2 kW), que salen por poco más de un euro y dan para 150 km. Etc. Si la electricidad es nuclear o renovable (como en Cataluña), casi no emite CO2. Si la electricidad es de origen térmico... Mejor no saberlo, pues entonces echará más humo que un diésel.
¿Mi impresión? Que tira como un demonio desde el primer momento (el par motor de un motor eléctrico es casi constante), frena con uñas y dientes y es divertido de conducir. Pero no me llega para comprarlo, no tengo donde enchufarlo, y salir de la ciudad, poquito.
¿Mi impresión? Que tira como un demonio desde el primer momento (el par motor de un motor eléctrico es casi constante), frena con uñas y dientes y es divertido de conducir. Pero no me llega para comprarlo, no tengo donde enchufarlo, y salir de la ciudad, poquito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario